Arzhvael (libro 12. Amor en tiempos de guerra)

Cap. 29 Extraña revelación

Garlan había sido un visitante asiduo de Garselid, razón por la cual, ningún arquero, independientemente de cuál de ellos estuviese de guardia, le impedía el paso y, por el contrario, era siempre bien recibido. Sin embargo, en aquella ocasión y siendo que iba acompañado, los guardias cruzaron las lanzas en cuanto sintieron las energías que se acercaban. No obstante, Garlan era Garlan y no perdió un tiempo que en su opinión no tenían, intentando apartar a los desdichados arqueros, pero como éstos no eran simples muñecos sin vida, y sí muy peligrosos y celosos con la seguridad de su ciudadela, devolvieron el ataque, y de no haber sido por la velocidad de reacción de Paul, pues Garlan no habría esperado ser atacado, habrían salido muy mal parados.

  • ¿Qué sucede con ustedes? – preguntó un furioso Garlan – ¡Saben perfectamente que no pueden impdirme la entrada y Alaric va a hacerlos polvo…!
  • ¡McEwan! – lo interrumpió Paul en tono perentorio y luego bajó la voz – Es posible que a ti – puntualizó – tengan órdenes de dejarte pasar, pero a mí no me conocen y… – aquí su voz se convirtió en un susurro – son elfos, Garlan, y estos son sus dominios

Algo de razón debió penetrar en aqauella dura cabeza, porque asintió y caminó hacia los arqueros mientras que Paul se quedaba donde estaba.

  • Escuchen, este sujeto no solo es un arzahelí, sino un Läkare, y su ayuda es sumamente necesaria en este momento

Si por algo se distinguían los elfos, con independencia de a qué comunidad perteneciesen, era por su terquedad y su celo, de modo que Garlan habría podido pasarse horas discutiendo, algo que, en cualquier caso y tratándose de Garlan, no iba a suceder y habría pasado con rapidez de las palabras al ataque, de no haber sido porque uno de los chicos había enviado un urgente mensaje a palacio y Gwireg haría acto de presencia con rapidez. Como Gwireg había conocido a Garlan desde que era un crío, decidió que las explicaciones para después, porque si había decidido llevar a aquel individuo con él, y sabiendo que en ningún caso podría ser alguien peligroso, dio la orden de dejarlos pasar, y quien a duras penas se lo agradeció fue Paul, pues Garlan parecía estar siendo perseguido por las huestes de Loki, y Paul estaba seguro que iba a arrancarle un brazo.

  • ¡A un lado, Niña! – ordenó apenas entrar – ¡Llévatela a casa, Cornwall! – le dijo al sorpredndio Giulian que había sido apartado con violencia

Por fortuna para Garlan, Mael seguía allí, porque de lo contrario, y estando Elijah como estaba, lo más probable era que Garlan hubiese terminado hecho jirones, ya que el necio aquel parecía no haber aprendido a lo largo todos aquellos años, que era mal asunto gritarle a Samantha en presencia de ellos.

  • Ya me estoy cansando de salvar tu estúpido cuello, McEwan – siseó Mael con ira contenida
  • ¿De qué exactamente? – preguntó con una extrañeza que solo él podía sentir

Mael se limitó a empujarlo antes de ser él mismo quien le rompiese el mencionado cuello, la cuestión era que un empujón de Mael no era cualquier cosa, así que Garlan saldría despedido hacia atrás cayendo sobre un sorprendido Brendan que venía entrando, mientras Darien reía con malignidad.

  • Tú no aprendes ni quieres aprender, McEwan. Y antes de que comiences a gritar que no hiciste nada, tu estupidez del día fue gritarle a mamá, y es posible que el resto de la humanidad tenga claro que eres incapaz de hablar si no es a gritos, pero eso trae sin cuidado a mi hermano y a mi padrino, porque querrán partirte el alma lo mismo cada vez que lo hagas

Entre tanto, Paul se había hecho cargo de la situación sin mucho preguntar, primero porque entendió con rapidez que si Garlan lo había llevado con tanta urgencia, era porque Samantha lo necesitaba, y segundo, porque sabiendo que Arianell casi acababa de tener a su bebé, si estaba allí, era porque había sido herida, pero más allá de eso, había participado en la reciente batalla en unas condiciones en las que no debió hacerlo y estaba sufriendo las consecuencias de ello.

Cuando Paul llegó, Amdiel estaba nuevamente allí, pero no pareció darse por enterado del escándalo, y solo después que Samantha se había disculpado inútilmente con Paul, fue que el elfo abrió los ojos clavándolos en el recién llegado, algo siempre incómodo y que todos, siendo aun estudiantes, habían aprendido a evitar de Alaric, aunque no hubiesen hecho nada que quisiesen ocultar.

  • Eres bienvenido – dijo, algo que extrañó a Paul – pero no tienes que quedarte – y aquello le pareció más normal, y lo que no, fue que el elfo sonriese – No es por lo que crees, sino porque ya pueden llevarla a un lugar más a propósito y donde puedas aplicar tus conocimientos con éxito
  • ¿Ya es seguro trasladarla? – preguntó Samantha con aprensión
  • Lo es. Ahora necesita sangre, pues perdió mucha con la hemorragia interna
  • Te estamos muy agradecidos, Amdiel
  • Solo hacía mi trabajo, pero acepto tu gratitud con el ánimo que la ofreces, fy istrey

Aunque era muy extraño un Elijah tan silencioso, todos entendieron que en ese momento solo pensaba en una cosa, así que a nadie le extraño ver apartar con delicadeza a su madre y alzar a Arianell desapareciendo a continuación.

Jonathan y Daira igual le agradecieron al alquimista y partieron a toda prisa con Paul, mientras que Samantha aun quiso enterarse de cómo iban Alaric, Jud y Del, así que Giulian tuvo que aguantarse.




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