Arzhvael (libro 3. El Destino)

Cap. 28 Juzgados y sentenciados

 

Los tres arzhaelíes se paseaban por el pasillo y ya Giulian había perdido la paciencia en dos ocasiones, de manera que Vlad se había visto obligado a emplear la fuerza para detenerlo.  Finalmente salió Alan y los tres prácticamente se lanzaron encima de él.

  • ¿Cómo está?  --  preguntaron los tres
  • Estable, por el momento. Ya reparamos los huesos rotos y las heridas en el rostro, los daños internos aún están en proceso de…

Pero se detuvo al ver las expresiones de horror y desconcierto de los tres hombres.

  • ¿Daños internos?  --  preguntó Iván con una nota de pánico en su voz
  • ¿Cómo se supone que sucedió esto?  --  preguntó Vlad con ira

Giulian estaba más allá de cualquier pensamiento racional, y ciertamente imposibilitado de decir una sola palabra.

  • Siempre he dicho que sus métodos son algo rudos, pero tratándose de aspirantes y además mujeres, deberían ser un poco más considerados  -- sentenció Alan

A los Arzhaelíes no les tomó más que unos pocos segundos entender de qué les estaba hablando Alan. Sabían que los chicos estaban por enfrentar la prueba final de su entrenamiento, de modo que todo aquello había sucedido durante ella. Una idéntica expresión se dibujó en el rostro de los tres, y por un momento Alan sintió temor, aunque ciertamente aquello no estaba dirigido a él.

  • Quiero verla  --  dijo Iván y aquello estaba muy lejos de ser una amable petición, sino que era casi una orden
  • Por aquí  --  y los tres siguieron Alan

Cuando entraron y vieron a su pequeña en aquellas condiciones, se les encogió el corazón. Si bien era cierto que ya Alan había atendido sus heridas externas, éstas aún estaban en proceso de cicatrización, y todavía no había desaparecido por completo la inflamación. Iván que fue el primero capaz de moverse, se acercó y acarició sus cabellos. Unos segundos después lo hicieron los gemelos y Alan vio que, en el caso de uno de ellos, una lágrima se deslizó por su mejilla. Sam se quejó y los tres se tensaron.

  • Sufrió un traumatismo abdominal que produjo sangrado del hígado, pero, aunque ya está controlado, todavía duele  --  informó Alan 

Si aquel hombre hubiese tenido, aunque solo fuese una lejana idea de lo que sus palabras estaban produciendo en ellos, habría considerado no ser tan específico. Y aunque por lo general no lo era, lo que estaba diciendo lo había dicho teniendo en cuenta los conocimientos de Iván en cuanto a anatomía. En ese momento una Nyrs se acercó a Alan.

  • El joven despertó  --  le informó y él asintió
  • Si me disculpan, debo…
  • ¿Podemos verlo?  --  preguntó Iván que parecía haber recuperado su expresión y su tono serenos
  • Claro  --  contestó Alan  --  él no estaba en tan malas condiciones

Pero aquello, lejos de alegrar a los arzhaelíes, solo aumento su ya muy crecida ira. Siguieron a Alan hacia la habitación del chico, esperaron que él lo revisara, y luego Iván se acercó.

  • ¿Cómo te sientes?
  • Como si me hubieran apaleado, señor.

Iván lo miró a los ojos y unos segundos después ya tenía lo que estaba buscando.

  • Descuida, pronto te sentirás mejor, estás en buenas manos

Se volvió y comenzó a caminar hacia la puerta con paso decidido y seguido por los gemelos.

  • Gracias Alan  --  le dijo deteniéndose un momento  --  No sé cuándo podamos regresar, pero la dejo en tu manos

Toda la situación extrañaba mucho a Alan, porque recordaba que la vez anterior, Cornwall prácticamente no se había separado de Samantha, pero se abstuvo de hacer preguntas, especialmente porque conocía a Iván Natchzhrer desde hacía muchos años, y en poquísimas ocasiones había visto lo que estaba viendo en ese momento. Aparte de la expresión tormentosa de sus ojos, estos se habían tornado de un rojo peligroso, y Alan estaba perfectamente consciente de lo que eso significaba. Su último pensamiento antes de verlos abandonar la habitación fue, que no le gustaría estar en los zapatos del pobre desgraciado que había generado aquella ira asesina.

  • ¿Quién?  --  preguntaron los gemelos apenas salieron
  • ¡McEwan!  --  y aquella sola palabra, sonó a sentencia

La única persona que habría podido tener una oportunidad de detener a los gemelos, habría sido el que ahora tenía tantos deseos como ellos de hacer lo que iban a hacer, y aunque los gemelos difícilmente habrían pensado, como no lo habían hecho nunca, en las posibles consecuencias de sus actos, Iván sí lo había hecho, y de allí que le dijera lo que le dijo a Alan, él sabía que caminaban derechos a ser detenidos y encerrados, pero no le importó en lo más mínimo.

Eowaz y los instructores se encontraban en la sala de reuniones, y los Arzhaelíes se preparaban a rendir su informe, pero Eowaz tenía cara de preocupación, ya había sido informado del traslado de los dos aspirantes al Hospital y estaba pensando en las consecuencias de aquello, pero por encima de eso, se preguntaba qué le había sucedido a Garlan, y al mismo tiempo se planteaba el enviarlo lejos de allí lo antes posible, conocía bien a los Cornwall y estaba positivamente seguro de su reacción ante aquello.

  • Estamos listos, señor  --  dijo Waleska sacándolo de sus pensamientos
  • Bien, los escucho.




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