Arzhvael (libro 3. El Destino)

Cap. 41 La fuerza Arzhaelí

 

Sam se sentía desorientada, no recordaba haber comido ni bebido nada, el tiempo le parecía una extraña sucesión de hechos determinados por las desapariciones y apariciones de Akil. Recordaba haberlo enviado en busca de ayuda y que él había regresado solo. Trató de hacer memoria y recordó su conversación.

  • Iván dice que no desesperes, que lo siguen intentando y que te ama
  • ¿Por qué no vinieron contigo?
  • Porque no es posible, solo yo puedo ir y venir, pero no puedo guiarlos hasta aquí, y tampoco puedo regresar si no me llamas  --  le había informado

Más tarde, o al menos para ella era así, había llamado de nuevo a Akil, porque recordaba haberlo enviado con el mensaje de que no se preocuparan que ella estaba bien. El Djin se había presentado en cuanto ella lo había llamado, informándole que seguían buscándola. En ningún momento Iván le dijo que Mael estaba igualmente desaparecido, de modo que Sam no tenía idea de ello.

Según las cuentas de Sam, llevaba dos días allí cuando en realidad llevaba dos meses de reclusión, pero el equipo de Nurión se había encargado de mantenerla sedada desde que habían llegado. De manera que su lucidez era en extremo precaria. Sin embargo, habían dejado de hacerlo en las últimas horas, por lo que ella comenzaba a estar lo suficientemente consciente como para empezar a notar algunas cosas. Por ejemplo, que la ropa que llevaba había sido sustituida por una bata que se parecía a la que le habían dado en el hospital cuando estuvo allí. También notó una serie de marcas en sus brazos que lucían como si la hubiesen golpeado, pero en realidad estas eran el resultado de las agujas que le habían estado insertando para mantenerla sedada, y ciertas soluciones que sustituían la alimentación.

Cuando estuvo más lúcida, también sintió una molestia en la parte baja del abdomen, pero cuando se revisó no notó ningún golpe que justificase dolor alguno, y ella nunca había experimentado trastorno de ninguna clase con su menstruación, de modo que descartó aquello.

Sam vio una cama que no había notado antes que estaba allí, caminó hacia ella y se sentó. Al no estar sedada, sus pensamientos comenzaron a aclararse y empezó a hacerse preguntas. Sabiendo como sabía que Bastian la quería muerta y estando segura que aquello solo podía ser obra de él, se preguntó por qué aún seguía con vida. Igualmente se preguntó qué habría sucedido con Susan, porque recordó que la chica había sido atacada, pero cuando ella se estaba girando fue atacada también, y solo esperaba que su compañera estuviese bien. Pensó en su hermano y en los demás, debían estar terriblemente angustiados.

Aunque ya tenía claro por lo que le había dicho Akil, que no podían ingresar con su ayuda, pensó en otra cosa.

  • ¡Blaidd!  --   un segundo después el hermoso ejemplar apareció a su lado

Sam sabía que él no podría hacer nada, pero se sintió contenta de que estuviese allí. Le acarició el cuello y se abrazó a él, porque en cierta forma era como tener a Mael cerca. Después de un rato, se separó y lo miró.

  • Dile que estoy bien, que no se angustie que sé que están haciendo todo por localizarme y que… lo extraño

Casi le pareció escuchar al lobo diciéndole que sí, y en seguida desapareció.

 

En la otra celda, en cuanto Mael sintió que Blaidd desaparecía se tensó y dejó a medias lo que estaba diciéndole a Greg. Hasta ese momento aquello no había ocurrido, y no concebía ningún motivo para que ocurriese. Su preocupación debió reflejarse en su expresión porque Greg lo miró y frunció el entrecejo.

  • ¿Sucede algo?
  • No estoy seguro  --  le dijo honestamente
  • ¿Y por qué la cara de preocupación?
  • Es que Blaidd acaba de desaparecer

Ya Greg había tenido oportunidad de conocer al ejemplar, porque en varias ocasiones se había hecho visible, e incluso le había preguntado a Mael si no podía serles de alguna utilidad para salir de allí, pero, aunque así hubiese sido, Mael no habría arriesgado a Sam de ninguna forma.

  • ¿Cómo que acaba de desaparecer?  --  preguntó con cierta extrañeza  --  Casi nunca está presente
  • Tú no lo ves, pero siempre está  --  le dijo él

Pero no teniendo idea de la posible razón, siguieron discutiendo el tema que había estado obsesionando a Mael desde hacía días. En sus sucesivas salidas hacia el Laboratorio, había escuchado cosas, y había una en particular que él estaba determinado a averiguar si era cierta.

  • No tienes modo de averiguarlo, Berserker  --  porfió Greg  --  Solo conseguirás que te corten el cuello

Sin embargo, Mael no era de los que se daba por vencido con tanta facilidad.  Había pasado alrededor de una hora, y ya Greg se había quedado dormido cuando sintió a Blaidd de nuevo y una sonrisa de alivio se dibujó en sus labios cuando el lobo le dio el mensaje de Sam.

  • Por favor Blaidd, vuelve con ella para que no se sienta sola

Mael estaba seguro que ella no sabía que él también estaba allí, y si antes no se le había ocurrido enviar a Blaidd, era por lo que le había dicho Arteithio con relación a que mantenían a Sam dormida, pero si ya había despertado, debía sentirse terriblemente sola cuando había llamado a Blaidd, de modo que lo mejor que podía hacer era enviarlo de nuevo con ella.




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