Arzhvael (libro 4. Nueva Vida)

Cap. 7 Regreso a casa

 

Iván y Giulian volvieron a Averdeen cuando fue evidente tal y como Giulian había dicho, que Dan no dejaría marchar a los gemelos. Era muy tarde cuando Iván entró al estudio y encontró a Giulian con una copa en la mano.

  • ¿Celebrando solo?

Era una pregunta retórica, ya que él sabía muy bien que, aunque su amigo estaba feliz por la recuperación de Dan y Amy, su ánimo no era precisamente de celebración.

  • Deja de torturarte, aún no sabemos qué piensa hacer Dan
  • Quizá no lo sepas tú, pero yo sí. Es lo bastante necio como para querer volver al castillo Douglas en Lanarkshire, de hecho, hará un gran escándalo cuando sepa que sus hijos no lo conocen y me acusará de no haber enseñado a los gemelos su historia familiar.
  • Es posible, pero todo lo que podemos hacer es esperar – dijo Iván sensatamente
  • No podría resistirlo Iván, no podré sobrevivir si se los lleva ¿Sabes lo que sería no poder bromear en el desayuno con Gail y con Danny? ¿Tienes idea de cómo me sentiría si no pudiese darle un beso cada mañana a mi princesita?

Iván lo entendía perfectamente, porque no era que él no estuviese pensando lo mismo, después de casi diez años con los chicos, tener que hacerse a la idea de que se irían no era algo que estuviese muy seguro de poder soportar, y menos ahora con la reciente pérdida de Eve y Vlad, pero juzgó que lo más prudente era esperar y ver cuáles eran los planes de Dan.

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Sam se había quedado dormida con la cabeza apoyada en el regazo de su padre mientras éste y Amy continuaban hablando con Danny, de este modo no se dieron cuenta que había llegado un nuevo día hasta que escucharon que llamaban a la puerta y Eowaz asomaba la cabeza.

  • Buenos días – saludó
  • ¿Días?
  • Así es, y si lo permites, los Läkares deben hacer su trabajo – dijo Eowaz

Dan despertó con suavidad a su hija y tanto ella como Danny abandonaron la estancia.

  • ¿Por qué no van a desayunar mientras les hacen el chequeo?
  • Después que los examinen podrán salir ¿no? – preguntó Danny
  • Si todo marcha como es debido, no habrá ningún impedimento para que lo hagan.
  • Entonces los esperaremos.
  • Bien – y miró a Sam – Mael está abajo.
  • Llegó muy temprano – dijo ella sonriendo y encaminándose a la puerta
  • En realidad, pasó la noche aquí

Salieron juntos mientras que Danny se quedó a esperar los resultados. Sam y Eowaz llegaron abajo y salieron hacia el patio principal donde tenía lugar la formación, por lo que se detuvieron y Sam miró a Eowaz.

  • Señor…
  • Descuida, a ustedes se les concederá un mes de permiso, pero Mael pidió volver al trabajo.

Una vez que rompieron filas, Mael se acercó a ellos, saludó a Eowaz y éste se marchó.

  • ¿Cómo están tus padres?
  • Bien. Mael nunca podré…
  • Olvídalo Nena, me doy por satisfecho al verte sonreír, tu felicidad siempre será la mayor recompensa para mí.

Sin tener en cuenta dónde se encontraban, Sam lo abrazó. Unos minutos después bajaron Dan y Amy en compañía de Danny, saludaron a Mael y luego fueron a desayunar, porque según Dan su columna vertebral estaba abriendo un hueco en su estómago. Mientras marchaban hacia el comedor, Mael iba contándole a Sam en voz baja las últimas travesuras de los niños y que ambos habían preguntado mucho por ella el día anterior.

  • ¿Les contaste a tus padres?
  • Por supuesto, mamá está loca por verlos, pero creo que a papá le tomará un poco más de tiempo habituarse a la idea.
  • Entiendo

Después de un animado desayuno fueron al despacho de Eowaz mientras que Mael volvía al patio de entrenamiento.

  • Señor, estoy dispuesto a volver al trabajo tan pronto como resuelva algunos asuntos – dijo Dan
  • Me alegra saberlo, pero tómatelo con calma, tendrán un mes de permiso, después de eso espero se presenten aquí nuevamente.

Iván y Giulian llegaron en ese momento y se alegraron mucho de que ya sus amigos pudiesen marcharse, pero antes de hacerlo Eowaz los detuvo.

  • Esperen un momento – les dijo y se dirigió hacia su escritorio – Supongo que les gustará tener esto

Tanto Amy como Dan se sintieron muy contentos cuando él les entregó sus Gwialen a cada uno.

  • Pudimos recuperarlas, pero lamentablemente no sucedió lo mismo con sus Athames.
  • Gracias señor – dijeron ambos

Después de eso se despidieron y salieron al patio de nuevo, Sam corrió a despedirse de Mael y él prometió estar en casa por la noche.

Giulian como de costumbre había sujetado a Sam por la cintura, aunque era completamente innecesario, ya que ella sabía perfectamente a dónde se dirigían.

  • ¿Quieres asfixiarme? – le preguntó
  • No, solo me aseguro de no perderte – le contestó con una sonrisa y desaparecieron
  • ¿Me permite señora? – preguntó Danny a su madre que se abrazó a él desapareciendo tras Giulian y Sam
  • Bueno, te toca ir conmigo – le dijo Iván a Dan
  • Bien, pero no esperes que te abrace y en cualquier caso no creo haber olvidado como llegar a casa




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