Arzhvael (libro 3. El Destino)

Cap. 40 El experimento

 

Bastian ingresó a la sala y sin saludar a nadie se acercó a la cama, Neven se hizo a un lado y su lugar fue ocupado por él.

  • Debo decir que no fue fácil atraparte – dijo Bastian – Solo espero que haya valido la pena el esfuerzo – agregó mirando al hombre
  • Apenas estamos comenzando las pruebas señor, pero estoy seguro que está en perfecto estado
  • Como dudo que te intereses por mi salud física por puro altruismo, deduzco que debes tener algún retorcido motivo para ello - dijo Mael y el hombre que estaba a su lado abrió mucho los ojos mientras Bastian reía
  • Demasiada arrogancia para una raza inferior.
  • Aquí el único ser inferior eres tú, pero eso ya lo sabes, y te escudas tras tu desmedido ego matando inocentes con el pobre argumento de que son inferiores, cuando en realidad cualquiera de ellos vale mucho más que tú y todo tu ejército de títeres que ha demostrado hasta la saciedad su inutilidad - le dijo con desprecio

Neven y el otro individuo estaban boquiabiertos y seguros que en cualquier momento todo acabaría, porque Nurión mataría a aquel chico. Y aunque ciertamente el rostro de Bastian se había contorsionado, sus próximas palabras los sorprendieron.

  • En una cosa te concedo razón, porque hasta ahora mi ejército ha resultado bastante decepcionante, pero afortunadamente gracias al ingenio de Arteithio y a tu colaboración, eso está por cambiar

Ahora Mael estaba confundido y se preguntaba qué demonios significaba eso. Esperó, pero Bastian no parecía muy dispuesto a aclarar nada.

  • Continúen, ya hemos perdido mucho tiempo Arteithio -- dijo mirando al sujeto que aún tenía cara de asombro

Neven y el hombre al que Bastian había llamado Arteithio continuaron con sus aparatos, y Mael decidió cerrar los ojos porque la intensa luz comenzaba a lastimarlo. Sintió que la puerta se abría de nuevo, pero no habría abierto los ojos de no haber sido porque identificó el olor de Sam. Aquello le produjo un inmenso alivio, porque hasta ese momento se había estado preguntando qué había sucedido con ella. Vio que la colocaron en la otra cama, la despojaron de la bata que la cubría, y él se sintió furioso. Comenzaron a colocarle los mismos objetos que le habían colocado a él en la frente y en el pecho, y cuando se apartaron, Mael notó que tenía los labios azulados y la piel erizada.

  • ¿No podrían cubrirla? -- preguntó
  • ¿Por qué? -- preguntó Bastian a su vez -- No me dirás que lo encuentras un espectáculo desagradable, porque si es así, comenzaré a dudar de tu hombría.
  • Porque tiene frío, bastardo 
  • Está inconsciente, niño estúpido, ni cuenta se daría si en este momento le cortan el cuello.

Neven insertó una aguja en su brazo, pero Mael no vio nada más, porque ella le obstaculizaba la visión. Cuando finalizó lo que estuviese haciendo, se volvió y le hizo una señal de asentimiento a Arteithio.

  • ¿Todo en orden? -- preguntó Bastian
  • Sí señor -- contestó Neven
  • ¿Qué te propones? -- preguntó Mael
  • ¡Ah, interesante pregunta! Verás, tengo entendido que mi despreciable nieta es poseedora de unas habilidades muy especiales, de modo que ustedes dos serán muy amables al proporcionarme un descendiente de ambos, que…
  • ¡Estás loco! -- lo interrumpió Mael -- Yo jamás…
  • No estás en posición de hacer nada y francamente me decepcionas, tenía entendido que te interesabas mucho en ella. Pero en cualquier caso no necesito tu aprobación -- y se volvió hacia Arteithio -- ¿Todo listo? -- y él asintió
  • Neven, vamos a sedarlo para practicar la extracción -- le dijo a la chica 
  • No – se opuso Bastian y una sonrisa maligna se dibujó en sus labios  --  sin sedantes
  • ¡¿Señor?!
  • Ya me escuchaste, veamos si tiene tanto valor como palabras le sobran

No era necesario ser un genio para saber que aquello no iba a ser agradable, de modo que Mael se preparó para sentir una gran dosis de dolor. El tal Arteithio se giró hacia una mesa que estaba a su lado, tomó una jeringa y las dimensiones de la aguja no eran nada tranquilizadoras, sin embargo, Mael se obligó a tranquilizar su respiración y a relajar la mente, fuera lo que fuere tenía que resistirlo. El individuo se posicionó hacia la mitad de la cama y a continuación insertó la aguja en uno de los testículos del chico. Mael sintió el intenso dolor, pero solo se limitó a mirar con odio a Bastian sin mover ni un músculo ni emitir ningún sonido, no le daría ese placer al muy bastardo. Por fortuna aquello no duró mucho.

  • Bueno, debo reconocer que eres valiente -- dijo Bastian
  • Que es mucho más de lo que puede decirse de ti, infeliz – contestó Mael con los dientes apretados

Después de eso cerró los ojos mientras se serenaba y pasaba el dolor. Cuando los abrió nuevamente, giró la cabeza y vio a Arteithio inclinado sobre la mesa donde tenían a Sam, pero no podía ver lo que hacían, pero comenzó a rogar a los dioses para que, lo que fuera, no le supusiera un dolor tan brutal como el que le habían causado a él. Un rato después todos abandonaron la estancia. Mael miró a Sam y se le encogió el corazón, estaba tan pálida y seguramente helada, y él sin poder hacer nada.




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