Arzhvael (libro 12. Amor en tiempos de guerra)

Cap. 15 En el instituto

Cuando Nathaniel tomó la decisión de reanudar sus estudios, sabía que le esperaba un largo y arduo camino, porque ya no podía volver a Develieng, pero tampoco podía ingresar al Institiuto de Estudios Superiores sin los conocimientos que se suponía debía haber adquirido en los diez años de estudio en la escuela. Antes de hablar con Iván al respecto, con quien lo hizo fue con Erskin, y como ella había retornado a Evendil, decidió ir a visitarla.

  • ¿Se me permite decir algo? – preguntó Izek
  • Me lo dirás así te lo permita o no – le contestó él mientras terminaba de vestirse
  • Si quieres verla, sería mejor hacerla salir de su bosque – dijo, pero como Nat lo miró sin entender, agregó – Los elfos son unos imbéciles y no tendrán en cuenta que tú eres un príncipe, porque para ellos tú solo eres un vampiro

Nat sintió el violento deseo de golpearlo, pero sabiendo que eso era inútil a menos que decidiese quitarle la cabeza, se limitó a mirarlo mal, aunque no por eso guardó silencio.

  • El imbécil eres tú, porque no soy un vampiro

Izek no agregó nada, y si bien Nat sabía que no era un vampiro, también sabía que, para las razas puras, un descendiente de éstas seguía siendo un miembro de esas razas, y los elfos eran ciertamente muy recalcitrantes con eso, de modo que decidió escribirle a Erskin primero.

 

Erskin se alegró mucho al recibir la nota de Nathaniel y se apresuró a decirle que sería bienvenido en Evendil. En otras circunstancias eso tal vez no habría sido posible, pero a su regreso, lo primero que había hecho Erskin era hablar con su padre, dejándole meridianamente claro, primero, que nunca podrían obligarla a contraer un matrimonio que no deseara, y como Caedmon recordaba lo sucedido con Nairel, no le cupo ni la menor duda de que Erskin no actuaría muy diferente y le dio su palabra de que no sería obligada. Y, por otra parte, la elfa solicitó su ingreso efectivo a las filas de los arqueros, algo con lo que su padre se mostró menos de acuerdo, pues ella había estado siendo preparada en el área política debido a su facilidad de palabra, rápido pensamiento y amplios conocimientos de historia. Sin embargo, la chica rebatió todas sus objeciones demostrando con ello que efectivamente poseía el don de la palabra, pero consiguiendo también lo que quería y había sido puesta en manos de Niove para que recibiera el entrenamiento a propósito.

Aquel conjunto de anomalías había desatado la furia de Caley, pero Caedmon no le había prestado atención, más sí le advirtió que dejase a su hermana en paz si no quería sufrir las consecuencias de su ira, mientras que Cailan estaba en verdad feliz por su hermana y se mostraba muy dispuesto a ayudarla con su entrenamiento, de manera que Caley estaba furioso con sus dos hermanos menores, pero no pudiendo hacer nada, iba por ahí de un humor asesino a toda hora.

 

El día que Nat se presentó en Evendil, Niove había recibido órdenes de Erskin, de advertir a los guardias de su visita, y aunque el elfo no era que estuviese muy contento, él mismo decidió ir al frente de los arqueros que irían a recibirlo. Lo que más molestaba a Niove no era tanto la visita de Nathaniel, sino la compañía, pero no le quedó más remedio que obedecer.

  • ¡Nat! – exclamó Erskin en cuanto fueron conducidos hasta el salón donde ella esperaba y corrió a abrazarlo

Niove se excusó y abandonó el salón preguntándose si la princesa se habría enamorado de aquel individuo, porque si era así, el pobre desdichado tenía una enorme diana en el pecho, porque una cosa era que Caley se aguantase todo lo que llamaba las excentricidades de su hermana, y otra muy diferente que estuviese dispuesto a emparentar con un natchzhrer.

  • ¿Cómo estás? – le preguntó Nat cuando se separaron
  • Perfectamente y ahora muy feliz de que hayas decidio venir – le dijo, pero en ese momento sus ojos chocaron contra unos que seguían descomponiéndola – Señor Vadik – dijo, porque por mucho que lo anterior fuera cierto, no podía olvidar sus modales
  • Alteza – dijo él, pero aquello sonó más a insulto que al tratamiento respetusoso que se suponía que era

No obstante, después de cumplir con la formalidad de saludarlo, se dedicó a escuchar a Nat.

  • ¡Me parece maravilloso, Nat! – exclamó cuando él le expuso sus planes
  • Aun no sé si sea posible, tendré que…
  • Claro que será posible – lo interrumpió ella, pero él le explicó que la carrera de Läkare exigía un nivel de conocimientos que él no tenía
  • Nat, una cosa es que no hayamos podido terminar la escuela y…
  • Yo apenas si la comencé – dijo él con cierto abatimiento, pero ella no le prestó atención
  • …otra muy distinta que no sepas nada de nada, porque te pasabas la vida leyendo y estoy segura que todo lo que leías no era solo para no aburrirte

Conversaron un buen rato más, mismo en el que ella también le contó cómo iba el entrenamiento. Si bien todo había marchado bien hasta ese momento, cuando Nathaniel se disponía a marcharse y caminaban por los pasillos del palacio hacia la salida, se tropezaron con Caley, y como cabría suponer, éste reaccionó muy mal.

  • Basta Caley – dijo Erskin con disgusto – Nat es mi amigo y no es un vampiro
  • Eres definitivamente estúpida, pero difícilmente puedas decir lo mismo de ese otro – dijo con ira y clarísmas y muy necias intenciones
  • Si le tocas un solo cabello, te juro que lo vas a lamentar – advirtió ella interponiéndose entre Izek y Caley




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