Eowaz se encontraba de pie al lado de la cama de Leomer, su estado era crítico y como había dicho Daira, ni él ni Kenneth soportarían la desmaterialización al ser trasladados, si se arriesgaban a ello, su energía se debilitaría a tal punto que sería imposible que se mantuviera unida a la materia.
Leomer se movió y Eowaz se acercó a él, pero no llegó a recobrar la consciencia, de modo que se alejó de nuevo y miró a Daira.
Se llevó la mano a la sien en un gesto de cansancio. Si había algo con lo que no había aprendido a lidiar en todos sus largos años de vida, era con la pérdida de sus hombres. En ese momento una niebla blanquecina con destellos de plata se detuvo frente a él, y luego apareció la figura de Garlan.
La figura se disolvió y Eowaz pensó que Bastian realmente había maximizado sus habilidades, aún no había logrado suprimir la emisión de energía, pero evidentemente la bloqueaba con mucho éxito, porque para que los mejores arzhaelíes en materia de rastreo, no lograsen ubicar con exactitud un lugar de donde con toda seguridad, ocho arzhaelíes estaban emitiendo señales, el bloqueo debía ser excelente. Y si de algo estaba seguro, era que en aquella zona no había nada ni remotamente parecido a Heimalandinu. De manera que fuese lo que fuere, tenía que estar a la vista. Sin embargo, luego se riñó a sí mismo, porque podía no haber una construcción tan antigua y mágica como Heimalandinu, pero si era propiedad de Bastian, podía perfectamente impedir el paso, con independencia de que también tuviese las protecciones suficientes para no ser visto por los rastreadores.
Garlan y los demás habían llegado a la misma conclusión que Eowaz, aquella no era una zona mágica en ningún sentido, por lo tanto lo que les estaba impidiendo llegar hasta sus compañeros, era producido por Nurión, y tenían que poder con aquello.
Pero dos horas después seguían igual de frustrados, podían sentir las vibraciones, pero éstas no se concentraban de manera mayor en ningún punto específico, y para empeorar las cosas, éstas comenzaban a debilitarse.
Se interrumpió y todos se giraron y apuntaron con sus Gwialen o sus Athame hacia el mismo punto.
Pero su sorpresa no pudo haber sido mayor, especialmente la de Garlan, al ver aparecer a su grupo de alumnos.
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Editado: 25.09.2022