Arzhvael (libro 11. La ira de los Dioses)

Cap. 40 Natchzhrer II

Si algo podían determinar con precisión todos los vampiros, por muy estúpidos que fuesen, era la ira de su monarca, especialmente encontrándose en un espacio reducido, de manera que algunos, y sabiendo con quiénes estaba Ioan, se acercaron, porque si él decidía deshacerse de Iker, a varios de ellos les habría encantado verlo; y en los casos de Ruslam, Levka y Gavrel, no les interesaba lo anterior, sino saber si las condiciones en las que había llegado Izek y las razones, que al menos Levka sospechaba y Ruslam sabía de cierto, pues el mismo Loki se lo había dicho, era lo que había desatado la ira de Ioan. Sin embargo, cuando llegaron quedaron paralizados, y en los casos de Levka y Gavrel tuvieron la impresión de estar en presencia de Evarig, mientras que Ruslam, que sí sabía quién era aquella chica, intentó acercarse cuando ella iba hacia la puerta, pero para su desgracia, tanto Dreo como Vladi lo atacaron con extrema violencia.

  • Ten paciencia y espera tu turno para morir, Vadik – le dijo Eve mientras empujaba las puertas del salón, pero aún se detuvo para mirarlo con sumo desprecio – Porque te juro que lo harás

Aunque los vampiros la mayor parte del tiempo, y con excepción de Levka, prescindían de algo tan molesto como los sentimientos, a juzgar por sus expresiones, esto no era del todo efectivo, pues estaban sin duda sorprendidos, y en algunos casos, como el de los menos ilustrados, estaban seguros que la hersivï había vuelto del Niflheim pareciéndose más a lo que se suponía debía ser, pero que nunca había sido, y eso sin duda los atemorizaba.

Los que estaban en el salón, y aunque registraron la irrupción, lo que no podrían sería accionar en ningún sentido.

  • Pues es una pena que no lo hayas dejado anunciarte mi agradable visita, Ioan – dijo Eve – Pero siendo el autócrata desgraciado que eres, habría sido mucho esperar.
  • ¡Eve! – exclamaron a coro su hermano y los chicos

Incluso Dreo y Vladi intentaron detenerla, porque una cosa era que estuviesen allí y que Eve descabezase a cuanto vampiro se le pusiese por delante, y otra muy distinta que lo intentase con quien no tendría ninguna oportunidad. No obstante, si nunca había sido sencillo detenerla, ahora era simplemente imposible, al menos para ellos dos, así que miraron a Iker y a Nat, pero ellos a quien miraban era a Ioan que, si bien tenía pésimo aspecto, no era el asociado a la intención de atacar a alguien. Eve se fue derecha hacia donde estaba Ioan aun sujetando los cabellos de Velkan y se plantó frente a él. Eve era alta para los estándares femeninos de la raza arzhvael debido a su herencia de sangre, pero en ningún caso igualaba a Ioan, de modo que levantó la cabeza clavando su enrojecida mirada en la de él.

  • ¿Sorprendido? – preguntó en tono helado
  • Eva – logró articular él
  • Aparte de cretino, estúpido, pero…

Sin embargo, lo que tuviese pensado agregar quedó en suspenso, pues Ioan se desplomó, y de no haber sido por Velkan, y aunque eso no le habría causado mayores daños, habría caído de lleno al piso.

  • ¡Levka! – exclamaron al unísono Izek y Velkan
  • No sé por qué te preocupas tanto si el infeliz te estaba apaleando – dijo Eve mirando mal a Velkan
  • ¿Me permites, hersiri? – preguntó Levka en su tono pausado de siempre

Aunque no había tenido casi tiempo, Levka era un sujeto inteligente, de modo que llegó a lógica conclusión de que aquella chica solo podía ser la hija de Iván; lo que aún tendría que esperar para saber, era cómo había terminado siendo algo que se suponía no debía ser.

Ruslam también había entrado, pero Eve clavó su mirada en él haciendo que se detuviera.

  • Izek
  • ¿Hersiri?
  • Si aprecias, aunque sea de forma mínima, al desgraciado que tienes por hermano, y aunque no entiendo cómo sería eso posible, mantenlo fuera de mi vista o morirá más pronto.
  • Ja hersiri – contestó y sin cuestionamientos caminó hacia su hermano
  • No te me acerques, estúpido – dijo Ruslam
  • Entonces camina sin que tenga que obligarte
  • No puedes…
  • Yo tal vez no, pero ella sí, y es responsabilidad únicamente tuya

Velkan que entre otras cosas era muy entrometido al igual que su hermano, algo que había sido aprovechado diligentemente por Ioan y Ruslam que los habían convertido en sus mejores espías después de Izek, no se perdió de lo que Izek le había dicho a Ruslam y no porque hubiesen invadido la mente del primero, algo que era simplemente imposible para casi cualquiera, sino porque había sido un mensaje destinado a una mente que sí podían invadir; el asunto era que aquello les había aclarado el panorama, pero también fue un hecho para ellos que Ruslam ya estaba muerto.

Welan a diferencia de su hermano que solía ser muy reactivo, era más cerebral y eso lo hacía diez veces más peligroso, pues su cerebro funcionaba de forma muy parecida al de Ruslam, de modo que sabiendo como sabía, que los hijos de Iván no habían nacido vampiros, por lo que acaba de escuchar, Ruslam era el responsable de aquella transformación y solo restaba enterarse de sus planes.

  • Hersiri – dijo dando un paso hacia ella y adoptando la habitual posición de respeto – Si das tu consentimiento, yo puedo hacerme cargo del conde y mantenerlo fuera de tu vista, mientras que a Izek le resultaría más difícil, porque es su hermano menor y le debe obediencia y respeto.
  • ¿Crees que soy estúpida? Por empezar son ustedes la raza más anárquica que existe y con dificultad obedecen a Ioan.
  • Tal vez, pero tú eres mi hersiri
  • Seguro, pero eso a ti no te importa, mientras que estoy razonablemente segura de la lealtad de este individuo – dijo señalando a Izek
  • Yo podría jurarte la misma…
  • ¡Stvaren! – exclamó Ruslam




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