Arzhvael (libro 10. Criaturas Mágicas)

Cap. 78 Ira

 

Al último lugar al que Garlan quería ir era a Averdeen, sin embargo, Alaric se ocupó diligentemente de llevarlo, pero una vez allí, Garlan buscaba desesperadamente la forma de controlar su genio que, si de ordinario no era precisamente agradable, en aquel momento era simplemente maligno. A pesar de lo anterior, notó que Alaric estaba no solo muy callado, sino solo y en exceso tranquilo cuando lo habitual habría sido que estuviese incordiando con los dos pares de gemelos o con Dreo y Vladimir, así que se fue derecho hacia él, pero Alaric pareció no notar su presencia, de manera que Garlan siguió la dirección de su mirada, pero como solo vio a una de las trillizas a quien identificó con rapidez como Galadriel pues Gema parecía pegada al desgraciado McKenzie, y Gamariel estaba haciéndole la vida miserable a Iván, agitó la mano frente al Arzhaelí.

  • ¡Ey! – dijo, pero como no contestó, agregó – ¿Sucede algo con Galadriel?
  • No con ella
  • ¿Con quién entonces?
  • Conmigo
  • Eso es evidente, pero como aún no soy adivino, te agradecería ahorrarme el trabajo y decirme de qué demonios se trata
  • Tengo un enorme problema

Garlan estaba convencido, y en realidad todo el que lo conocía, que los Dioses habían olvidado darle algo tan útil y necesario como la paciencia, de manera que golpeó la cabeza de Alaric.

  • No adelantamos mucho con eso, necio – pero como Alaric seguía en silencio – ¡Alaric! – le gritó casi en el oído
  • ¿Hermano, podrías matarme?
  • Claro, pero al menos dime la razón para que Glen tenga una oportunidad de evitarme el odioso trámite de ser enviado a Fangelsi. En cualquier caso, ¿Por qué yo, si los vampiros quieren tu cabeza?
  • Garlan…
  • Habla de una maldita vez, infeliz – le dijo al ver que no avanzaba – ¿En qué horroroso lío te metiste?
  • Me enamoré

Garlan lo miró como si no hubiese dicho nada, pero cuando registró con corrección el asunto, volvió a golpearle la cabeza.

  • ¿Qué sucede contigo? ¿Crees que estoy para bromas, estúpido?
  • No es broma
  • ¡Ah, sí! Desde luego que lo es, porque en principio, tú te pasas cinco días a la semana enamorado y los otros dos buscando de quien enamorarte, así que no fastidies.
  • Garlan, es en serio. Amo a una chica

A Garlan le tomaría algunos segundos que lo dicho por Alaric encontrase una imagen correspondiente en su cabeza, pero con la arbitrariedad que lo caracterizaba, esa imagen casi le produjo un colapso, porque después de mirar a Alaric, giró la cabeza hacia donde estaba la trilliza y luego de nuevo hacia el arzhaelí, concluyendo que efectivamente aquel cretino estaba en muchos problemas, pero casi al mismo tiempo lo sujetó por la chaqueta y lo zarandeó.

  • ¡Gailard! – exclamó haciendo que varias cabezas se girasen – ¿Acaso has perdido el juicio?
  • Estoy bastante seguro de eso – contestó, y Garlan nunca en su vida había estado más de acuerdo con él

Sin embargo, pareció encontrar improcedente apalearlo allí, de manera que lo arrastró hacia el jardín haciendo a un lado algo que, específicamente a él, molestaba mucho como era el frío.

  • ¿Garlan, no podrías matarme dentro de la casa? Aquí perscarás una pulmonía
  • ¿Qué demonios te sucede, infeliz? – preguntó acomodándole un puñetazo
  • ¿Podrías hacer esto en forma, rápida, indolora y en silencio?

No obstante, o bien Garlan no lo estaba escuchando, o no le interesaba complacerlo, porque siguió apaleándolo hasta que Alaric se cansó de esquivar golpes.

  • ¡Capta! – le lanzó y Garlan quedó inmovilizado por unas cuerdas – Te pedí con claridad que me mataras, no que…
  • ¡Cretino infeliz!
  • Sé que no fue la mejor idea y te puedo asegurar que sucedió sin mi concurso, pero…
  • ¡Hay millones de criaturas en el mundo y no tenías derecho a poner los ojos en esa!
  • Bueno sí, pero…
  • Y no será necesario que yo te mate, desgraciado, porque Cornwall se encargará de eso
  • Un momento, no te he dicho de quién se trata ¿Y qué tiene que ver Giulian en esto?
  • ¿Y crees que hacía falta? Por la forma en la que la mirabas…
  • ¿A quién?
  • ¿Cómo que a quien? ¡A Galadriel!  Y créeme, Cornwall no tendrá en cuenta que él mismo haya pasado por esa situación con la Niña.

Los azuels ojos de Alaric, que normalmente parecían salpicados de destellos brillantes como los de todos los elfos de Garselid, en ese momento aparte de abrirse con desmesura, parecían más brillantes aún, pero por efectos primero de la sorpresa y seguidamente por la ira, y de allí pasó a ser él, quien sacudiese a Garlan.

  • ¡Escúchame bien, infeliz! – le dijo después de levantar el conjuro y acomodarle dos puñetazos – Es posible que haya perdido el corazón por una chica que no es mi ahijada, lo que no he perdido es la cabeza como ciertamente es tu caso
  • ¿Y entonces quién es la dudosamente afortunada? – preguntó olvidando de un plumazo, con su practicidad habitual, los golpes y lo que había estado pensando




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