A pesar de que Elijah era un berserker, y por tanto amaba los espacios abiertos y el aire libre, se había pasado buena parte de su infancia bajando al fondo del lago de Averdeen, y aunque no era que esto pudiese considerarse un espacio cerrado, los demás berserkers así lo veían. A pesar de que, en un inicio, cuando comenzó la escuela, echaba mucho de menos estos paseos, aquella práctica fue disminuyendo conforme iba creciendo hasta casi desaparecer por completo, especialmente en los últimos años en los que se habían dedicado con tanto ahínco al trabajo.
Aquello pareció sacar al chico del trance en el que se encontraba y miró, con cierta sorpresa a su alrededor.
Como cada vez que algo le sonaba a amenaza, en lo primero que pensaba Elijah era en la seguridad de su madre, tal vez por el hecho de que no había olvidado que había un grupo de locos que seguía persiguiéndola.
Elijah iba a preguntar, pero en ese momento Lorelai levantó una mano y él vio que otra ninfa se acercaba.
No era que no apreciase a sus otras parientes, pero Naaiad había formado parte de su cotidianidad durante muchos años, y justo en ese momento notó lo mucho que la había extrañado.
Mientras Elijah hablaba con Naaiad, sus otras parientes se ocupaban de equilibrarlo. Aquellas criaturas estaban en un plano intermedio entre el divino y el terrenal, de modo que, si bien no poseían los extraordinarios poderes de las divinidades, manejaban muy bien el elemento al que perteneciesen, y siendo que el agua era el relacionado con la energía, se aplicaron a estabilizar a Elijah, después de lo cual ordenaron a Naaiad acompañarlo de vuelta.
Jarle se alegró mucho al verlo salir, así que corrió hacia él, aunque no alcanzaría a decir nada antes que Elijah.
Elijah lo miró mal, porque aparte de que no le creía, suponiendo que fuese cierto, lo consideraba una falta enorme.
Jarle casi cerró los ojos esperando que Elijah sacudiese a su padre por decir necedades, pero afortunadamente el trabajo de las sirenas había logrado su objetivo y Elijah se avino a acercarse a Arx.
La primera impresión de Elijah fue la de caos, porque así era. Jarle y en menor medida Thorvald, le habían referido los acontecimientos recientes, mismos que si bien explicaban la presencia de tantos arzhaelíes, no así la de los muchos arzhvaels que había visto mientras caminaba hacia la sede.
La exclamación había salido de varias gargantas, la mayoría de las cuales pertenecían a los miembros de la última generación quienes se habían estado planteando la interrogante de su ausencia, porque si bien muchos de los arzhaelíes estaban bastante seguros de que él había estado en el lugar del ataque Uzky, por los fenómenos que tuvieron lugar, los chicos lo estaban en sentido contrario, pues las trillizas aseguraban que no estaba. Una vez que se aseguraron que estaba bien, aunque poco cubierto, pues solo llevaba el pantalón y las botas, Elijah preguntó por su madre, ya que no estaba entre los presentes.
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Editado: 01.03.2024