Cap. 53 Parientes
Después de muchos retrasos, la reunión del concejo élfico pudo concertarse. Normalmente, ésta se llevaba a cabo en un salón especial para ello ubicado en un lugar equidistante a todas las ciudadelas. No era un sitio especialmente ostentoso, sino más bien austero, y cuando se reunían, en ocasiones iban con los príncipes herederos, como en aquella oportunidad, pero si bien lo normal era que se hiciesen acompañar con una pequeña compañía de arqueros, estando las cosas como estaban, la presencia de éstos era más numerosa.
Caedmon y Cailan fueron los últimos en llegar, y para todos fue obvio que algo de seria naturaleza debía haber ocurrido, pues ambos lucían preocupados. Sin embargo, cuando Amrod iba a interesarse en lo que los preocupaba, hicieron su entrada Ysalfar y Abiel, de modo que se pusieron de pie y doblaron una rodilla en la habitual señal de respto.
- Fy istrey —saludaron todos
- Padarys —respondió ella —Vuelvan a sus lugares, por favor —agregó, ellos obedecieron y ella inició la exposición de por qué habían sido citados —Hace relativamente poco tuvimos una conversación en la que les fue revelado, a quienes no lo sabían, el origen de los Svártalfar, pero si bien les hablé desde mis conocimientos, ahora poseo unos que no tenía antes
En este punto, individuos como Cailan, Alcarin o Niove, que como todos los comandantes de escuadrón estaba presente, se sintieron extrañados, pues hasta donde sabían, ella estaba enterada de todo lo que había que saber. No obstante, casi inmediatamente se sintieron sumamente avergonzados cuando ella los miró, y aunque no era posible que los estuviese mirando en forma individual a cada uno, ellos así lo percibieron.
- Sé todo aquello que me está permitido saber, jóvenes, pero no es de ninguna manera todo lo que hay que saber
Todos y de manera independiente, esperaron que no se estuviese dirigiendo a uno de sus chicos, pero no se enterarían de a quién o a quiénes estaban dirigidas aquellas palabras excepto los involucrados.
- Cuando Björn fue expulsado de su pueblo, no se sintió relegado, sino que pensó que ahora podría constituirse en el señor de uno propio, pero las cosas no le salieron como esperaba ni a la velocidad que habría querido, de modo que pactó con Hela para hacerse con el mencionado pueblo, solo que no tuvo en cuenta que ella no hace nada si no obtendrá algo a cambio, y fue allí donde las cosas se le complicaron, pues no estuvo dispuesto a cumplir con lo que ella le solicitaba ganándose así su ira. De modo que, si él y su descendencia se volvieron criaturas de energía oscura no fue por el castigo que siempre creímos les habían impuesto nuestras deidades por su atroz comportamiento, sino la conscuencia de su incapacidad para cumplir la palabra empeñada a una deidad específica —puntualizó
Era cierto que nadie allí sabía eso, y aunque como dijo Ysalfar, ellos siempre habían creído que las condiciones en las que vivían los Svártalfar sin poder permanecer mucho tiempo en la superficie de la tierra, era el castigo impuesto por sus Æsir, saber que se lo debían a Hela y el motivo para ello, los horrorizó aun más, ya que era bien sabido que había Æsir de Æsir, y era simplemente estúpido hacer tratos con algunos de ellos y, además, molestarlos. No obstante, como Amrod nunca había superado el hecho de que un elfo de su propia estirpe, fuera el que diese origen a aquellas criaturas, se estaba preguntando por qué Ysalfar les estaba diciendo todo aquello, pero aún tendría que esperar para enterarse, porque Ysalfar continuó su relato explicando las diferencias tanto físicas como ideológicas que existían entre los Svártalfar. A pesar de que estaba siendo bastante específica con relación a ambas cosas, a Tahiel, por ejemplo, aunque no era el único, lo que pareció llamarle más la atención fue lo de la apariencia física.
- Disculpa, mi señora, pero… ¿Quieres decir que tienen nuestra apariencia?
- Casi no podrías distinguir un Ljósalfar de un Svártalfar Redwan —le respondió
- Y supongo que lo importante está en el casi —acentuó Alcarin
- ¿Cuál es exactamente la diferencia? —preguntó Gwier con cautela
- Aunque no los he visto a todos, y podría no ser así, sus cabellos son rubios, pero un poco más oscuro, al igual que el azul de sus ojos, pues asumo que, como toda especie, ha evolucionado mimetizándose con su entorno
- Pero eso es peligroso —dijo Caedmon y aclaró —porque podrían confundirse entre nosotros para… —pero se detuvo cuando ella elevó la mano
- Hace poco, la esposa de Ahearn Redwan me buscó
- ¿Disculpa? —dijo Amrod en tono casi horrorizado y ella lo miró con reprobación
- ¿Cómo crees que me enteré de todo lo que acabo de contarles, Amrod?
- Pero…
- Si lo hizo —continuó ella ignorándolo —fue porque Ahearn había sido hecho preso por Cinaed al oponerse a sus planes, y repito, porque al parecer no prestaron la atención adecuada, los Redwan son pacíficos y no están de acuerdo con la manía de los Björn por una superioridad absurda
- Eso dicen ellos —opinó Tahiel
- No, no solo lo dicen, sino que rindieron sus arcos ante mí y están dispuestos a unirse a ustedes en la lucha en contra de Cinaed
- ¿Están dispuestos a alzarse en armas en contra de su propia sangre? —preguntó con cierto tono de duda Ysandar
- El mandatario que no solo oprime y castiga sin motivo a su pueblo, sino que, además, lo obliga a transitar el camino hacia su propia destrucción, solo está creando al monstruo que más tarde o más temprano se levantará en su contra y lo devorará