Los tres arzhaelíes se paseaban por el pasillo y ya Giulian había perdido la paciencia en dos ocasiones, de manera que Vlad se había visto obligado a emplear la fuerza para detenerlo. Finalmente salió Alan y los tres prácticamente se lanzaron encima de él.
Pero se detuvo al ver las expresiones de horror y desconcierto de los tres hombres.
Giulian estaba más allá de cualquier pensamiento racional, y ciertamente imposibilitado de decir una sola palabra.
A los Arzhaelíes no les tomó más que unos pocos segundos entender de qué les estaba hablando Alan. Sabían que los chicos estaban por enfrentar la prueba final de su entrenamiento, de modo que todo aquello había sucedido durante ella. Una idéntica expresión se dibujó en el rostro de los tres, y por un momento Alan sintió temor, aunque ciertamente aquello no estaba dirigido a él.
Cuando entraron y vieron a su pequeña en aquellas condiciones, se les encogió el corazón. Si bien era cierto que ya Alan había atendido sus heridas externas, éstas aún estaban en proceso de cicatrización, y todavía no había desaparecido por completo la inflamación. Iván que fue el primero capaz de moverse, se acercó y acarició sus cabellos. Unos segundos después lo hicieron los gemelos y Alan vio que, en el caso de uno de ellos, una lágrima se deslizó por su mejilla. Sam se quejó y los tres se tensaron.
Si aquel hombre hubiese tenido, aunque solo fuese una lejana idea de lo que sus palabras estaban produciendo en ellos, habría considerado no ser tan específico. Y aunque por lo general no lo era, lo que estaba diciendo lo había dicho teniendo en cuenta los conocimientos de Iván en cuanto a anatomía. En ese momento una Nyrs se acercó a Alan.
Pero aquello, lejos de alegrar a los arzhaelíes, solo aumento su ya muy crecida ira. Siguieron a Alan hacia la habitación del chico, esperaron que él lo revisara, y luego Iván se acercó.
Iván lo miró a los ojos y unos segundos después ya tenía lo que estaba buscando.
Se volvió y comenzó a caminar hacia la puerta con paso decidido y seguido por los gemelos.
Toda la situación extrañaba mucho a Alan, porque recordaba que la vez anterior, Cornwall prácticamente no se había separado de Samantha, pero se abstuvo de hacer preguntas, especialmente porque conocía a Iván Natchzhrer desde hacía muchos años, y en poquísimas ocasiones había visto lo que estaba viendo en ese momento. Aparte de la expresión tormentosa de sus ojos, estos se habían tornado de un rojo peligroso, y Alan estaba perfectamente consciente de lo que eso significaba. Su último pensamiento antes de verlos abandonar la habitación fue, que no le gustaría estar en los zapatos del pobre desgraciado que había generado aquella ira asesina.
La única persona que habría podido tener una oportunidad de detener a los gemelos, habría sido el que ahora tenía tantos deseos como ellos de hacer lo que iban a hacer, y aunque los gemelos difícilmente habrían pensado, como no lo habían hecho nunca, en las posibles consecuencias de sus actos, Iván sí lo había hecho, y de allí que le dijera lo que le dijo a Alan, él sabía que caminaban derechos a ser detenidos y encerrados, pero no le importó en lo más mínimo.
Eowaz y los instructores se encontraban en la sala de reuniones, y los Arzhaelíes se preparaban a rendir su informe, pero Eowaz tenía cara de preocupación, ya había sido informado del traslado de los dos aspirantes al Hospital y estaba pensando en las consecuencias de aquello, pero por encima de eso, se preguntaba qué le había sucedido a Garlan, y al mismo tiempo se planteaba el enviarlo lejos de allí lo antes posible, conocía bien a los Cornwall y estaba positivamente seguro de su reacción ante aquello.
#1090 en Fantasía
#166 en Magia
amor lealtad venganza, magia traiciones persecuciones, resistencia enfrentamiento experimentos
Editado: 25.09.2022