Arzhvael (libro 11. La ira de los Dioses)

Cap. 06 Un mal día

 

Daira se había ido a su casa con su suegra, pues pensó que estaría mejor allí que en la propia donde todo iba a recordarle la desaparición de Peter. No era que estando en otro lugar fuese a olvidarlo, pero Daira pensó que era lo mejor. Después de dejarla en una habitación, había bajado a prepararse un té cuando Jix, la nisser que siempre se había ocupado de ella y que lógicamente, con posterioridad se ocupaba de los niños, se presentó.

  • Señorita, la niña Arianell está en su habitación y el joven berserker que la trajo, dijo que debía ir a verla

Por primera vez Daira no le agradecería a Jix, sino que corrió hacia la habitación de su hija. Con lo que había estado sucediendo, se había olvidado brevemente del espectáculo que había dado Aria más temprano, pero lo que había desatado su angustia, era aquello de… el joven berserker, porque si se hubiese tratado de Elijah, Jix no lo habría dicho de aquella manera. Sin embargo, cuando entró a la habitación, Aria estaba dormida, así que luego de asegurarse que estaba bien, se preguntó qué había sucedido, pero tendría que esperar a que ella despertase para enterarse. Acarició los rizos dorados de su hija y sonrió, pues como siempre, ver a Aria era como ver a Jonathan, porque, aunque Erik era el varón, estaba a medio camino entre ambos padres, mientras que Aria se había apropiado no solo de los rasgos físicos, sino del desquiciado carácter de su padre. Aunque Daira se peleaba con Aria todos los días, no por eso la amaba menos, de manera que al verla dormida y recordando tanto lo que había dicho Jonathan como lo que había sucedido en Averdeen, un par de gruesas lágrimas se deslizaron por sus mejillas y rogó a los Dioses para que la situación de Aria tuviese un desenlace tan feliz como el de Lizzy. Daira le dio un beso en la frente y fue a ver cómo estaba Anne.

Arianell había despertado cercano el amanecer, y solo demoró unos segundos en colocar los recuerdos en su lugar, pero hizo un enorme esfuerzo por relegar al último rincón lo sucedido con Elijah. Sin embargo, al levantarse y mientras se vestía, sintió que le dolían los brazos y el torso, de modo que se miró y lanzó una maldición al ver unas marcas oscuras.

  • Estúpido Eli, ni siquiera me vas a dejar olvidar lo sucedido

Terminó de vestirse a toda prisa y casi choca con Daira al salir.

  • ¡Aria!
  • A un lado, madre
  • ¿Dónde crees que vas?
  • Tengo algo que hacer en Arx, y lo que no tengo es tiempo para explicarte
  • ¡Arianell Johana!- exclamó ella

La chica se giró con pésima expresión, y, aunque era posible que tuviese intenciones de decir quién sabía qué, pareció cambiar de opinión y una sonrisa marca Jonathan apareció en sus labios.

  • Lo que no se sabe no hace daño, señora McKenzie

Tal y como le sucedía con Jonathan, Daira sintió el incontenible deseo de apalearla, pero antes de que pudiese decir o hacer nada, ya Aria había corrido escaleras abajo.

Arianell era tremendamente terca y de ideas fijas, de modo que aun quería saber si Jud estaba bien, y solo esperaba no encontrarse con el mismo payaso de la pasada noche, quien aparte de ser lo anterior, tenía la misma cara de Elijah, así que se desmaterializó rumbo a Arx, pero nunca llegaría al que había sido su destino original.

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La crítica situación de Samantha había arrastrado a una inusitada cantidad de personas hasta el lugar del conflicto, porque no solo Mael, Elijah y Darien, como había sido siempre lo habitual, habían registrado con precisión lo sucedido, sino que Brendan, las trillizas, Derian, Giulian, Danny, Dan, y Gail, habían sido arrastrados y sin tiempo para notar que lo estaban siendo hasta que se materializaron en medio de aquel espantoso ataque.

De todos los que se habían presentado, los que parecieron más afectados y contrario a lo usual, fueron Dan, Giulian y Mael, mientras que Galadriel y Gamariel y si bien estaban horrorizadas al ver el sangrante pecho de su madre, y Gemdariel lo que estaba sintiendo era la inestable energía de Samantha, no se detuvieron en consideraciones y comenzaron a atacar con una furia desmedida. Garlan, y, aunque como era lo usual cuando Gema estaba metida en uno de aquellos enfrentamientos, estaba muy cerca de la trilliza, pues al verla aparecer había corrido en su dirección, en aquella ocasión y si bien intentaba no perderla de vista, había desatado todo su poder y su no menos peligrosa ira en contra de los vampiros. Darien, quien a lo largo de su más bien corta existencia, había demostrado ser poseedor de un enorme poder y manejo de la energía, estaba demostrando una vez más que era un pésimo asunto molestarlo, y siendo que a quien habían atacado era a su madre, las cosas se les pusieron tremendamente difíciles a los desgraciados, pero lo que más llamó la atención de los que alcanzaron a verlo, fue que el muchachito había obviado la elemental regla de evitar los enfrentamientos cuerpo a cuerpo con los vampiros, y, aunque nunca estarían muy seguros de cómo lo había hecho, lo cierto era que había conseguido arrancarles la cabeza a algunos prendiéndoles fuego a continuación.

Gail y Danny estaban atacando como les era usual, es decir, Gail se encargaba de arrancar las cabezas y Danny de prenderles fuego.




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