Arzhvael (libro 11. La ira de los Dioses)

Cap. 25 Aquí y allá

 

Giulian y Garlan parecían auténticamente enfermos, no habían abandonado la habitación de las trillizas ni para comer, y ni siquiera cuando Gemdariel cayo rendida por el agotamiento, se avinieron a abandonarla. De modo que cuando la chica despertó sobresaltada, casi derribaron a Samantha que en aquel momento estaba acariciando los cabellos de su hija.

  • ¡Eli! – había exclamado la trilliza

Los dos arzahelíes se miraron con consternación, pero un segundo después lo que estaban era preocupados.

  • A un lado, madre – dijo Gemdariel
  • ¡Gema! – dijeron los cuatro hombres que estaban en aquella habitación al verla empujar a Samantha
  • Suéltame, padrino – dijo en cuanto Garlan la sujetó
  • ¿Gema, qué…?

Sin embargo, cuando aquella señorita estaba molesta, y era evidente que lo estaba, era mal asunto contrariarla, de manera que Garlan salió despedido y de no ser por Iker, habría impactado aparatosamente contra la pared.

  • Gema – intentó Giulian, pero fue Samantha quien lo salvó del mismo destino
  • Déjala
  • Pero… ¿qué le sucede?
  • Nada, o bueno, nada más allá de ser hija tuya
  • Princesa…

Pero Samantha no se quedó a escuchar y salió tras su hija. Nathaniel le había abierto la puerta a Gemdariel y había salido con ella.

  • A un lado, McKenzie – dijo Garlan
  • Descuida, no tienes que agradecerme el haber impedido que te rompieses eso que llamas cabeza, McEwan

Era improbable que Garlan lo hubiese escuchado siquiera, porque ya corría tras la trilliza, pero no le agradó de manera especial la dirección que llevaba, porque, aunque no estaba muy al tanto, dudaba que Elijah estuviese mejor que antes y no se equivocaba.

  • ¡Eli! – exclamó Gema al entrar a la habitación haciendo que Mael juntase las cejas

Lizzy, quien también se había quedado dormida en el sillón, se incorporó asustada, algo que percibió Mael y en un segundo estuvo a su lado.

  • Eli escúchame
  • Ahora no, Gema – dijo él
  • Ah sí, justo ahora vas a hacerlo
  • Gema, en este momento… no puedo hacer nada por ti
  • Y no quiero que hagas nada por mí, necio – dijo sacudiéndolo – ¿Qué sucede contigo, señor Berserker? – preguntó

El otro portador del nombre encontró aquello muy mal, porque sin duda reforzaba en su hijo el motivo por el que se estaba sintiendo tan mal, y ciertamente no necesitaban hacerlo pues no había dejado de pensar en ello.

  • ¡Gema!
  • ¿Qué? Quiero de vuelta a mi hermano y lo quiero ahora
  • Gema, ten piedad… siento, siento que la vida se me va, este silencio, esta soledad y este dolor… no me dejan respirar y me están matando.
  • ¡Levántate!
  • No puedo ¿No entiendes que no puedo vivir sin ella?
  • ¿Ah sí? Pues no te creo. Tú siempre dijiste que no te ibas a enamorar, lo negaste hasta el cansancio, así que todo este… teatro, es solo una muestra de tu suprema arrogancia, porque lo que no puedes aceptar es que Aria se haya marchado con otro sujeto.

De Izek para abajo, y cabe destacar que a esas alturas y con tantos gritos, la concurrencia ya era mucha, fueron perfectamente conscientes de la ira de Elijah, y eso naturalmente incluía a Gema.

  • ¡Ja! ¿En serio? ¿Vas a molestarte solo porque te estoy diciendo la verdad?
  • Gema – intentó Lizzy, pero naturalmente fue ignorada
  • Eres muy necio, Elijah, porque todos hemos sabido siempre, que Aria, y desde que era un bebé, amó hasta el aire que tú respirabas. A la muy tonta le daba lo mismo si le estabas dando un dulce o la estabas riñendo hasta quedarte sin voz. ¡Ah, pero el señor Berserker, estaba demasiado ocupado arreglándoles la vida a los demás y haciendo miserable la propia, y por ese mismo camino la de ella!

Iker estaba en actitud de máxima alerta, pues al igual que los demás, estaba viendo el peligroso aro dorado en los ojos esmeralda; y en el caso de Izek, quien tenía una larga experiencia enfrentándose a los berserkers, estaba positivamente seguro que aquel, estaba a punto de saltar al cuello de aquella niña.

  • McKenzie, sé que tienes poca experiencia con estos sujetos, pero o sacas a tu “joya” de aquí ya, o será historia en breve
  • Es su hermano
  • Hermano o no, sigue siendo un berserker y “es” peligroso
  • Vete Gema – dijo Elijah en tono helado
  • No
  • ¡Largo!
  • Si no te gusta lo que estoy diciendo, pues triste, pero no pienso ir a ninguna parte hasta que el ser miserable que me lo está ordenando, deje salir a mi hermano.




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