Arzhvael (libro 2. Perseguidos)

Cap. 17 Los hermanos

 

Mucho antes de que partieran, Vlad se había reunido con Urs y con Anthony.  En la reunión de la noche anterior, él, Giulian e Iván habían tenido una violenta discusión con Delos y Dorila que se oponían a aquella salida, pero Eowaz zanjó la cuestión, de manera que nos les quedó más remedio que aceptar su decisión. Sin embargo, hizo mucho hincapié en que debían prestar la mayor atención a la seguridad, según él, quien corría más peligro era Danny y sin duda todos estaban de acuerdo en este punto. Nurión a quien perseguiría primero sería al chico, pues era lo bastante estúpido como para pensar que Danny representaba una amenaza mayor, por esta razón Eowaz les dio órdenes específicas.

  • Es de suma importancia  que mantengan sus sentidos atentos y de forma constante desde el momento que abandonen Clever House. Y si se presenta cualquier emergencia por pequeña que esta sea, no duden en enviar un alerta de inmediato.

Recordando esto, los Arzhaelíes y los Krigers antes desaparecer rumbo a su destino, concentraron toda su energía en aquietar sus respiraciones y prepararse a percibir hasta el suave viento que movía las hojas.

Aparecieron en el extremo más alejado de una plaza que a aquellas horas estaba desierta y comenzaron a caminar hacia el que había sido el hogar de Danny hasta los siete años. En un principio él se sintió emocionado, tenía muchos deseos de ver a Freddy, Steven y al pequeño David, pero a medida que se acercaban, lo asaltó una preocupación.

  • Escuchen - dijo deteniéndose
  • ¿Qué sucede, Danny? - preguntó Vlad, mientras los demás prestaban atención a sus alrededores
  • Verán, mis padres adoptivos no solían ser especialmente amables,  y bueno no…
  • No te preocupes, Danny – lo interrumpió Eve - ya informé a todos que no debíamos esperar ser muy bien recibidos.
  • Bien - dijo el chico sintiéndose menos culpable de llevarlos a un lugar donde no serían bien tratados.

Cuando divisaron la vivienda, el corazón de Danny comenzó a latir con violencia. Desde esa distancia podía ver que en el jardín frontal estaban los chicos. Tuvo que hacer un gran esfuerzo por no correr. Llegaron a la entrada y una vez allí, Danny se quedó como paralizado, pero en ese momento David que perseguía una pelota, se detuvo y miró al grupo con detenimiento hasta que sus ojos se toparon con los de Danny.

  • ¿Danny? - pregunto con duda

La misma era lógica, pues como ya se dijo, el desarrollo de un arzhvael era diferente al de un Firbolg, de modo que Danny ya lucía el aspecto de un Firbolg de unos diecisiete o dieciocho años. El otro chico que estaba allí abrió mucho los ojos.

  • ¿Danny? -  repitió, pero ya el más pequeño corría hacia la reja.

Danny había reaccionado al escuchar la voz de David y había estirado la mano para abrir la pequeña reja de acceso, de modo que cuando el chico llegó hasta ellos casi lo derriba en el abrazo.

  • No lo puedo creer - decía el niño - Has regresado.

Steven se mostró igualmente emocionado.

  • Ya pensábamos que no te veríamos más - dijo
  • Prometí regresar - les dijo él, y luego precedió a las presentaciones - Supongo que recuerdan a la señorita - dijo señalando a Eve - su nombre es Eve, y es mi madrina - los niños la saludaron y ella les devolvió el saludo - Ellos son Vlad Cornwall, Urs Ditznik y Anthony Gladstone.

Después de las presentaciones y cuando estaban por comenzar a entrar, escucharon la voz de la madre que los llamaba.

  • No estará muy contenta - advirtió Steven - nos dijo que no saliéramos con este frío
  • ¿Dónde está Freddy? - preguntó Danny y no se le escapó que los chicos se miraron con incomodidad - ¿Qué sucede?

Danny se sorprendió, porque de manera inesperada, había captado una serie de imágenes que sin duda procedían de las mentes de sus hermanos. Estuvo a punto de exclamar ¡Demonios!, pero se contuvo. Primero, porque aquello era propio de Sam, pero no de él. Y segundo, porque lo que vio aparte de confuso, no era agradable.

  • Aún no se ha levantado - dijo Steven, pero Danny se abstuvo de preguntar, porque ya habían llegado a la entrada de la casa
  • ¡Les dije que no…!  

Pero la mujer se detuvo mirando a los visitantes con asombro y sus ojos se abrieron hasta adquirir casi el doble de su tamaño al identificar al menor de los recién llegados.

  • ¿Tú? - dijo, aunque no era muy claro si era una pregunta o una acusación - ¿Qué haces aquí?
  • Yo también me alegro de ver que estás bien, madre - contestó él

Mientras esto sucedía, la ira de Vlad se reflejó claramente en sus ojos. Eve miró a la mujer como para que recordara que no era buena idea molestarla, en tanto que los Krigers como ya habían sido advertidos, se limitaron a mirarla con disgusto.

Rose Weeler miró al grupo sin siquiera intentar disimular su disgusto y ciertamente sin ninguna expresión de alegría por volver a ver a su hijo adoptivo.

  • Espero que cualquier cosa que hayas venido a hacer no demore mucho, Raymond…
  • Demorará el tiempo que le parezca, señora - la interrumpió Vlad  - Y le sugiero no interferir.




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