Cap. 7 ¿Sí o no?
Los Arzhaelíes entraron al Castillo y tanto Vlad como Iván se dirigieron directamente al comedor, pero Giulian se desvió hacia las escaleras.
- ¡Ey! -- llamó Vlad -- ¿A dónde vas ahora?
- Eso no es asunto tuyo, Idem -- le contestó sin volverse
- Veamos, ya nos perdimos la cena por tu culpa, al menos podrías tener la decencia…
- Yo no te estoy impidiendo comer -- dijo cuando ya se acercaba a las escaleras -- no me necesitas a mí para ello.
- No, pero quiero saber a dónde demonios vas, porque tienes la desagradable costumbre de desaparecer de forma muy inoportuna -- replicó el gemelo
- Giulian, déjala -- dijo Iván -- ya hablará contigo cuando lo juzgue conveniente
- ¡Déjenme en paz los dos! -- gruñó Giulian y subió los escalones de dos en dos sin mirar atrás
Caminó directo a la habitación de Sam y entró sin llamar, pero una vez dentro pensó que se le estaban contagiando las costumbres de su ahijada y sonrió.
- Princesa -- llamó al no verla y suponiendo que estaría en el baño
No recibió respuesta y decidió esperar, pero viendo que pasaba el tiempo y ella no salía, se acercó y tocó la puerta.
- Princesa -- repitió -- ¿Estás bien?
Pero de igual modo nadie le contestó, así que empujó la puerta con precaución y pensó en su cuñada.
- Vampi, si estuvieses aquí me matarías -- murmuró en voz baja y sonrió
Sin embargo, el lugar estaba tan vacío como la habitación. Frunció el entrecejo y caminó hacia la puerta. Probablemente la chica estaba con su hermano y sus amigos. De modo que decidió no molestarla y esperar, dirigiéndose a su habitación.
Efectivamente Sam estaba en la habitación de Mael donde estaban todos reunidos, y seguían discutiendo el mismo asunto.
- No me gusta -- dijo Mael
- ¿Por qué no? -- preguntó Diandra
- Porque es peligroso, Di -- dijo el chico
- Supongo que si te lo planteó el mismo Eowaz, es porque no corres tanto peligro -- opinó Gail
- Sabes que confío en ti -- dijo Danny -- pero no podré estar tranquilo si no voy contigo
- Pero no te lo pidieron a ti, Douglas -- intervino Diandra de nuevo -- así que no te pongas pesado
- Es mi hermana, Di, no puedo…
- Todos ustedes están olvidando lo más importante -- habló Aderyn que había permanecido en silencio
- ¿Qué cosa? -- preguntó Gail
- Que Sam estará en compañía de Jonathan y de Giulian -- dijo ella -- y aquí todos sabemos que el solo hecho de mirar mal a Sam es suficiente para que Giulian comience a cortar cabezas. Así que no creo que haya mucho por lo qué preocuparse.
Sam le sonrió a su amiga y pensó con cierto remordimiento que no les había mencionado que precisamente Giulian se oponía a todo el asunto, al tiempo que recordaba que tenía una conversación pendiente con él. De manera que se excusó con los chicos y se dirigió directo a la habitación de Giulian. Abrió y asomó la cabeza.
Giulian que estaba a punto de sacarse la camisa, sonrió y se giró al escuchar su voz.
- ¿Desde cuándo pides permiso? -- preguntó a su vez -- Y sí, siempre puedes
Ella terminó de entrar y fue directo a refugiarse en sus brazos. Después de unos segundos se separó, pero el cabello se le enredó en la cadena que pendía del cuello de Giulian. Él rio y la ayudó a desembarazarse de ella. Sam tomó la placa y leyó Propiedad de G.C.
- ¿Temes perderla?
- Ciertamente no, tiene un hechizo que impide que alguien pueda quitármela -- le dijo
Sam lo miró y se puso seria.
- Tenemos que hablar -- tomó su mano y lo guio hasta sentarse en la cama -- Ya sabes lo que Eowaz me pidió esta mañana -- comenzó y él asintió -- Me explicaron todo, sé que hay ciertos riesgos, como por ejemplo que Bastian me encuentre, pero eso no me importa porque debemos detener lo que está haciendo de alguna manera, y si es ésta, estoy dispuesta a ello -- hizo una pausa esperando a ver si él decía algo, y como no lo hizo continuó -- Es probable que pienses que aún soy muy joven para involucrarme en esto, pero en realidad ya no soy una niña, Giulian, estoy segura de que papá estaría de acuerdo con ese hecho. Del mismo modo que sé que él no se habría negado a hacer algo, por arriesgado que fuese si con ello podía fastidiar a Bastian, y siempre dices que me parezco a él -- en este punto él esbozó una levísima sonrisa, pero siguió sin decir nada -- Nadie puede garantizar que en algún momento las cosas puedan salir mal, pero es deber de todos hacer cuanto esté a nuestro alcance para terminar con esta pesadilla. Aunque estoy dispuesta a afrontar esto, quiero escuchar lo que tengas que decir al respecto.
A pesar de que ciertamente él había tenido mucho que decir, hacía rato que su mente se había ido vaciando mientras la escuchaba, de modo que le costó volver a la realidad, y aun así no se veía capaz de hacer una exposición coherente de sus motivos para negarse, y en realidad ni siquiera era consciente de que ella había demolido la mayor parte.
- Sé que eres poderosa y hábil, princesa -- dijo finalmente -- pero no soportaría perderte por un estúpido error, estoy seguro de que podríamos encontrar a alguien que pudiese hacer esto sin necesidad de arriesgarte.