Arzhvael (libro 11. La ira de los Dioses)

Cap. 50 Sangre Natchzhrer

 

Al llegar al hospital Samantha se había sentido desesperada, pues quería atender tanto a Vladimir como a Alaric, pero Zidan se aceró a ella y le sujetó los hombros.

  • Ve con el Ljósálfar, Nena
  • Pero Vladi…
  • No puedes hacer nada por él

Samantha sintió un nudo en la boca del estómago negándose a aceptar aquello y ciertamente haría lo que fuese necesario, pues no estaba dispuesta a perder a Vladi independientemente de lo que dijese Zidan.

  • Hazte a un lado, Zidan – dijo en tono poco amistoso

Diandra que también estaba allí, y no porque ella pudiese hacer algo, sino sujetando a la pobre Aderyn que miraba con desesperación a su hijo, le habría aconsejado a Zidan apartarse, pues a pesar de que la que tenía fama de malgeniada era ella, también conocía bien a Samantha, y si bien su amiga era muy dulce, seguía siendo una Douglas que, como todos ellos, tenía una bajísima tolerancia, solo que la suya salía a relucir cuando era molestada más allá de lo razonable.

  • Te repito que nada puedes hacer ni tú ni nadie, pues nada puede hacerse ante una transformación – le dijo Zidan

Samantha abrió los ojos con desmesura al igual que Diandra, pero la impresión salió disparada por la boca de Aderyn y fue lo que escucharon los que estaban en el pasillo. No obstante, Iván, sus dos hijos menores y Brendan habían estado concentrados en Iker y no se enteraron de lo que podía haber alterado a Aderyn, mientras que Gail, a quien no le interesaba de ninguna manera lo que pudiese decir aquel desdichado, y había estado mirando a los presentes preguntándose dónde estaba su mujer, sí captó las voces al igual que los berserkers presentes y Elijah que a diferencia de su padre, era sumamente entrometido y no bloqueaba casi nunca los sonidos a su alrededor. De modo que cuando corrieron hacia las puertas de la sala de atención, Iván iba preguntándose quién había resultado terriblemente herido en aquel ataque, mientras que Gail se había recostado de una pared deslizándose hacia el suelo y sujetándose la cabeza con ambas manos, pero un minuto después había abandonado el hospital.

Iván irrumpió en la sala de atención y al ver a Vladi, le dolió el corazón, pues lo primero que captó fue la sangre en sus ropas, pues aún no se las habían retirado, del mismo modo que sus rubios cabellos manchados de sangre también, pero cuando comenzó a avanzar, quedó paralizado al percibir lo otro. Siendo que Iván seguía considerando su naturaleza más una maldición que una raza, experimentó dos diferentes sentimientos igualmente intensos ambos, uno era un profundo dolor por lo que le habían hecho a Vladi; un dolor idéntico al que había experimentado en dos ocasiones recientes al enterarse de la transformación de Iker y luego de la de Eve; y por otra parte, una ira inmanejable que al menos Mael percibió con claridad y actuó en consecuencia, algo afortunado, pues Iván se había girado con la única intención de ir a sacarle el corazón a Ioan.

  • Tranquilízate papá, solo conseguirás que te mate
  • ¡Esto es su culpa! – le gritó – Merece morir y seré yo quien lo mate – agregó en un tono frío

Los que miraban, y aunque sabían que Iván era un vampiro, verle aquella expresión que evidenciaba su condición fuerte y claro, no era lo habitual y sí muy impresionante.

Erskin era una elfa, y como todos los miembros de cualquier raza, podía percibir con facilidad la naturaleza de alguien que no compartiese la propia, de manera que desde que había llegado a Averdeen se había cuestionado sus capacidades en aquella materia, pues Iván nunca le había parecido lo que sabía que era, pero ahora, al ver que su piel había adquirido el tono azulado que les era característico a los vampiros, así como el rojo enfurecido de sus ojos, algo a lo que ya estaba más acostumbrada, pero que no dejaba de impresionarla, y la extensión de sus incisivos, algo a lo que estaba segura no iba a acostumbrarse nunca, se sintió mucho peor que cualquier otro de los presentes, pero quien la miró con ira fue Izek.

  • Iván – escucharon a Aderyn

El aspecto de Iván cambió de forma radical al escucharla, pues el dolor parecía anular sus características vampíricas, así que con enorme pesar se giró y se acercó a la cama, pero ahora todos se sorprenderían al escuchar a la dulce Aderyn.

  • Hazme el favor de dejar de sentirte miserable, esto no lo hiciste tú, y en cualquier caso tampoco es la gran tragedia. Puede que no te guste lo que eres, pero tu naturaleza no determina quién eres – puntualizó – y en mi opinión, y estoy segura que en la de todos los que te conocen, eres una de las personas más maravillosas, compasivas y humanas que hemos conocido, aunque eso parece importarte poco y prefieres hundirte en tu autocompasión en lugar de sentirte orgulloso de quién eres independientemente de lo que eres.

A los presentes les costó poco entender a qué se refería con el esto, pero a pesar de que estaban muy lejos de sentirse felices, opinaban igual que Aderyn, y siendo que habían vivido todas sus vidas al lado de Iván, estaban totalmente seguros que la nueva condición de Vladimir no supondría un problema como no lo estaban siendo las de Iker o Eve.




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