Arzhvael (libro 11. La ira de los Dioses)

Cap. 07 Malas noticias

 

Aunque Elijah seguía teniendo un enorme problema por resolver, lo sucedido con su madre había silenciado por un momento lo anterior, sin embargo, cuando se aseguró que Samantha estaba bien, abandonó la habitación con intenciones de hablar con Brendan, ya que le pareció un mal asunto hacerlo con Jonathan en ese momento, y Mael, que habría sido la primera opción, también se había marchado después de decirles cómo estaba Svan y que Lizzy seguía allá. No obstante, cuando preguntó por su hermano, le dieron la noticia de que él también había resultado terriblemente herido, de modo que se fue a la habitación donde lo tenían.

  • ¿Gali? – dijo en cuanto entró
  • Eli – dijo ella y corrió a refugiarse en sus brazos
  • ¿Gali, qué sucedió?

Galadriel le contó lo que los demás no sabían y Elijah se alegró de haber acabado con aquellos bastardos.

  • No te preocupes, Bren es fuerte y se va a recuperar
  • Casi le sacaron el corazón, Eli
  • Pero no lo hicieron
  • Yo me muero si…
  • Chiquita…
  • ¡Brendan! – exclamó ella corriendo de vuelta a la cama

Elijah se acercó con más calma y esperó a que su hermana se asegurase del estado de Brendan.

  • ¿Cómo te sientes? – le preguntó
  • Como si… me hubiesen apaleado – le dijo – Dime que los… enviaste al Helheim
  • A todos ellos, hermano
  • Espero…
  • Ya es suficiente, debes descansar – dijo Galadriel
  • ¿Mamá?
  • Recuperándose – le dijo Elijah – Y ahora obedece o podrías terminar peor de cómo llegaste – agregó con una sonrisa maligna
  • ¡Eli!
  • No te alteres, amor. Voy a hacerte caso, pero promete que estarás aquí cuando despierte
  • No sé si…
  • Chiquita – comenzó y Elijah abandonó discretamente la habitación – ¿De qué me serviría la vida si tú no estás en ella? Sé que me porté como el peor de los cobardes, pero en mi defensa, lo único que puedo esgrimir es que, aunque me estaba muriendo de dolor, creí que marchándome te lo evitaba a ti
  • Fue algo estúpido y…
  • Ahora lo sé, y lo único que te pido es que me des una oportunidad, no importa si no puedes perdonarme nunca, y sé que no lo merezco, pero si también me abandonas, no creo poder seguir… – y lo que no pudo fue continuar, porque el grueso nudo que tenía en la garganta se lo impedía

Sin embargo, Galadriel decidió mostrarse generosa, bien fuera por su estado, o porque en realidad ella también había estado sufriendo mucho por culpa del terco orgullo Cornwall.

  • Te lo dije cuando volviste, yo te amo, Brendan Cornwall, pero si vuelves a hacerme algo así…

Brendan no la dejaría concluir, porque obviando el posible dolor que aun estuviese produciéndole la terrible herida que había sufrido, se incorporó envolviéndola en sus brazos y secuestrando sus labios. A Brendan le parecía que había esperado una eternidad por aquel beso, y se aferró a él como a una tabla de salvación, y, aunque no era una, ciertamente representaba la suya. Ninguno de los dos notó que la puerta se había abierto ni el silbido de Dreo.

  • Bueno, creo que finalmente Gali lo perdonó – dijo y Vladi sonrió mientras arrastraba a Dreo fuera y cerraba la puerta

A pesar de que Brendan no podía estar más feliz, el esfuerzo, aunque pequeño, cobró su cuota y cayó hacia atrás.

  • ¡Brendan!
  • No te preocupes… nunca… había estado… mejor – pero a continuación volvió a hundirse en la inconsciencia

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Durante el día, Iván estuvo de un lado para otro, pues después de ver a Samantha y a Brendan, había ido a Garselid con Armel, ya que Urs, Anthony y Alex seguían allá recibiendo la atención de los elfos por sus heridas, pero cuando llegaron, se encontraron con la buena noticia de que, si bien aún no estaban del todo bien, ya podían ser trasladados.

Hacia el final de la tarde, y, aunque nadie había descansado nada, Iván sabía que debían reunirse tanto para escuchar los informes de todos los grupos, como para planear las próximas acciones. Samantha insistió en asistir a la reunión al igual que Brendan, pero si ella lo consiguió, pues Giulian difícilmente habría podido oponerse a nada que ella quisiese como no había podido hacerlo nunca, Brendan no tuvo tanta suerte. Aunque en ocasiones él también podía ser tan terco como todo Cornwall, en atención a su reciente reconciliación con la trilliza, decidió obedecer.

Ya todos se encontraban reunidos en el salón cuando entró un kriger a toda carrera frenando con un patinazo frente a Iván, y, de hecho, tal vez le habría caído encima si no es por Mael y Thorheld que lo sujetaron.

  • ¿Qué sucede con usted, Jansen? – preguntó Mael
  • ¡Señor! – exclamó el chico, pero mirando a Iván – Acaban… de ingresar…al hospital… a su hija…




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