Arzhvael (libro 11. La ira de los Dioses)

Cap. 28 Palabra

 

Mientras los miembros de la familia y los amigos cercanos, estaban pendientes de la parejita, los arzhaelíes y krigers que habían ido, vigilaban el entorno y a sus habitantes. Absolutamente ninguno de los presentes se había detenido jamás a detallar a los uzkys, algo por demás improbable dada la naturaleza de las relaciones hostiles que habían mantenido a lo largo de los años, de manera que aquellos que estaban menos ocupados en determinar los posibles puntos vulnerables de aquella ciudadela, así como las vías de escape más a propósito, sí tuvieron oportunidad de prestar atención a las criaturas en cuestión.

  • Cualquiera pensaría que son inofensivos – dijo una de las krigers más para ella misma que para nadie más
  • Yo en tu lugar no me confiaría, bonita – le dijo Haikel sobresaltándola – Esas inofensivas criaturas, te destrozarían en pocos segundos
  • No estoy diciendo que lo sean, solo dije que lo parecían – dijo ella mirándolo mal

Abin, que conocía a aquel infeliz, lo apartó de la chica mientras lo reñía.

  • No estamos aquí para que te diviertas, Haikel
  • A tu juicio, en ninguna parte y nunca, podría uno divertirse, Abin

Aquella era una exageración descomunal en opinión de los que lo habían escuchado, porque en realidad casi ningún berserker era tranquilo o serio, pero sí había varios que se toman el trabajo muy en serio y Abin era uno de esos.

Cuando Elijah cayó desplomado, los berserkers se pusieron en estado de máxima alerta, porque con él había caído Arianell y no sabían cómo iban a ponerse las cosas una vez que quien los había mantenido quietos, ya no pudiese hacerlo.

  • ¡Nell! – había exclamado Jud sujetándola
  • ¡Suéltala, infeliz! – exclamó Erik, pero se sintió aferrado desde atrás
  • Es mala idea, primo – escuchó la helada voz de Iker – Y descuida, no tienes que agradecérmelo, porque salvar tu cuello me parece una justa retribución por todas las incomodidades que sufriste cuando fueron a cazarlos a ellos por mí

Erik en verdad quería patearlo, pero aparte de imposible, también notó que si hubiese atacado a Jud de cualquier manera, por lo menos un centenar de flechas habría ido a clavarse en su humanidad. No obstante, como Jud seguía sosteniendo a Arianell, el resto de los chicos tampoco se veía muy conforme, así que Jonathan decidió intervenir.

  • Nadie se mueve, pues nada ha cambiado

Samantha se había desmaterializado dejando los brazos de Giulian para materializarse al lado de su hijo.

  • No es muy obediente tu lopcyk, pero eso ya lo sabes. Ya le he dicho que no puede ir por ahí sometiendo a su organismo a semejantes estados de alteración, pero o bien no lo entiende, o simplemente lo trae sin cuidado destrozarse el cerebro una y otra vez
  • ¿Destrozarse el cerebro?- le preguntó Sam alarmada a Zidan

Como ya se ha dicho, Samantha poseía el don de la sanación, pero en realidad empleaba su energía en ello y no necesariamente tenía que conocer el funcionamiento de los órganos para sanarlos, de manera que lo que Zidan estaba diciendo, le parecía terrible.

  • No te preocupes, Nena. Elijah es fuerte y se repondrá en breve, pues no es muy grave y en realidad ya ha estado peor – agregó Zidan

Samantha se incorporó y miró a los otros uzkys que seguían cual estatuas mirando la escena.

  • Señores – dijo dirigiéndose al padre y a los hermanos de Jud – No queremos causarles molestias, pero si hay algún lugar donde podamos colocarlos mientras se reponen, se los vamos a agradecer

Samantha nunca había alcanzado una gran estatura, y para los estándares de su raza era más bien pequeña, de manera que Erk la miró casi del mismo modo que a Arianell, pero antes de que él pudiese decir nada, quien lo hizo fue Eri.

  • Por supuesto, señorita – le dijo – por aquí – agregó señalando, pero para sorpresa tanto de él como de Erk, fue Vir quien extendió su mano hacia Sam
  • Gracias – dijo ella

Comenzaron a caminar mientras Iván y Dan detenían a Giulian, Michel y Patrick a los gemelos, Armelí y Anielka a los gemelos Douglas, Vladi y Nathaniel al furioso Alex y muy a tiempo, porque si hubiese llegado a extraer sus canalizadores, las cosas se habrían puesto mal; Eve no necesitó ayuda con Dreo y de hecho casi le fractura los huesos de la mandíbula cuando decidió que también era conveniente tapar su boca. Y tanto Arkyn como Thorheld, la tuvieron difícil con Mael.

  • Held, creo que es mal asunto que exhibas tu odio por ellos justo en este momento, pero, además, podrías agenciarte la ira de la señorita Elizabeth
  • ¿De qué hablas, necio?
  • Mael, en mi experiencia, todas las chicas se ponen muy difíciles cuando creen que su pareja está interesada en otra, y eso aplica tanto a las de esta especie como a las de otras menos civilizadas – dijo Arkyn




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