Arzhvael (libro 12. Amor en tiempos de guerra)

Cap. 34 Ayuda

A pesar de la enorme sorpresa que había representado para todos, descubrir que Jar no era un uzky, una vez que la habían superado, al menos en parte, lo que comenzaron a preguntarse fue cómo era que no lo habían notado en la oportunidad anterior, aunque evidentemente no era el caso de Samantha, pues no había dado muestras de sorpresa alguna y era la que mantenía la calma.

En el caso de los berserkers presentes, estaban doblemente sorprendidos, pues si había criaturas tan hábiles como los vampiros para determinar con absoluta precisión la naturaleza de los demás, eran ellos, así que, mientras los arzhvaels se habían quedado únicamente con la sorpresa, ellos estaban, además, muy molestos con ellos mismos por lo inaceptable de aquella situación.

No justamente en ese momento, pero sí después, Thorheld llegaría a la conclusión más obvia, es decir, primero habían estado muy atentos al entorno, porque en su ya larga experiencia, sus encuentros con los uzkys nunca habían estado vestidos de cordialidad, de modo que se habían mantenido alertas a un posible ataque, algo muy similar a lo que les había sucedido a los arzhaelíes y krigers; y, por otra parte, en realidad Jar no había estado mucho tiempo cerca de ninguno de ellos, porque cuando Elijah y Aria habían perdido el sentido, habían sido trasladados al interior de la vivienda de Vir y los únicos que habían entrado con ellos eran Samantha, Jonathan y Zidan, mientras que el resto se había apiñado en lo que les pareció un muy rudimentario salón, y cuando los chicos se habían recuperado, habían salido y no habían vuelto a ver ni a pensar en Jar.

No obstante, fuera mucha o poca la prisa que tenían, y en realidad era mucha, entre los presentes había sujetos cuya curiosidad rebasaba todos los límites, y habría sido iluso esperar que guardasen silencio, aunque lo mejor habría sido que al menos al que habló, lo hubieran silenciado por unas horas.

  • ¿Qué demonios hace un arzhvael entre estos salvajes?
  • ¡Dreo! – exclamaron varias voces

A pesar de que Dreo y como sabemos, pasaba poco tiempo en casa, ya sabía todo lo que había que saber de los uzkys, pero, aparte de que su humor se había vuelto muy cuestionable desde que Vladi había decidido marcharse sin él, todo lo sucedido en las últimas horas no había contribuido en nada con el mencionado humor. El problema en este caso no era la posible sensibilidad de los uzkys, sino que Jar parecía compartir con Dreo el asqueroso carácter que estaba exhibiendo, y antes de que lo notaran, se había movido y estaba a pocos centímetros de Dreo quien con rapidez lo había apuntado con su Athame.

  • ¿Salvajes? – siseó Jar – Vuleve a llamarnos salvajes – puntualizó incluyéndose, aunque ya estaba claro que él no era un uzky – y te haré una demostración práctica de lo que es el salvajismo, nic
  • Jar… – intentó Samantha, aunque él pareció no escucharla
  • Yo podría decir lo mismo de ustedes, pero ellos me enseñaron a no generalizar – agregó, pero enseguida se giró y clavó los ojos en Iván – Déjenme en paz, no es asunto de nadie por qué estoy aquí
  • No es nuestra intención cuestionar tu derecho a estar donde quieras, pero, aunque tampoco tendrías por qué entenderlo, es natural que nos lo preguntemos. Sin embargo, en este momento solo queremos tu ayuda – intervino Darien

Si Jar había notado la intrusión de Iván, era porque éste, y aunque el suyo era un don natural y nadie tenía por qué notarlo, él tenía muy arraigadas las enseñanzas de no invadir las mentes ajenas, así que era habitual que bloquease una de las características más destacadas de su raza conduciéndose como un arzhvael y esto hacía que otro, medianamente entrenado lo notase.

Si bien Jar había notado lo anterior, a quien no notó fue a Darien, quien era una peligrosa combinación de sus dos progenitores, teniendo la astucia de su padre y los poderes de su madre, lo que habitualmente eran pésimas noticias para sus enemigos. Sin embargo, Jar no lo era, y lo que buscaba era estabilizar las cosas para proceder a convencerlo de acompañarlosa ver a Jud.

  • ¿Para qué la querrían?

Mientras la mayoría miraba con hostilidad a Erk, pues asumían que él debería haber hecho la petición acompañada de la explicación, Samantha lo que se sintió fue sumamente orgullosa de la habilidad de su vástago, mientras que le mencionado vástago conservando la calma, procedió a explicar, aunque personalmente, quería acomodarle un porrazo a Erk. No obstante, quien terminaría haciéndolo sería el mismo Jar, para sorpresa de algunos.

  • ¡Te lo dije, estúpido! – le gritó – ¡No importa lo que digan y…!
  • Vamos a calmarnos – insistió Darien
  • ¡¿Calmarnos?! ¡Querían matarlo!
  • En realidad, y si escuchaste bien, querían matarnos a todos, pero en el caso de Jud, lo que está complicando la situación es su enfermedad, así que, si tanto te indigna es porque lo aprecias, y siendo así, querrás ayudarlo

Fue evidente para todos, la incomodidad de Jar, aunque no la entendían.

  • Traelo aquí – le dijo a Erk
  • Jar, Jud está muy mal y no podemos moverlo – intervino Samantha, lo que no pareció muy buena idea
  • ¡Pues busquen la manera de hacerlo!




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