Arzhvael (libro 3. El Destino)

Cap. 12 Decepción

 

La salida del Hospital se efectuó en medio de un pesado silencio, y al llegar al Castillo, Sam manifestó su deseo de irse a su habitación. Una vez en ella, se acercó a la ventana y trató de poner orden en sus pensamientos. Giulian era como su padre, aunque en realidad Iván lo era mucho más, pero, aun así, suponía que era natural que se mostrase celosa, se dijo. Pero al mismo tiempo, le producía una ira inmensa aquel comportamiento. Era cierto que todos habían dicho hasta el cansancio como era él con relación a las chicas, pero a pesar de que era evidente el interés de las mujeres a su alrededor, ella nunca lo había escuchado reconocer que tuviese algún tipo de relación con ninguna. De modo que el nuevo estado de cosas, era un cambio para el que no estaba preparada.

No obstante, Sam era una chica inteligente y centrada, de manera que tomó la decisión de asumir las cosas con calma y desde una perspectiva lógica. Giulian era un hombre guapo y joven, de modo que tenía todo el derecho del mundo a relacionarse con quien quisiera. Una vez tomada esta saludable decisión, y aunque aún seguía teniendo un desagradable dolor en el corazón, se sintió un poco mejor, y más dispuesta a enfrentar el día a día con todo lo que éste trajese consigo.

Sin bien para la hora del almuerzo, no quiso bajar al comedor, lo que generó cierto estado de alarma en la familia, un poco antes de la cena se presentó en el salón para sorpresa y felicidad de su hermano y sus amigos.

  • ¿Cómo te sientes?  --  preguntó Danny
  • Perfectamente

Él la miró durante unos segundos y luego le sonrió. Danny había pasado todo el día en un estado de desasosiego, que de algún modo sabía que no tenía nada que ver con él. Sin embargo, sabía igualmente que no ganaría nada con preguntarle a Sam de qué se trataba, si ella quería decírselo, ya lo haría.

Gail la miraba con preocupación, pero aceptó que se sentía bien. Aderyn y Diandra por su parte, cruzaron una mirada entre ambas, pero nada dijeron, limitándose a sonreírle a su amiga. Mientras que Mael se fue directamente hacia ella y le tomó las manos.

  • ¿Me acompañas a dar un paseo por el jardín antes de la cena?
  • Claro, me hará bien caminar un poco

Ambos salieron y después de haberse alejado unos metros del Castillo, Mael se detuvo y la miró.

  • ¿Estás bien?
  • Sí, claro  --  le contestó ella y luego agregó  --  si estás preocupado porque no bajé a la hora de la comida, fue simplemente porque no tenía hambre.
  • Bien  --  aceptó él, aunque sabía que no le estaba diciendo la verdad

Siguieron caminando y conversando, Mael le contó acerca de las últimas cosas que habían estado haciendo en clases, y Sam le contó a su vez, algunas de las situaciones vividas durante su misión con los arzhaelíes.

  • Es una pena que esa chica Andrea, haya muerto  --  dijo Sam y Mael endureció la mirada, porque ciertamente él no sentía ninguna pena  --  Espero al menos que la información que lograron obtener resulte de utilidad. 

Emprendieron el camino de regreso y cuando ya estaban por subir la escalinata, Mael se detuvo, le soltó la mano, le sujetó los hombros y la miró directo a los ojos. Aquella mirada siempre le producía a Sam cierta incomodidad, porque, aunque ella manejaba bastante bien su control mental, sentía que Mael podía ver más allá de lo que veían los demás.

  • Nena, sabes que puedes y podrás contar conmigo siempre, para cualquier cosa sin importar lo que esto pueda ser.  Solo tienes que pedir y estoy dispuesto desde mentir hasta matar, no haré preguntas, ni pondré objeciones ¿has comprendido?

Ella elevó una mano y acarició el rostro del chico.

  • Gracias, cachorro  --  se elevó un poco en las puntas de los pies,  le dio un beso en la mejilla y finalmente se abrazaron

Mael cerró los ojos y rogó a los Dioses para que lo que estaba pensando no fuese cierto, deseaba con toda su alma, estar terriblemente equivocado.

Ellos no lo sabían, pero la escena estaba siendo atentamente observada por tres pares de ojos. En uno de ellos, podía leerse la pena, pero en los otros dos, una ira fría y el deseo de hacer pedazos a alguien, y sabían muy bien a quién.

La cena se desarrolló en forma tranquila, Sam quiso saber acerca de lo que se haría a continuación con relación a la misión, y Eowaz le informó que habían pasado la información a Vlad, pero que de momento no reanudarían sus actividades, ya que, a esas alturas, Nurión estaba sobre aviso y sería imprudente continuar por ese lado.

Después de la cena, Giulian se excusó y salió. Eve frunció el entrecejo, mientras que Sam adoptó una expresión de absoluto hermetismo. Aderyn y Diandra volvieron a intercambiar una mirada, pero no hubo comentarios de ninguna especie.

Se retiraron temprano a sus habitaciones, pero Sam no podía dormir. De modo que se echó una bata sobre los hombros, tomó el libro que había estado leyendo, y bajó dirigiéndose directamente a la biblioteca con intención de colocarlo en su lugar. Se estaba paseando entre las estanterías buscando otra cosa, cuando la ya familiar voz de Will se dejó escuchar a sus espaldas.

  • ¿Desvelada de nuevo?  --  ella se giró y le sonrió
  • Tal vez solo echaba de menos nuestra charla nocturna 




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