Arzhvael (libro 2. Perseguidos)

Cap. 4 Inicia la caída

 

En un frío y austero salón, alrededor de una mesa se encontraban reunidos Nurión y los principales integrantes de su movimiento. Ninguno se atrevía a respirar siquiera, aquel individuo estaba furioso y en esas condiciones, culpables o no, cualquiera podía resultar blanco de su ira.

  • ¡Quiero resultados! - decía en aquel momento - ¡No estúpidas excusas! - posó su fría mirada en uno de los Nemhains y a los demás se les heló la sangre  - Mortimer  - y el sujeto se levantó -  ¿Me puedes explicar por qué un ataque tan bien planeado resultó un maldito fracaso?
  • Señor, son Arzhaelíes y están…
  • ¡Y un demonio! - lo interrumpió - ¿Cómo es posible que todo un ejército bien entrenado no pueda contra ocho desgraciados?
  • No son ellos nada más mi señor, los Krigers…
  • ¿Los Krigers? - volvió a interrumpirlo - ¿Los Krigers? ¡Una partida de niños inútiles jugando a la guerra! - exclamó con desprecio - ¿Qué clase de Nemhains son ustedes que se dejan vencer por estos críos?
  • Los Cornwall no… - comenzó a decir uno de ellos y cayó fulminado por un rayo mortal, pues le había cercenado la cabeza
  • ¡Quiero la cabeza de esos bastardos antes de navidad! – gritó - No me importa si deben destruir cada casa, cada edificio o todo Helgard ¿Han comprendido?

Después que todos respondieron unánime y afirmativamente, se hizo un tenso silencio. Nurión se había puesto de pie y caminaba de un lado a otro. Finalmente se detuvo y miró de nuevo a Mortimer.

  • ¿Ninguno de nuestros invitados ha hablado?
  • No señor - contestó el hombre - o bien prefieren morir antes de hacerlo, o realmente no lo saben.
  • Pues peor para ellos – dijo - Encuentren a Peter McKenzie donde quiera que esté - y luego agregó con una sonrisa macabra - veremos como le sienta al venerable Consejo Arzhaelí recibir su cabeza en otra caja – y continuó su paseo hasta detenerse nuevamente - ¿Ya está todo preparado para el día del regreso a clases?
  • Sí señor - respondió Mortimer y Nurión se acercó peligrosamente a él
  • Si no tengo a los Douglas la noche del 31 de agosto - le dijo en tono amenazante - es mejor que te hagas matar en el intento o te juro que tu cabeza amanecerá adornando las almenas de este lugar.

Mortimer asintió y sintió un vacío en el estómago, no tenía ninguna duda de que Nurión cumpliría lo que acababa de decir si fallaba. Ni él ni ninguno de los presentes entendía la obsesión de Nurión por aquellos chicos. Podían entender el odio hacia los Cornwall y los Natchzhrer, ya que estos habían sido un serio obstáculo para sus planes siempre, pero tampoco entendían bien el por qué de la misma clase de ira obsesiva hacia los Cornwall que hacia los Douglas. Solo uno de los miembros de aquel grupo conocía los verdaderos motivos, pero bajo ninguna circunstancia lo discutiría con nadie.

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Después del último ataque al Edificio del Consejo de Estado, Kelten era un hervidero. El Heraldo, el diario Arzhvael, publicaba artículos completos dedicados a fastidiar a los Arzhaelíes y a cuestionar sus métodos para brindar seguridad a la población, tachándolos de innecesariamente violentos e ineficaces.

Kelten estaba prácticamente minada de Krigers, éstos custodiaban todas las edificaciones, desde el edificio del Consejo hasta la Bóveda del Tesoro, incluidos los centros comerciales y el Hospital.

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La mañana del 31 de agosto, el comedor de la casa de los Natchzhrer era un pandemónium. Iván y Vlad habían ido la noche anterior al refugio a recoger a las niñas, ya que por orden de Eowaz los chicos no debían viajar en el Develieng Skip, sino que serían trasladados a la escuela por el Dver, de modo  que esa mañana estaban todos en el comedor. Gail discutía con Mael y con Aderyn a causa de Blaidd y su costumbre de despertar a Gail tan poco ceremoniosamente.

  • Cachorro, si ese estúpido bicho vuelve a entrar a mi habitación, lo voy a hacer picadillo - decía Gail mientras se servía el cereal
  • No harás nada si no quieres perder una mano - dijo Mael sin alterarse.
  • No deberías quejarte tanto - intervino Aderyn - después de todo te hace un favor
  • ¡Favor! - exclamó Gail con disgusto
  • Sí, de no ser por Blaidd, llegarías tarde a clase todos los días - aseguró ella

El enorme lobo se acercó a ella y frotó el hocico contra su brazo. Aderyn le acarició la cabeza y le dio una rebanada de pan.

  • Es el colmo - protestó Gail - si yo te dijera que me alcanzaras el pan, me preguntarías que si no tengo manos.
  • Blaidd es mucho más educado que tú  - le contestó Aderyn y Mael rio por lo bajo

Mientras que del otro lado,  Di y Danny estaban enfrascados en una de sus interminables peleas.

  • Te lo digo por última vez, Douglas - estaba diciendo la rubia -  deja a Etienne en paz
  • Si tanto te gusta que te sigan, cómprate un perro - dijo Danny de mal humor
  • Oh, eso no es necesario - dijo ella malignamente - tú guardas un parecido extraordinario con esos animales




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