Arzhvael (libro 3. El Destino)

Cap. 13 Y crecieron

 

Durante los tres meses siguientes, las cosas dieron un vuelco inesperado. Por un lado, Sam literalmente se bebió tantos libros como pudo, superando en horas de biblioteca a Aderyn y a Mael. Pero a pesar de que pasaba gran parte de su tiempo libre en la biblioteca, sus charlas con Will se redujeron al mínimo. Si él lo echaba de menos o no, no se sabía, porque nunca dijo nada, se limitaba a que la chica tuviese un servicio de té siempre a su disposición, y contestaba las ocasionales preguntas que le hacía.

Giulian y Jonathan salieron y volvieron en varias ocasiones. Vlad estuvo un par de semanas, pero Iván llevaba meses sin aparecer.

Tres hechos de igual naturaleza, aunque con diferentes protagonistas, fueron los que marcaron el fin de una etapa y el inicio de otra.

En una de las clases de Alquimia y dándose cuenta el profesor que Danny y Gail como de costumbre, estaban haciendo estupideces en lugar de prestar la debida atención, fueron castigados a quedarse al final de la clase. De modo que Mael se marchó con las chicas.

  • ¿Tomarás la merienda con nosotros, Sam?  --  preguntó Diandra
  • No, estoy terminando un…
  • … trabajo en la biblioteca  --  completó Diandra  --  ¿Sabes?  Casi estoy por creer que te has enamorado del guapísimo y antipatiquísimo de mi primo.
  • ¡Diandra!  --  exclamó Aderyn
  • ¿Qué?  Will es lo bastante guapo como para que cualquiera se fije en él  -- se defendió la chica  --  Si fuera menos desagradable, claro

Los cuatro rieron y continuaron su camino, pero antes de llegar a la puerta por la que accedían a la otra parte del Castillo, Denis Bishop, uno de sus compañeros de clase, y no muy apreciado debido a la prepotencia con la que sus padres trataban a todo el mundo, hizo que se detuvieran.

  • ¡Aderyn!  --  llamó, y todos se volvieron
  • ¿Sí?
  • ¿Podemos salir al jardín un momento? Me gustaría hablar contigo.

Si Aderyn estaba sorprendida, mucho más lo estaban sus amigos y su prima, quien mucho menos discreta que los demás, la miró con cierto brillo de picardía.

  • ¿Denis?  --  susurró elevando una ceja
  • Déjala, Di  --  dijo Sam  --  Ve Aderyn
  • ¿Quieres que te esperemos?  --  preguntó Mael en un gesto de solidaridad con Gail, aunque no sabía ni para qué si el muy necio ni cuenta se daba. Mientras Diandra le propinaba un pellizco en el brazo
  • No, no lo haremos. Aderyn conoce perfectamente el camino, cachorro ¡Vamos!  --  dijo Diandra tirando de su brazo

Hasta allí todo habría estado muy bien, pero como siempre y sustentando la teoría del caos, las variables hicieron la diferencia.

En el camino Diandra fastidió tanto a Sam, que ésta acepto ir a merendar con ellos, y el profesor de Alquimia fue requerido por Endering, de modo que se contentó con enviar el doble de deberes a los chicos, prometiendo que, si no los tenían listos para la próxima clase, estarían castigados hasta navidad, por lo que Sam y los demás se sorprendieron al verlos de regreso tan pronto.

  • Tuvimos suerte  --  dijo Danny 
  • Sí, solo nos enviaron el doble de deberes  --  agrego Gail mientras agarraba un trozo de pastel
  • ¿Y a eso le llaman suerte?  --  preguntó Mael  --  A ese paso estarán haciendo deberes todo el fin de semana, porque si mal no recuerdo, Endering también les mandó una grosera cantidad, al igual que…
  • Sí, sí cachorro  --  interrumpió Gail  --  eres extraordinariamente amable al recordárnoslo, pero contamos con tu ayuda, la de…  --  y se detuvo  --  ¿Dónde está Aderyn?
  • En el jardín  --  contestó Diandra
  • ¿Haciendo qué?  --  preguntó Danny

Pero, aunque Sam y Mael le habrían sugerido no decirlo, era mucho esperar eso de Diandra.

  • Dando un paseo con Denis  --  contestó la chica mientras bebía su té.

Como era de esperar, tanto Gail como Danny se pusieron de pie de inmediato y ambos miraron con ira a Mael.

  • ¿Y la dejaste ir sola?  --  preguntó Danny mientras comenzaba a caminar tras Gail que ya le llevaba unas cuantos pasos
  • No está sola, Douglas, dije perfectamente…
  • ¡Te escuché!  --  le gritó Danny

Mael había intentado darle alcance a Gail y lo consiguió cuando ya casi llegaban a la salida.

  • Gail escúchame  --  pidió sujetándolo por un brazo
  • ¡Déjame en paz!

Si bien era cierto que Mael habría podido emplear su fuerza, no quería hacerle un daño innecesario a su amigo, aunque personalmente pensaba que se lo merecía. Entre tanto, Diandra iba corriendo tras Danny, riñéndolo.

  • Ya no somos niñas, Douglas ¿te enteras?  Y nosotras no andamos tras ustedes cuando alguna cabeza hueca de esas que siempre andan revoloteando alrededor de ustedes…  --  pero hizo silencio cuando Danny se detuvo bruscamente y la sujetó por los hombros.
  • ¡Cállate de una vez, Diandra o te haré callar yo!
  • ¡Ja! No me amenaces, Douglas o podrías descubrir… 




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