Arzhvael (libro 11. La ira de los Dioses)

Cap. 29 Desacuerdo

La raza uzky no sufría de los prejuicios que compartían las demás, de manera que si bien en principio no habían entendido el por qué su líder había decidido dejar entrar a casa a sus enemigos, y aunque debido a la experiencia de toda una vida teniendo que huir de ellos, habrían podido oponerse, enfurecerse o ambas cosas, no sucedió y solo los miraban con curiosidad, más no con la aprensión que los miraban los arzhvaels a ellos debido a la mencionada ausencia de prejuicios.

Y mientras los que estaban fuera estaban siendo objeto de la curiosidad de los uzkys, en la casa de Erk continuaban desarrollándose los hechos. Cuando Elijah dejó respirar a Aria, ésta se fue derecha hacia Iván.

  • Abuelo, no sé mucho de política, pero como imagino que tú, aunque seas el jefe de los arzhaelíes, no puedes hacer compromisos a nombre de toda nuestra raza, y aun suponiendo que pudieras, mis necios congéneres demostrarían esa condición argumentando que tú eres un vampiro y que no te asiste ese derecho – en este punto Daira cerró los ojos con resignación pensando que la delicadeza de su hija era algo sumamente discutible, pero no tendría más alternativa que seguir escuchándola – Lo que sí quiero pedirte sabiendo como sé, que tú eres un tipo más razonable que la mayoría – y el tipo razonable esbozó una sonrisa – y por eso mismo, es que ordenes a los arzhaelíes dejar de perseguir a los uzkys
  • Te entiendo Aria, y…
  • ¡Padre! – exclamó Mael

La furiosa exclamación del individuo, aunque hirió los oídos de los suyos, y a pesar de que Iván aún no había dicho realmente nada, como compartían la indignación de Mael, no hicieron la habitual mueca de disgusto. Siendo que Mael era un berserker y no uno cualquiera, sino un descendiente directo del primero de ellos, su exclamación tuvo como consecuencia inmediata la caída de un violento rayo que asustó a los uzkys que estaban en el exterior, y extrañó a los arzhvaels, incluido el que solía provocar aquello, pero se olvidaron pronto de eso, al menos los últimos, al ver a Mael.

Todos los que conocían a Mael, incluso aquellos que tenían poco trato con él, coincidían en que era un sujeto tranquilo, ecuánime, y en opinión de las chicas, especialmente, sumamente tierno, pero en aquel momento los miembros de la familia más que nadie, estaban muy asombrados en el caso de los chicos y asustadas en el de las chicas, porque les parecía estar viendo a Elijah y no a Mael, pues éste exhibía una actitud que se habían acostumbrado a verle al primero por las más diversas razones, pero por algún motivo, vérsela a Mael resultaba aterrador. Samantha se movió con rapidez, pero no tanta como la de Zidan.

  • Mala idea, Nena. Sé que tus intenciones son buenas, pero podría hacerte daño
  • ¿Qué sucede contigo? – preguntó ella del peor humor y a punto de sacudirlo
  • Puedes hacerlo si quieres, pero no te permitiré acercarte – le dijo Zidan en un tono autoritario muy perjudicial para la mayoría de las personas que lo utilizaban con ella

Los ojos de Zidan, y al igual que los de todos los miembros de su raza, eran idénticos a los de Mael, pero en aquel momento exhibían el aro dorado que ella ya conocía bien, y recordó a tiempo que Zidan no era Mael y redujo la intensidad de su ira antes de hablar.

  • Mael sería incapaz de lastimarme
  • Aunque pienses lo contrario, tampoco yo, Nena – le dijo y ella se sintió miserable al percibir la tristeza en su tono – Y sí, en condiciones normales él no lo haría, pero míralo, está furioso y lo acaba de demostrar – concluyó refiriéndose al rayo

Aunque técnicamente eso no lo había hecho Mael, cuando un Valecnic decía padre, en aquel tono, el mencionado padre original reaccionaba de aquel modo. Sin embargo, mientras esto sucedía, Izek se había plantado frente a Mael, tenía su sangrienta mirada clavada en sus ojos y la mano en su pecho.

  • Si das un paso más, voy a…
  • ¡Izek! – exclamaron varias voces, pero fue Nathaniel quien lo apartó

Afortunadamente Nat había sido muy veloz, porque lo libró por muy poco de Blaidd y de Ivko que ya habían saltado hacia él, y de los demás berserkers que también lo habían hecho.

  • ¿Acaso quieres morir, idiota? – le gritó Erskin a Izek acompañando la pregunta de un golpe del que él posiblemente no se enteró
  • No es tu asunto lo que yo quiera, niña – dijo clavando sus ojos carmesíes en Erskin que retrocedió con rapidez
  • Izek, mi hermano sería incapaz…
  • Ese no es tu hermano, Nathaniel. Y créeme, sí es muy capaz

Iker había elevado sus rubias cejas, pues hacía mucho tiempo que no escuchaba a Izek llamar Nathaniel de otra forma que no fuese fenség.

Las dos anteriores situaciones se habían sucedido en forma paralela, de forma que a pesar de que Sam seguiría pensado que ella podía tranquilizar a Mael, quien podría freno en aquella ocasión, sería quien había estado dirigiendo todo el asunto.

  • Vamos a calmarnos – dijo Arianell y miró a su hermana – Si en algo podemos estar de acuerdo Lizzy, es en que el mío es más difícil que el tuyo – dijo señalando a Elijah – así que, si yo puedo encargarme de Eli, hazme el enorme favor de controlar a tu señor Berserker para que no nos fastidie las cosas a todos.




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