Arzhvael (libro 11. La ira de los Dioses)

Cap. 04 Regresando

 

A pesar de que Elijah era un berserker, y por tanto amaba los espacios abiertos y el aire libre, se había pasado buena parte de su infancia bajando al fondo del lago de Averdeen, y aunque no era que esto pudiese considerarse un espacio cerrado, los demás berserkers así lo veían. A pesar de que, en un inicio, cuando comenzó la escuela, echaba mucho de menos estos paseos, aquella práctica fue disminuyendo conforme iba creciendo hasta casi desaparecer por completo, especialmente en los últimos años en los que se habían dedicado con tanto ahínco al trabajo.

  • Bienvenido a casa, Elijah

Aquello pareció sacar al chico del trance en el que se encontraba y miró, con cierta sorpresa a su alrededor.

  • ¡Demonios! – exclamó – ¿Cómo llegué aquí si…? – pero se detuvo y miró a la ninfa que lo había conducido hasta allí para después posar su mirada en las dos mujeres que se sentaban frente a él – ¿Cómo sucedió esto? – preguntó en tono disgustado – Se supone que ninguna de ellas tiene…
  • Calma – dijo Lorelai – Irel lo único que hizo fue llevarte un mensaje nuestro
  • ¿Y qué mensaje era ese? – preguntó aun en tono hosco, pues ciertamente no recordaba que le hubiese dado ninguno
  • Una invitación a venir – respondió Thelo
  • Bueno, ya estoy aquí – aceptó con practicidad – pero no puedo quedarme mucho tiempo, porque…
  • ¿Sí? – preguntó Lorelai al ver que se quedaba callado
  • Tengo asuntos que atender
  • Lo sabemos, pero primero es necesario que te tranquilices – dijo Thelo
  • Estoy tranquilo
  • No, no lo estás. Tu energía está alterada y en ese estado no puedes enfrentar lo que te espera

Como cada vez que algo le sonaba a amenaza, en lo primero que pensaba Elijah era en la seguridad de su madre, tal vez por el hecho de que no había olvidado que había un grupo de locos que seguía persiguiéndola.

  • No se trata de ella – le dijo Lorelai

Elijah iba a preguntar, pero en ese momento Lorelai levantó una mano y él vio que otra ninfa se acercaba.

  • ¡Naaiad! – exclamó él con verdadera alegría

No era que no apreciase a sus otras parientes, pero Naaiad había formado parte de su cotidianidad durante muchos años, y justo en ese momento notó lo mucho que la había extrañado.

  • Mi señor – lo saludó ella y él compuso expresión de disgusto
  • ¿Mi señor? ¿Cuándo deje de ser Elijah?
  • Ya no eres un niño – contestó ella con serenidad
  • ¿Y eso qué? ¿Acaso ya no eres mi amiga por eso?
  • No se trata de eso y te pido disculpas si di esa impresión

Mientras Elijah hablaba con Naaiad, sus otras parientes se ocupaban de equilibrarlo. Aquellas criaturas estaban en un plano intermedio entre el divino y el terrenal, de modo que, si bien no poseían los extraordinarios poderes de las divinidades, manejaban muy bien el elemento al que perteneciesen, y siendo que el agua era el relacionado con la energía, se aplicaron a estabilizar a Elijah, después de lo cual ordenaron a Naaiad acompañarlo de vuelta.

  • Sé que tus ocupaciones te impiden visitarnos con la frecuencia que lo hacías antes, pero no olvides que ésta también es tu casa – dijo señalando el agua
  • No lo haré – contestó él y la ninfa comenzó a retroceder – Gracias, Naaiad – agregó cuando ella ya casi se había sumergido por completo

Jarle se alegró mucho al verlo salir, así que corrió hacia él, aunque no alcanzaría a decir nada antes que Elijah.

  • ¿Dónde está? – preguntó
  • No lo sé

Elijah lo miró mal, porque aparte de que no le creía, suponiendo que fuese cierto, lo consideraba una falta enorme.

  • Tus padres están preocupados por ti – le dijo Thorvald – Así que, si me permites sugerirlo, deberías ir a Arx

Jarle casi cerró los ojos esperando que Elijah sacudiese a su padre por decir necedades, pero afortunadamente el trabajo de las sirenas había logrado su objetivo y Elijah se avino a acercarse a Arx.

La primera impresión de Elijah fue la de caos, porque así era. Jarle y en menor medida Thorvald, le habían referido los acontecimientos recientes, mismos que si bien explicaban la presencia de tantos arzhaelíes, no así la de los muchos arzhvaels que había visto mientras caminaba hacia la sede.

  • ¡Elijah!

La exclamación había salido de varias gargantas, la mayoría de las cuales pertenecían a los miembros de la última generación quienes se habían estado planteando la interrogante de su ausencia, porque si bien muchos de los arzhaelíes estaban bastante seguros de que él había estado en el lugar del ataque Uzky, por los fenómenos que tuvieron lugar, los chicos lo estaban en sentido contrario, pues las trillizas aseguraban que no estaba. Una vez que se aseguraron que estaba bien, aunque poco cubierto, pues solo llevaba el pantalón y las botas, Elijah preguntó por su madre, ya que no estaba entre los presentes.

  • Está en el hospital – contestó Galadriel y él compuso expresión de preocupación
  • ¿Por qué? – preguntó, pues también estaba seguro que no le había sucedido nada o él lo habría sentido
  • Tío Kenny resultó terriblemente herido – informó Lyseryd




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