Arzhvael (libro 12. Amor en tiempos de guerra)

Cap. 6 Uzkys

 

Después del último enfrentamiento con los vampiros y con los Baf, siendo que varios de los Arzhaelíes habían sido testigos del comportamiento de Jud, de su hermano y de algunos otros, aunque no sabían quiénes eran, cuando rindieron su informe les habían quedado claras dos cosas; la primera, que efectivamente no perdían su racionalidad, y la segunda estaba directamente relacionada con la primera, porque al darse aquella circunstancia, eso los hacía capaces de tomar decisiones y esto a su vez les daba la capacidad de comportarse civilizadamente, aunque no necesariamente con simpatía. No obstante, antes de poder plantear aquello ante el Consejo de Estado como quería Arianell, debían reunir más pruebas e información general acerca de aquella raza, razón por la cual Iván tomó la decisión de hacer venir al hermano de Jud, para lo que habló con Jonathan en primer lugar.

  • ¿Sabes si tienen algún medio de comunicación que no implique tener que ir hasta su aldea?
  • Vamos hombre, esos bichos son muy rápidos y…
  • Dan, vas por mal camino – lo detuvo Jonathan, pero luego se dirigió a Iván – Aria me dijo que le había escrito algunas veces
  • No puede ser – dijo Dan, aunque no hablaban con él – solo hay Nages en las casas o instituciones arzhvaels
  • Sabes que eso no es cierto, Dan – puntualizó Iván – pero suponiendo que lo hayas olvidado, te recuerdo que pueden aparecer nages en la vivienda de cualquier criatura mágica
  • Pero ellos no son… – porfió Dan
  • Haznos y, sobre todo, hazte un favor, deja de exhibir tu necedad ¿quieres?
  • Independientemente de si lo tienen o no, estoy seguro que Jud no tendrá problemas en ir por su hermano, pero si lo consideras peligroso por cualquier motivo, Brendan y yo podemos llevarlo

Como en efecto Iván consideraba peligroso cualquier traslado debido a las circunstancias que vivían, acordaron que lo mejor era hacerlo como Jonathan proponía, aunque el fastidiado sería el mismo Jonathan, pues su idea no era ir corriendo precisamente, pero se encontró con el pequeño detalle de que a Jud le iba muy mal con la desmaterialización, de modo que tuvo que hacer el viajecito arrastrado por Brendan. En líneas generales fueron bien recibidos, pero Erk seguiría pareciéndoles poco agradable y menos dispuesto que sus hijos a hacer nada que los pusiese en vías de ser aceptados. Mientras esperaban a ser recibidos por Erk, quien no se encontraba en Lev cuando llegaron, aunque eso no se los dijeron, fueron conscientes de la curiosidad de los habitantes de Lev, algo que no había sucedido en su anterior visita ocupados como estaban en recuperar a Arianell. Sin embargo, en aquella ocasión y siendo que Jud estaba mostrándoles la ciudadela, especialmente Jonathan, se vio perseguido por algunas niñas, y por fortuna Jud hizo las aclaraciones a tiempo.

  • Les gustas – le dijo
  • No importa la raza, todos los niños saben que no eres lo bastante responsable como para considerarte un adulto, tío – le dijo Brendan y Jonathan rio
  • ¿Quieres venir? – le preguntó una de las niñas
  • Claro linda, solo…
  • No, Jon – lo detuvo Jud
  • ¿Por qué?
  • Independientemente del motivo, me parece juicioso – opinó Brendan

Jonathan insistió en saber por qué Jud le impedía ir con el grupo, pero este se rascó la cabeza, algo que ya Jonathan sabía que significaba que o bien no entendía algo, o no sabía cómo explicarlo.

  • No le hagas caso a este necio – dijo – no voy a ponerlas en peligro ni… – pero se detuvo al verlo negar – ¿No qué?
  • Tú eres como Nell – dijo finalmente
  • ¡Ah sí! – dijo Brendan – Tía Daira siempre lo ha dicho – agregó, aunque Jud pareció no prestarle atención
  • Tú solo quieres niños con Dai
  • Seguro – dijo Jonathan que ya sabía por su hija, lo que significaba para Jud tener niños – pero no estamos hablando de eso
  • Ellas sí
  • ¡Por los Tesoros del gran Druida! – exclamó Brendan que entendió primero que Jonathan
  • ¿Qué? – preguntó Jonathan, pero Brendan miró a las niñas
  • ¿Qué edad tienen, Jud?
  • No estoy seguro

En ese momento le avisaron a Jud que ya Erk y Eri estaban de vuelta, así que se encaminaron hacia la casa de éstos, pero con Jonathan aun preguntando qué había sucedido y se llevaría una enorme sorpresa al enterarse. Una vez que consiguieron la autorización de Erk, no sin que Jonathan lo amenazase con enviar a Aria a hablar con él si no aceptaba, y que Brendan quisiese acomodarle un porrazo, se les presentó otro problema, pues el hijo de Eri no quería dejarlo marchar sin él, de modo que Jonathan decidió llevarlos a ambos, algo que no pondría muy contentos a muchos de sus compañeros y a la totalidad de sus sobrinos.

Como Eri estaba mejor enterado de las costumbres de todas las razas, se había ocupado de que su hijo presentase un aspecto aceptable, pues ellos la mayor parte del tiempo vestían solo un sencillo pantalón y el calzado que consistía en unas botas, pero no como las de los arzhaelíes que eran altas, ya que las suyas solo llegaban unos pocos centímetros más arriba de los tobillos. De manera que, si bien lo intentó, lo que no utilizaban eran camisas y cuando mucho llevaban chalecos que apenas cubrían nada, pero Bri se negaba a ello y en esta ocasión no sería diferente, y lo que no abandonaba nunca, era una capa ligera con capucha,

  • ¿No sienten frío, Jud? – le preguntó Brendan
  • No
  • ¿Nunca?




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