Arzhvael (libro 10. Criaturas Mágicas)

Cap. 63 Desaparecidos

 

Mael se estaba paseando por el bosque y preguntándose por qué razón no podía dar con Elizabeth si se suponía que él podía encontrar a cualquiera en cualquier parte, cuando sintió una presencia diferente a las que usualmente iban tras él, pero como no era nadie a quien quisiese ver y realidad no quería ver a nadie que no fuese Lizzy, siguió caminando con la silenciosa compañía a pocos pasos de él.

  • Creo que Svan está en muchos problemas – dijo Arkyn que estaba inusual y obligatoriamente en silencio debido al ánimo de Mael y se había alegrado al tener más compañía
  • No tendría por qué – contestó el recién llegado
  • ¿No tendría por qué? – preguntó – Ya sé que tú todo te lo tomas con mucha calma, pero yo he conocido a este sujeto casi toda la vida, lo he visto pasar por cosas y por momentos terribles, pero es la primera vez que lo veo de ese modo, así que o Svan tiene una excelente explicación y espero que tenga ocasión de darla antes de que él lo destroce, o no piensa dejarse ver nunca más

Podían haber pasado horas o solo minutos, pero repentinamente Mael sintió que el vello de la nuca se le erizó y sus acompañantes acortaron la distancia adoptando el mismo aspecto que él.

  • Uzkyz – dijo Arkyn

Mael sabía eso, pero tenía expresión de confusión, porque estaba bastante seguro que aquel estaba muy lejos de ser un lugar en el que se pudiesen encontrar a aquellas criaturas, pero como también sabía que averiguar por qué estaban allí no lo ayudaría en nada, adoptó su otra naturaleza y se preparó junto con los otros a hacerles frente. El trámite les llevó un cortísimo tiempo a pesar de que ellos eran solo tres, porque el grupo de Uzkys era muy reducido, lo que les extrañó aún más. Mael decidió hacer una revisión exhaustiva de los alrededores, pero al amanecer no habían encontrado señas de más presencia Uzky en la zona, pero igual después de darse un baño se fue a participárselo a Iván.

 

Lizzy había pasado los últimos días con un ánimo que estaba a mitad de camino entre la tristeza y la ira, y aunque de algún modo entendía lo primero, no lo segundo pues nadie le había hecho nada. Svan por su parte y acostumbrado como estaba a vivir solo, ya que era del tipo ermitaño, no le buscaba una conversación que no le interesaba y se limitaba a cuidar de que estuviese alimentada, abrigada y en líneas generales cuidada. Sin embargo, al tercer día de estadía en aquel lugar, a Lizzy pareció despertársele la curiosidad, así que cuando él le acercó el plato con algo que tenía el aspecto de una hogaza de pan con algún tipo de carne, Lizzy lo miró por más tiempo del habitual.

  • Pruébelo antes de decir que no le gusta – dijo él pensando que eso era lo que iba a decir

Aunque Lizzy había prestado más bien poca atención a lo que había estado comiendo, de manera lejana había notado que Svan parecía poco inclinado a comer hortalizas y casi siempre preparaba diversos platos, pero siempre compuestos de carne.

  • Solo quería preguntar dónde estamos
  • Ya se lo dije, en…
  • Casa – completo ella – pero nunca me has dicho dónde es eso
  • Pues aquí – dijo él disponiéndose a salir
  • Óyeme, estoy hablando contigo

Svan se detuvo girándose y clavando sus verdes ojos en los de ella, pero sin decir nada.

  • Este lugar tiene un nombre ¿no?
  • No que yo sepa
  • Vamos hombre, todos los bosques tienen un nombre
  • ¿De veras?

Lizzy resopló con frustración, pues mantener una conversación Svan nunca le había resultado tan difícil. Ella sabía que él no hablaba mucho, pero en los últimos años solían mantener cortas pero instructivas conversaciones. Por Svan se había enterado de muchas cosas relativas a su raza, había aprendido mucho más acerca de cómo ubicarse según la posición de las estrellas que en sus clases de Cystersau, y ciertamente había mejorado su técnica con el arco, aunque eso jamás se lo diría a Elijah, por ejemplo. Pero en los últimos dos días, Svan parecía muy poco inclinado a decir nada, y aunque en principio no era que ella tuviese muchos deseos de hablar y solo estaba peleándose consigo misma, ahora quería hablar y él seguía en su posición.

Como Lizzy había pasado tanto tiempo en silencio, Svan pensó que no diría nada más y comenzó a moverse de nuevo hacia la puerta, pero ella se levantó de la silla y fue tras él.

  • ¿A dónde vas?
  • ¿Hay algún motivo por el que eso le interese?
  • Pues… porque… porque quiero saberlo
  • Valk encontró un nido de aves en malas condiciones y voy a verlo

Dicho esto, emprendió la marcha y Lizzy fue tras él. No obstante, sin previo aviso Svan la sujetó por la cintura y Lizzy sintió que el piso faltaba bajo sus pies. Habiendo crecido junto a Elijah, ella estaba acostumbrada a aquellos veloces traslados y sin aviso previo, de manera que no experimentó el malestar que solía experimentar la mayoría de las personas, pero aun así protestó lo mismo.

  • Podrías avisar ¿no?
  • Era usted la que quería venir – dijo él y siguió su camino
  • ¿Puedo saber qué te sucede? – le preguntó, pero como él no contestó, probó de otra manera – Acaso estás molesto porque dije que tu casa no era… bueno en realidad no dije nada, pero…
  • Mis estados de ánimo no dependen de lo que los demás digan, hagan o piensen, señorita Elizabeth, así que deje de preocuparse
  • No estoy preocupada – dijo ella, aunque luego rectificó – bueno sí lo estoy, porque me has ayudado y…
  • Dije que no debía estarlo – la interrumpió él, pero le hizo un gesto imponiéndole silencio




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