Arzhvael (libro 12. Amor en tiempos de guerra)

Cap. 5 Vladi

 

Vladimir no era estúpido, tampoco era impulsivo o visceral como Dreo ni reactivo como Eve, y lo que sí había sido durante casi toda su vida, era quien controlase a aquellos dos seres cuyo único fin en las suyas parecía el de enloquecer al prójimo y perder sus cabezas en el proceso. Pero a Vladi le sucedía algo parecido, aunque no igual, al anterior portador del nombre, es decir, al lado de incordios como Giulian y Daniel, Vlad podía pasar desapercibido, aunque fuese el gemelo del primero. Sin embargo, si los parientes, conocidos o amigos de los Cornwall podían no notar a Vlad, no sucedía exactamente lo mismo con Vladi, pues podían no notarlo de entrada o si él no quería, pero cuando lo hacían, solía ser en forma muy perjudicial para el distraído.

Si bien Vladi no era como su hermana y no pasaba demasiadas horas en la biblioteca y más bien procuraba pasar la menor cantidad posible, para quienes prestaron la atención debida, fue obvio que era sumamente inteligente, algo que quedó demostrado al finalizar su período escolar cuando se alzó con el mayor número de premios académicos. Vladimir estaba en una posición análoga a la de Iker, es decir, su energía era una muy antigua y evolucionada, pero a diferencia de su primo que en esta ocasión había cometido el error de cargar con la negatividad de la energía de su madre, ocasionándose así una herida emocional en la que ahora tendría que trabajar, él no y eso le daba la ventaja de una mayor claridad, y quien iba a sorprenderse mucho era Eowaz.

Vladimir sabía que no podía volver a Rejett sin correr el innecesario riesgo de perder la cabeza, algo que le lucía muy inconveniente en ese momento, pero necesitaba información, mucha información y no de la clase que podría darle su abuelo Iván, pues él sabía que quien no sabía mucho acerca de su raza era Iván, de modo que lo descartó y comenzó a estudiar alternativas.

Ikagelser y Velalaika eran institutos de educación superior, pero tenían algunas diferencias con relación al Instituto de estudios Superiores de Kelten; por empezar, las anteriores eran ciudades escuela y sus alumnos vivían en ellas, pero no como lo hacían en Develieng, sino que siendo  adultos, les asignaban pequeños departamentos donde residían por el tiempo que durasen sus estudios, pero muchos egresados de sus aulas, podían volver si así lo deseaban por cualquier período de tiempo por motivos de investigación, o incluso como era el caso de Eowaz, quien después de su retiro, y sosteniendo como había sostenido siempre, que nunca sabrían bastante acerca de nada, casi se había recluido en Velalaika y se dedicaba a investigar y a aprender más sobre las criaturas que poblaban su mundo, aunque en los últimos años pasaba casi tanto tiempo en Arx como antes de su retiro.

Como todos los chicos de la última generación, Vladimir había crecido respetando y queriendo mucho a Eowaz, porque para ellos no era solo un personaje relevante de su mundo, pero lejano y ajeno, sino un amigo muy querido y, de hecho, ellos habían desarrollado hacia él una confianza que era casi grosera en opinión de su madre, y Eowaz se reía mucho de eso.

Dreo, siendo el probado incordio que había sido siempre, y exhibiendo su habitual inconsciencia, un día cualquiera y cuando tenían seis años, había decidido que estaba muy aburrido, pues aquello de ser los mayores en ausencia de Brendan y Elijah que acababan de irse a Develieng, y por tanto los responsables del grupo, era la cosa más absurda que se le había podido ocurrir a Aderyn.

  • Sabes que tu madre está loca ¿no es así? – le preguntó una mañana con suma desvergüenza a Vladi
  • No creo que loca precisamente, pero sí anda algo desencaminada la pobre, porque eso de hacernos responsables por cualquier cosa, no ha sido una de sus ideas más brillantes
  • Es ridículo – dijo Dreo del peor humor – y no voy a quedarme aquí encerrado a cuidar a nadie
  • Y nadie necesita ser cuidado, Dreo – dijo él con fastidio

Aunque estaban pequeños todavía, estaban a punto de dejar de ser niños, pues el próximo año les tocaría a ellos ingresar a Develieng, y si bien era posible que nadie esperase que tuviesen muchos conocimientos académicos aún, con aquellos chicos no aplicaban las reglas generales, de manera que a esas alturas, ellos manejaban sus poderes con una corrección más bien impropia para sus edades, razón por la cual Vladi tuvo muy escasa dificultad para saber lo que estaba pensando su primo, o al menos en forma básica.

  • Es mala idea, Dreo
  • Aún no he dicho nada – dijo de la forma más inútil, porque, aunque todos pensaban que era Eve la que poseía un poder más desarrollado en aquella materia, él sabía que no era así y que Vladi solo era más discreto
  • Aja, pero es malo lo mismo
  • Necesito salir
  • A los únicos lugares que podemos ir, es a las casas de nuestros tíos, y siendo que todos los chicos están aquí, no hay motivos para…
  • Y no quiero ir a ninguna de esas casas
  • …lo que me da la razón y es mala idea, porque tía Di nos encerrará en el sótano como ha estado diciendo y mamá estará de acuerdo esta vez
  • No seas cobarde, Vladimir Daniel

Aquello le habría costado a casi cualquier otro, como mínimo una no deseada visita al hospital, pero siendo las tonterías el otro idioma de Dreo, Vladi no lo sacudió.

  • No es cobardía, imbécil, es sentido común, aunque claro, eso es lo menos común en ti




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