Arzhvael (libro 12. Amor en tiempos de guerra)

Cap. 18 Decepción

 

Con las cosas tan mal no solo a nivel interno, sino con los Svartálfar, Ioan finalmente autorizó la liberación de Ruslam con la condición de que él no lo viese. Aquello le supuso la ira de Nathaniel a quien Izek advirtió antes de que fuese a encontrarse a Rulam por los pasillos, de modo que Nat se fue derecho a reclamárselo a Ioan.

  • ¡Lo dejaste libre! – le gritó apenas entró al salón

Como Levka y Nevek no necesitaban que aquella frase fuese acompañada de un nombre, supusieron que las cosas podían complicársele a Ioan con aquel chico, pero como también pensaron que era mala idea estar presentes y escuchar que alguien se dirigía en aquel tono a Ioan, tomaron la sana decisión de marcharse arrastrando a Gavrel con ellos.

  • Nathaniel
  • ¿Cómo pudiste? Ese fue el desgraciado que transformó a Eve sin tu autorización – puntualizó
  • Y ya pagó por ello

Nat lo miró con incredulidad, porque no era que hubiese creído en realidad que Ioan fuese a tomar una decisión tan drástica como la de matar a Ruslam sabiendo como sabía, que aquel era su hermano, pero a su juicio, ocho meses de encierro no se correspondían de ninguna manera con la magnitud de su crimen y estaba furioso.

  • Bien. Suponiendo que le tengas algún afecto a ese cretino, es mejor que le adviertas que es mejor que nunca se atreviese en mi camino, porque ya una vez estuve a punto de sacarle el corazón y te juro que la próxima vez no fallaré – dijo dándole la espalda para marcharse
  • ¡Nathaniel! – pero como no se detuvo, volvió a gritarle - ¡No puedes ir a ningún lado sin mi autorización!

Nat se giró y lo miró en forma peligrosa mientras volvía sobre sus pasos para enfrentarlo.

  • Es obvio que cometí un terrible error al creer en ti. Por algún absurdo motivo creí que en verdad te importábamos, pero tengo que concluir que mi padre, en quien  puedo confiar, siempre ha tenido razón y tú solo te quieres a ti mismo, solo te importa lo que tú quieres sin tener en cuenta a nadie más y lo acabas de demostrar – en ese momento Nat tuvo un acceso limpio al pensamiento de la razón por la que lo había liberado y eso aumentó su ira – Adicional a lo anterior, no eres tan listo como todos suponen si necesitas al cretino ese para que te resuelva los problemas. Así que no, no pienso obedecer órdenes tuyas e iré a donde se me de la gana, porque tú no eres mi dueño, y si quieres detenerme, tendrás que ponerme donde debería estar el mal nacido de Ruslam

Izek tuvo un momento de verdadero pánico y se movió con rapidez, porque, aunque Nathaniel lo había notado e intentó detener el ataque estirando los brazos, Ioan lo había sujetado por el cuello y había llevado la mano que Izek intentó sujetar, al pecho de Nat, pero un segundo después Ioan lo había soltado y no por voluntad propia, sino porque un peligroso rayo había impactado en él arrojándolo a varios metros mientras Izek sujetaba a Nat apartándolo de Ioan que era su principal objetivo, pues había percibido con claridad las intenciones de Ioan.

  • Aunque yo nunca he dudado de lo que eres, acabas de demostrar y como dijo Nathaniel, que no vales la pena en ningún sentido – dijo un extraordinariamente furioso Iker y por primera vez Izek no lo miró con ira – Arruinaste mi vida, le robaste ocho años a la suya – dijo señalando a Nat – le mentiste y ahora acabas de intentar matarlo, de modo que te esfuerzas por darme pruebas que no necesito para convencerme de que eres uno de los seres más miserables que ha pisado Midgard <<Si realmente eres lo que dices ser, sácalo de aquí, ahora, y llévalo al hospital o tú también serás historia, Vadik>> – transmitió a Izek quien sorprendentemente obedeció – Teníamos un trato que acabas de violar al intentar lastimar a uno de los míos, de manera que no te debo nada a ti – puntualizó – Sin embargo, le di mi palabra a él de que no te mataría, pero si vuelves a atentar contra alguien de mi familia o a disgustarme de cualquier manera, no habrá lugar en ninguo de los mundos donde puedas esconderte, porque voy a encontrarte y te juro que me voy a esmerar en que te cueste mucho llegar a Niflheim.

Dicho esto le dio la espalda y caminó hacia la salida donde estaban Nevek y Levka en estupefacto silencio y preguntándose quién era realmente aquel sujeto, porque dada la naturaleza de ambos, podían entender que manejase ciertos niveles de energía, pero en principio, tendría que haberle tomado un poco más de tiempo poder compaginar la esencia negativa que ahora residía en su sangre con su naturaleza arzhvael, y con tanto resentimiento como sabían albergaba, esto habría demorado más el asunto suponiendo que no lo hiciese absolutamente imposible. Sin embargo, no solo parecía conservar intactos sus poderes arzhvael, sino que tenía uno completamente incompatible con su nueva naturaleza, pero si bien habían estado siendo testigos de todo lo anterior, en aquel momento estaban percibiendo con claridad su ira, y, sin embargo, se había controlado como para no matar a Ioan y era lo que los tenía estupefactos, pues era evidente que podría haberlo hecho.

Con las cosas así, comenzaron a temer por el futuro de su raza, porque si de algo estaban seguros, era que Ioan no iba a quedarse tranquilo e intentaría perseguirlo caminando directamente hacia su propia destrucción y la de todos ellos. Aun así, Nevek hizo un último intento desesperado.

  • McKenzie – dijo, aunque sabía que, si al muchachito no se le antojaba, no le prestaría atención
  • Ya me estoy cansando de decir que yo, a diferencia de ustedes, sí tengo palabra. Voy a cazar y a matar a Sindre, pero eso no me impedirá matarlo a él si me fastia de nuevo. Tú pareces menos idiota que los demás, así que suponiendo que te interese, aunque no entiendo por qué a menos que seas como él, manténlo alejado de mí y sobre todo de los míos




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