Arzhvael (libro 3. El Destino)

Cap. 30 De vuelta a casa

 

Cuando Sam despertó ese día, su consciencia estaba más clara y recordaba todo. Giró la cabeza y vio a Will de pie al lado de la cama.

  • ¿Cómo te sientes?
  • Como si me hubiesen apaleado, lo que técnicamente sucedió ¿no?
  • Vaya, me alegra que estés de ánimo para bromear

Ella lo miró durante unos segundos y notó varias cosas, entre ellas que el chico tenía profundas ojeras y se sintió terriblemente culpable, porque dado que su memoria estaba en pleno funcionamiento, recordó que las veces que había despertado, lo había visto allí. Lo que la hizo plantearse otras preguntas.

  • ¿Cuánto tiempo llevo aquí?
  • Dos días 
  • ¿Danny y los demás están bien?
  • Sí, lo están  --  vio la extrañeza en los ojos de ella, y supo cuál sería la siguiente pregunta
  • ¿Por qué no los he visto?
  • Están detenidos  --  Will tenía muchas cosas buenas, pero la delicadeza no era una de ellas, siempre decía las cosas en forma concisa, directa y ajustado a lo que se le preguntaba, nunca más ni menos
  • ¿Por qué?
  • Según entiendo, por desobedecer las órdenes que se le dieron

Sam no tenía idea de a qué órdenes se estaba refiriendo Will, y como no se lo dijo, asumió que no lo sabía, de modo que pasó a otro asunto.

  • ¿Y los demás?
  • Define demás  --  y Sam frunció el ceño
  • Iván, Giulian, Eve…
  • Todos, con excepción de Eve, incluidos dos de mis hermanos, están detenidos también
  • ¿Por qué?  --  preguntó ella abriendo mucho los ojos
  • Por irrumpir en la Sala de Juntas durante una reunión sin autorización, y por agredir a un arzhaelí.

Ella no tuvo ningún inconveniente en imaginar el asunto, lo que no podía creer era que todos hubiesen hecho semejante barbaridad.

  • ¿Iván también?  --  preguntó para asegurarse
  • Sí, Iván también
  • ¡Por todos los cielos!  --  exclamó  --  No puedo creerlo.

Pero siendo que no era una pregunta, Will no dijo nada. Sam pensó una gran cantidad de cosas y de nuevo volvió a sentirse culpable, aunque en realidad no lo era. Hizo intento por levantarse, pero Will se lo impidió.

  • No puedes levantarte aún.
  • ¿Por qué?  -- preguntó mirándolo mal  --  Ya me siento bien
  • Me alegra saberlo, pero hasta que Alan no disponga lo contrario, debes permanecer en la cama
  • Will, te agradezco mucho tu preocupación y cuidados, sé que has estado aquí todo el tiempo, pero no eres mi padre, así que…
  • Estoy consciente del hecho obvio de no ser tu padre, señorita, pero igual no vas a levantarte

A pesar de que Sam realmente estaba muy agradecida con él, no pensaba quedarse allí mientras todos estaban detenidos, y lamentó tener que hacer lo que iba a hacer. Sin embargo, no contó con el hecho de que no se las estaba viendo con ningún muchachito al que pudiese manejar con facilidad, Will McKenzie era un hombre de veintiséis años y con una habilidad e instinto como pocos. De manera que antes de que la idea terminase de formarse en su cabeza, se vio sujeta a la cama sin poder moverse.

  • Lamento tener que hacerlo de este modo, pero tú me obligaste. Y ahora que tengo tu atención, sugiero que me escuches  --  le dijo y apoyó ambas manos a los lados de su cabeza  --  Nos diste un enorme susto, llevo tres noches sin dormir preguntándome si tendrías la fuerza suficiente para salir de esto. Y de no ser así, probablemente sería yo quien estuviese en una celda por haber querido hacer lo que hicieron los demás, con la diferencia de que yo sí habría matado al infeliz. De modo que tú te quedaras exactamente donde estás, señorita Douglas, así tenga que recurrir a medios tan poco delicados como este ¿Me he expresado con claridad?

Después de escucharlo, a Sam se le pasó la ira que había sentido al sentir que no podía moverse, y de pronto comenzó a llorar. Will había esperado que reaccionara exhibiendo su habitual terquedad, pero en ningún caso que lo hiciera de aquella forma, así que se maldijo considerando por primera vez que podía haber resultado muy duro con ella. De modo que soltó la sujeción y la abrazó dejando que llorase todo cuanto quisiese, aunque aquello lo hacía sentir miserable.

  • Lo siento, Will  --  dijo ella después que se calmó un poco y él se apartó  --  En verdad estoy agradecida y lamento que te hayas preocupado tanto, pero es que no puedo quedarme aquí mientras todos están detenidos, yo…
  • ¿Tú qué, exactamente?  --  preguntó él

Y realmente no había una respuesta para eso, Sam se dio cuenta que, aunque pudiese levantarse e ir hasta donde estaban ellos, nada podría hacer. De manera que poco a poco fue recuperando la calma. Un poco más tarde llegaron Eve y Anne en compañía de Peter, y fiel a su costumbre, Will caminó hacia la puerta, pero en esta ocasión Sam lo detuvo.

  • ¿Dónde crees que vas?  --  los demás voltearon con extrañeza




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