Arzhvael (libro 12. Amor en tiempos de guerra)

Cap. 58 Perdón

Después del derrame que había sufrido Diandra, y a pesar de que su raza, a diferencia de los firbolgs, solía sanar más rápido contando como contaba con una extraordinaria atención, Paul, Isham e Iván habían estado de acuerdo en que, dada la naturaleza del hecho que había provocado la crisis, era mejor mantener su cerebro en reposo por un tiempo prudencial.

Danny, y aunque seguía sin gustarle que su hija hubiese puesto los ojos en un Lery, ya había tenido suficiente tiempo para tranquilizarse lo bastante como para escuchar razones, y si ya antes de que se desatase el enorme lío sucitado, él no habría sido capaz de hacerle nada a su hija, ahora mucho menos, sobre todo después del trauma recientemente vivido.

Desde que Denielig había recuperado el conocimiento, ellos no habían hablado del asunto, y la chica se estaba muriendo de la ansiedad por Eved, a pesar de que los gemelos y Sasha la mantenían puntualmente informada. Sin embargo, en el presente, y siendo que ya la habían autorizado a levantarse, consideró que era momento de aclarar las cosas.

  • ¿Lista para volver a casa? —le preguntó Danny cuando entró a la habitación
  • No
  • ¿Te sientes mal? —preguntó él con ansiedad

Los gemelos se prepararon a intervenir si era necesario, mientras que Dreo, con su proverbial pragmatismo, miró a su padre con ganas de acomodarle un porrazo, pues en su opinión, Danny estaba siendo muy necio si pensaba que Denielig iría a casa, sabiendo como sabía que Eved seguía allí.

  • No papá, estoy bien, pero al único lugar al que iré ahora, es a la habitación donde está Eved

Danny se frotó la frente, pero antes de que pudiese decir nada, suponiendo que pensase hacerlo, ya ella estaba hablando de nuevo.

  • No es, ni ha sido nunca, mi intención molestarte ni a ti ni a nadie, papá, pero espero que les haya quedado claro que no estoy dispuesta a que nadie me moleste a mí. Amo a Eved tanto si les gusta como si no, y en realidad, a quien debe gustarle es a mí, y te aseguro que cualquiera que se atraviese en mi camino, va a lamentarlo mucho

Dreo lanzó un silbido y los gemelos sonrieron con malignidad, mientras que Aderyn, Gail, Mael y Samantha que habían ido tras Danny, pero se habían quedado en la puerta, pensaron, al menos tres de ellos, que aquellos cuatro chicos podían negar que la tierra giraba, pero nunca podrían negar de quién eran hijos, pues eran más dierctos que las flechas de un berserker. En el caso de Gail, sería la primera vez que no dijese ninguna payasada, porque si bien aquel necio no se había preocupado nunca por las vidas amorosas de sus hijos, pensaba que al menos Lyseryd no había cometido el horroroso crimen que a sus ojos representaba ponerlos en un Lery.

  • Ahora si me permites, y aunque no sea así, voy a ver a mí novio —puntualizó Denielig dirigiéndose hacia la puerta —Tíos —agregó a modo de saludo, pero también para que dejasen de obstruir la puerta

Los chicos se apresuraron a ir tras ella y no porque les interesase más a ellos que a Danny, ver a Eved, y más que a Eved, al padre de éste, sino pr evitar que el mismo hiciese o dijese algo que lo hiciera terminar en la emergencia. Sin embargo, Dreo era Dreo y no podía mantener la lengua en reposo.

  • ¿Crees que debo buscar al abuelo o a algún läkare? —preguntó mirando a Danny
  • ¡Dreo! —exclamó inútilmente Aderyn
  • Bueno, en cualquier caso, la cama está libre

Después de eso se marchó dejando tras de sí el eco de su desvergonzada risa.

  • Danny —dijo Samantha colocando una mano sobre su brazo —creí que ya habíamos superado esto
  • Lo habrás superado tú, porque ya sé que nada puedo hacer, pero de ahí a que me guste es otro asunto
  • Pues ve haciendo que te guste —acentuó Mael —porque creo que Denielig no pudo ser más clara y, en realidad, su extraordinaria claridad, es exactamente igual a la tuya, hermano

Era casi extraño escuchar a Mael en aquel tono tan Elijah, y era en esos raros momentos en los que recordaban que él también era un berserker, quizá no era un payaso como la mayoría de sus congéneres, pero seguía siendo un berserker, y más exactamente, descendiente directo del peor de todos.

Finalmente abandonaron la habitación con un Danny aun abatido y un Gail con expresión de tragedia, pero ahora le tocaba al primero enfrentar quizá otro vendaval, pues ese día despertarían a Diandra. Como los chicos no iban a dejarlo solo en aquel momento precisamente, entraron con él y ya Iván los estaba esperando.

  • ¿Cómo está ella, Iván? —preguntó Aderyn
  • Tan bien como puede estar —le contestó y luego miró a Danny —¿Preparado? —y él asintió colocándose al lado de la cama —¿Quieres que te dejemos solo?
  • ¿Qué sucede contigo? —preguntaron casi al mismo tiempo Gail y Mael

Iván se riñó a sí mismo pensando que estaba siendo muy estúpido, porque aquel grupo seguía siendo tan unido como aquel lejano día en el que se negaron tercamente a marcharse si no llevaban a Mael con ellos. Iván colocó una mano sobre la frente de Diandra, y cuando comprobó que comenzaba a despertar, y sabiendo que a nivel físico estaba bien, discretamente abandonó la habitación.




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