Arzhvael (libro 4. Nueva Vida)

Cap. 5 Despertar

 

El traslado a Averdeen se efectuó sin mayores problemas. Los niños no sintieron extrañeza por el nuevo lugar, porque Sam y Mael se ocuparon de que la habitación fuese lo más parecida a la anterior, y más en atención a Brendan que a Elijah. Pero a los dos días de haberse mudado, tuvieron que enfrentar su primer inconveniente.

Sam se encontraba en el desayunador en compañía de Giulian y de Iván, porque Mael había sido llamado por Eowaz y Alaric el día anterior y aún no había regresado, cuando la nana de los niños se presentó allí. La mujer miró a los dos arzhaelíes, pero finalmente se dirigió a Sam.

  • ¿Señora? – preguntó con inseguridad, porque hasta ese momento no sabía bien cómo dirigirse a ella, porque la veía demasiado joven – ¿Puedo hablar con usted un momento?
  • ¿Qué sucede? – preguntó Giulian poniéndose de pie

Pero aquello lejos de tranquilizar a la mujer la puso mucho más nerviosa, cosa que Iván aprovechó diligentemente para echar un vistazo al motivo, después de lo cual se puso violentamente de pie para sorpresa de Sam y Giulian.

  • ¿Los dejó solos?
  • En realidad, no creo que necesiten compañía y la verdad es que deseo dejar mi trabajo
  • ¿Qué? – preguntó Sam

Sin embargo, Iván había dejado de prestarle atención y se dirigía a las escaleras seguido de Giulian, de modo que Sam le ordenó a la mujer que la acompañase y siguió a los demás, pero cuando ya llegaba al final de las escaleras escucharon a Giulian.

  • ¡Por los Tesoros del Gran Druida!

Sam se apresuró y al llegar a la puerta de la habitación, pensó que acababa de pasar un vendaval por allí. Había juguetes tirados por todas partes, Brendan estaba subido a una mesa mientras que Elijah se había trepado peligrosamente al alfeizar de la ventana y ambos se lanzaban cosas desde sus respectivas posiciones riendo a carcajadas.

  • ¿Cómo se supone que sucedió esto? – le preguntó Giulian a la nana 
  • Como puede ver, lo hicieron ellos mismos, señor
  • Y es obvio que es usted tremendamente incompetente
  • ¡Giulian! – exclamó Sam mientras con ayuda de Iván bajaban a los niños al piso 
  • Lo lamento, pero es imposible hacer que se estén quietos – se  quejó la mujer
  • Por favor, espere abajo – le dijo Sam antes de que Giulian dijese otra pesadez

Una vez que ella se marchó, Giulian se dirigió hacia los niños, pero mientras se desplazaba recibió un golpe en la frente con algo que no alcanzó a ver, mientras Sam e Iván intentaban ocultar su risa al escuchar a los niños.

  • ¡Sí! – exclamó Brendan con júbilo levantando los bracitos
  • Fui yo – dijo Elijah en forma más pausada
  • Yo di a papi – porfió Brendan

Elijah no discutió, pero mostró un taco igual al que acababa de golpear a Giulian y sonrió en forma maligna. A pesar de que en teoría Elijah era mucho menor que Brendan, no solo se comportaba como un chico mayor, sino que ya habían tenido oportunidad de ver que era tan ágil como su padre y exhibía la misma serenidad que éste. Brendan era impulsivo como todo Cornwall, pero Elijah se tomaba todo con calma y generalmente se salía con la suya.

Iván llamó a Kobil y le pidió que ordenase aquel desastre mientras ellos se llevaban a los niños. La nana esperaba abajo como Sam le había dicho, pero en cuanto los chicos la vieron, sonrieron de forma casi idéntica y acto seguido una fea enredadera comenzó a subir por las piernas de la mujer. Iván miró a Giulian asombrado de que se comportase de aquella manera, pero la cara de éste y a menos que fuese un gran actor, era del más puro asombro. Sam de forma rápida se deshizo de la planta y cuando la mujer fue a protestar, apareció Blaidd frente a ella en posición de decidido ataque.

  • ¡Basta Blaidd! – ordenó Sam y el lobo dio un paso atrás, pero no desapareció

Sam colocó a Elijah en el piso y éste inmediatamente se acercó al lobo que se echó a su lado sin dejar de vigilar a la nana.

  • Lamento mucho todo esto, señorita Lawrence – se disculpó Sam – pero estoy segura que usted comprende que son solo niños.
  • Disculpe señora, pero esos dos no son niños normales
  • ¡Oiga! – exclamó Giulian al mismo tiempo que Blaidd gruñía
  • Brendan todo el tiempo me hace lo mismo – siguió quejándose la mujer – y ahora con la presencia de Elijah, las travesuras se han incrementado, casi podría jurar que el chico las planea.
  • Por favor – dijo Iván – ¿Se está escuchando? Tienen menos de un año, eso es imposible
  • Intente hacerse cargo de ellos todo un día – dijo la mujer – Además, Elijah se me escapa con mucha rapidez y la presencia de ese… – y miró a Blaidd sin estar muy segura de cómo calificarlo – esa cosa me pone nerviosa.

Sam se alegró de que Mael no estuviese allí, ya era suficiente con tener que lidiar con Giulian, y aunque Mael solía ser en extremo paciente, dudaba mucho que le hubiese gustado escuchar a aquella mujer hablando de ese modo de los niños y de Blaidd.

  • Entiendo que no esté muy acostumbrada a criaturas como Blaidd, pero le aseguro que no le haría daño – dijo Sam
  • Eso dice usted, pero ayer casi me quita la mano.




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