Cuando Iker y Nat abandonaron la habitación, se encontraron con Velkan, de modo que Nat juntó las cejas mientras que Iker clavaba los ojos en los del vampiro. Velkan registró la violenta intromisión y tuvo deseos de acomodarle un puñetazo, porque si bien él era muy antiguo, no era un originario y suponía que solo éstos podían hacer lo que estaba haciendo aquel odioso sujeto, lo que en realidad ya no había era lugar para la sorpresa después de todo lo que habían presenciado. Nat por su parte se sintió molesto por la presencia, porque recordaba haber visto a Velkan en alguna oportunidad, pero como él solo hablaba con Ioan, Izek y ocasionalmente con Ruslam, no entendía qué hacía aquel individuo allí.
Sin embargo, el pobre infeliz se esforzaba con los sujetos equivocados, porque por una parte Iker sonrió en forma maligna, y por la otra Nat lo miró con ira.
A Iker siempre le habían divertido los discursos que Nat les largaba a aquellos necios, aunque en realidad era a tres de ellos, pues como ya se dijo, Nat no hablaba con nadie más, pero como Iker era Iker, no podía dejar de fastidiar, de manera que sonrió con más amplitud antes de seguir a Nathaniel.
En cuanto Nat entró, experimentó una curiosa sensación de familiaridad que no había sentido cuando estuvo en Averdeen, y como esto no le fue ajeno a Iker, enseguida lo podría en palabras.
Como Nat sabía que no valía la pena discutir con aquel cofre de acidez, decidió ignorarlo y se dedicó a pensar en cómo enfrentar los muchos problemas en los que estaban Iker y su propia hermana, problemas que no eran de ningún modo pequeños.
Entre tanto, Iker que no parecía para nada preocupado, se sentó y cerró los ojos. Él sabía que el sueño era algo inalcanzable, podía relajarse hasta alcanzar un estado muy parecido al que lograba el cerebro con el sueño, y en ese momento lamentó no haber tenido más tiempo y en realidad casi ninguno para preguntarle a Iván todo lo que quería saber. Sin embargo, aquel chico era muy particular, aunque él mismo no lo supiese del todo, y no se cumplía en él nada de aquello comúnmente asociado a su nueva raza, de modo que, si bien no tenía la instrucción práctica, lo que sí tenía era una grosera cantidad de horas de biblioteca y un archivo mental inconsciente, de manera que hizo memoria y se aplicó a lo que necesitaba con sorprendente e inesperado resultado.
A pesar de que no lo había hecho antes, alcanzó el estado de relajación con mucha rapidez, pero si bien había podido esperar sentirse tranquilo y como máximo con una pesadez parecida a la del sueño, en ningún caso lo que en realidad estaba experimentando y viendo.
Inicialmente pensaría, de forma inconsciente, que su cerebro lo había ubicado en un lugar que siempre le había gustado, un bosque por el que caminaba sin aprensión alguna. No obstante, después de un rato de solitaria caminata, sintió la presencia, aunque ésta no lo alteró en principio, pero en cuanto se giró sí se sobresaltó, la cuestión fue que demoraría algunos segundos en determinar la razón. La mencionada razón para el sobresalto, no tenía por qué haberlo sido en principio, pues a quien estaba viendo era a Iván y ya aquello le había sucedido antes, el problema fue que, de ser Iván pasó a ser Eve, de ésta a Nat y así continuó hasta estacionarse en quién menos esperaría ver, es decir, Ioan.
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Editado: 01.03.2024