Al día siguiente la actividad comenzó muy temprano, las chicas fueron las primeras en estar listas, pero, aunque no les extrañaba que Gail y Danny aun no lo estuviesen, sí les extrañó mucho que Mael no estuviese esperándolas abajo como de costumbre. De modo que Sam decidió ir a ver qué le sucedía. Como siempre abrió sin llamar, aunque luego se reprochó el asunto recordándose a sí misma que debía mostrar cierto respeto por la intimidad de los demás. Sin embargo, Mael estaba de pie junto a la ventana.
Sam había notado la tristeza en la voz del chico, aparte de que era lo suficientemente sensible para percibir con facilidad los estados de ánimo.
Ella sintió una punzada muy dolorosa en su corazón, tanto por él, como por ella misma. Sin embargo, sepultó sus propios sentimientos y avanzó hacia Mael. Él nunca hablaba de sus padres ni se quejaba por su suerte, pero el dolor estaba allí, y Sam se reprochó porque si alguien debía entender la soledad que probablemente sentía Mael, era ella. Era cierto que todos habían perdido a alguien, pero en su caso tenía a su hermano, Gail tenía a su padre, y Diandra a sus tíos y primos, mientras que Mael realmente no tenía a nadie de su sangre. Y por mucho que todos lo quisieran como si fuese hijo, sobrino o hermano, ella sabía mejor que nadie lo doloroso que era saberse solo en el mundo.
Mientras ella lo abrazaba y él la estrechaba contra su pecho, Mael se maldijo en todos los tonos preguntándose cómo podía ser tan imbécil para decir algo como aquello justamente a Samantha. Sin duda había despertado el doloroso recuerdo de que ella tampoco tenía a sus padres, y él no tenía ningún derecho a amargarle aquel día de esa manera. Sam había tenido acceso a los pensamientos de Mael y se sintió peor aún, porque en medio de todo, él hacía a un lado un dolor que tenía todo el derecho a sentir, y pensaba en lo que le había hecho sentir a ella. Decididamente Mael Berserker era una clase excepcional de ser humano.
Cuando estaban a punto de abandonar la habitación para bajar a desayunar, entró Iván. Después de saludarlos, se acercó y los miró a ambos.
Como era de esperarse, Sam se lanzó en sus brazos hecha un mar de lágrimas e Iván intentó bromear con ella.
Una vez que Sam se calmó, bajaron y ya Danny y Gail estaban allí, y él último estaba quejándose de todas las formas posibles por lo incómodo del uniforme de gala.
Aderyn enrojeció hasta la raíz del cabello, y se preguntó por qué su prima tenía que ser tan mordaz. Giulian bajó cuando ya casi todos habían terminado de desayunar, pero a diferencia de los demás, solo tomó café. Gail estuvo a punto de meterse con él, pero Iván que lo conocía muy bien, le advirtió antes de que hablase, que dejase en paz a Giulian.
Partieron hacia la sede y cuando llegaron al patio central, vieron la enorme cantidad de personas, pero en esta ocasión, no se trataba de arzhaelíes como el día de la presentación de Brendan, sino de los familiares de los aspirantes. Muchas cabezas se giraron hacia el conjunto que hacía su entrada en ese momento, con evidente admiración.
Del grupo de cien aspirantes que había completado el entrenamiento de ese año, solo veinticinco no lo aprobaron. Sam había preguntado qué sucedería con ellos, y Eve le dijo que normalmente la mayoría volvía a intentarlo, mientras que solo unos pocos desistían.
Los arzhaelíes fueron a ocupar sus lugares, mientras que los chicos fueron a formarse junto con sus compañeros. En cuanto todos estuvieron ubicados donde correspondía, Eowaz se acercó al pódium.
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Editado: 25.09.2022