Arzhvael (libro 2. Perseguidos)

Epílogo

 

A partir del momento en el que Bastian asumió, casi no había día en el que no recibieran solicitud de asilo por parte de distintas personas y de diferentes países, porque las cosas para los demás Arzhvaels que vivían en distintas latitudes, no estaban mucho mejor. Siendo Helgard el país conformado únicamente por Arzhvaels, era el modelo a seguir, además de que en Kelten se encontraba la Sede de la OMCA (Organización Mundial de Comunidades Arzhvaels), y por tanto era allí donde se tomaban las decisiones que regirían las políticas de todas las naciones con presencia de Arzhvaels en su territorio. Por supuesto, Nurión se aseguró de tener mayoría de representantes en la mencionada organización, y de este modo todas sus leyes, decretos y normativas luego de ser sometidos a una discusión sumaria, eran aprobados de forma casi inmediata.

Una mañana especialmente triste, Dorila arrojó el diario sobre la mesa. Giulian lo atrapó antes de que llagara a ella y leyó en voz alta:

“Aprobadas simultáneamente, en sesión especial, dos leyes de suma importancia para nuestras naciones. La primera, otorga el poder absoluto a nuestro Presidente del Concejo de Estado, para tomar decisiones que vayan en beneficio de nuestra comunidad, sin previa discusión en asamblea. Y la segunda, se le otorga el permiso al señor Bastian O’Neill, para poder ejercer simultáneamente las funciones de Presidente del Concejo de Estado de Helgard, y Presidente de la OMCA…”

El artículo continuaba explicando algunos otros tecnicismos legales que seguramente serían ignorados olímpicamente por el nuevo y flamante Jefe Supremo.  La indignación de todos estaba en su punto máximo.

  • Este es el asesinato de nuestra democracia, nuestros derechos y la igualdad para nuestra raza  --  dijo Iván con una mezcla de ira y tristeza
  • Alguien dijo una vez, que el día que una comunidad básicamente democrática pasara a manos del totalitarismo, sería porque sus ciudadanos habían votado por ello  --  agregó Giulian  --  Y he aquí la mejor muestra de ello.

Con sumo pesar y con una tristeza que ninguno de los chicos al menos, le había visto nunca, Eowaz se puso de pie y los miró a todos.

  • Pasamos de ser los respetados miembros de una Orden cuyo único fin a través de los siglos ha sido proteger y velar por la seguridad, la paz y la libertad de nuestra raza, a ser los integrantes de una organización subversiva perseguida por la ley  --  les dijo  --  Pero a partir de ahora, los precios que tenían nuestras cabezas se elevaran al doble, porque desde hoy somos resistencia armada en contra de un estado totalitario, y no podremos descansar hasta haberle devuelto a nuestra nación y a todas las que dependen de nuestras leyes, esa paz, esa seguridad y esa libertad a la que todos tenemos  derecho, aunque en ello dejemos nuestras vidas. Y creo que es momento de recordarles, que un Arzhaelí primero renuncia a la vida antes que a la libertad.
  • Señor  --  dijo Danny  --  yo no soy un Arzhaelí ni tengo la edad para serlo, pero le doy mi palabra de que no descansaré hasta haber borrado a ese bastardo de la faz de la tierra, y ciertamente no me importa si tengo morir por ello.
  • Y yo le juro por la memoria de mis padres  --  intervino Sam  --  que Bastian O’Neill la tendrá muy difícil en contra de dos Douglas.
  • Y de los Natchzhrer  --  agregó Gail  
  • Y los McKenzie  --  dijo Diandra con una mirada de profunda ira al recordar la muerte de sus padres 
  • Quizá yo sea el único Berserker, vivo  --  dijo Mael aun sabiendo que no era así, pero eso no venía al caso  --  pero Bastian no debe cometer el estúpido error de considerarme menos peligroso por ello, porque él mismo se encargó de hacer de mí su peor enemigo.

Eowaz los miró con profundo orgullo, sin duda aquellos chicos algún día seguirían los pasos de sus padres convirtiéndose en los Arzhaelíes de los que ya tenían el espíritu.

  • Bastian O’Neill como todo tirano, trata de ahogar miserablemente su inferioridad y su miedo con la sangre de sus enemigos  --  dijo Giulian  --  pero no se ha dado cuenta que con ello, solo está alimentando estúpidamente al monstruo que algún día le cobrara una a una cada gota de esa sangre.
  • Pues que se prepare  --  dijo Vlad  --  quizás nuestros días estén contados, pero los suyos no serán muchos más.

No sabían entonces cuánto dolor, cuántas lágrimas y cuánta sangre aún tendrían  que ver, sufrir y sentir, pero, aun así, estaban dispuestos a darlo todo y lo harían.




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