Arzhvael (libro 4. Nueva Vida)

Cap. 10 La entrevista

 

Ya el hecho de que la entrevista no se hubiese realizado en el Despacho de Peter, les había llamado la atención. Los chicos que no conocían más que el vestíbulo del Edificio del Consejo, no tenían idea de a dónde se dirigían, pero cuando Dan e Iván notaron que se dirigían al Auditorio, se miraron con extrañeza, pero esta alcanzó los niveles más altos cuando Peter abrió las puertas y vieron el lugar lleno de gente. Toda el ala derecha estaba repleta mientras que la izquierda estaba vacía. No obstante, no hubo tiempo para preguntarse la razón de ello, porque apenas ellos hicieron su entrada, las cámaras comenzaron a dispararse.

  • ¡Peter! – susurró Dan en forma apremiante – Dijiste que…
  • Lo siento, pero ayer en la tarde comenzaron a llegar cartas de todas partes del mundo pidiendo asistir, no sé cómo se enteraron, pero no me podía negar, no solo son periodistas, sino Läkares también.

Sam se había tensado, porque si le molestaban dos periodistas, aquel centenar de ellos no la hacía sentir mucho mejor. Sin embargo, sintió el protector brazo de Giulian sobre sus hombros y se tranquilizó. Peter los condujo hasta el estrado donde había sido colocada una mesa con varias sillas y donde ya se encontraban los restantes miembros del Consejo provisional. Danny se sentó al lado de su madre y Sam al lado de Dan. Giulian lo hizo al lado de ella y entre él e Iván se sentó Gail.

Las cámaras seguían funcionando y el murmullo era ensordecedor. Los chicos se estaban preguntando dónde estaban las McKenzie y Mael cuando se abrieron de nuevo las puertas, el murmullo cesó de forma automática y las cámaras dejaron de funcionar. Eowaz entró a la cabeza de la ordenada e impresionante formación del Cuerpo de Arzhaelíes al completo, y tras ellos venían tres destacamentos de krigers, uno comandado por Jason, el otro por Urs y el tercero por Mael.

Una vez que ocuparon sus lugares, Eowaz, Jonathan, Mael y las McKenzie, se desprendieron de sus respectivas formaciones y subieron al estrado ocupando las sillas que habían sido destinadas para ellos. En cuanto lo hicieron, Peter se puso de pie para dirigirse a la concurrencia.

  • Buenas tardes y bienvenidos damas y caballeros. Les agradezco mucho su interés y su presencia hoy aquí, del mismo modo que quiero hacer público y extensivo mi agradecimiento en la persona del señor Eowaz O’Malley y a nombre de toda la comunidad Arzhvael, a la Orden Arzhaelí por haber aceptado nuestras disculpas por el trato que recibieron durante los dos últimos años, y por aceptar de nuevo hacerse cargo de la seguridad de nuestro pueblo – hizo una pausa y luego continuó – También debo agradecer a los Douglas por haber accedido a conceder esta entrevista solicitada por ustedes. Y ahora, queda abierta la ronda de preguntas.

Peter se sentó y se puso de pie un hombre que sin duda era el enviado de El Heraldo.

  • Mi nombre es Ziarist Dziennikarz – dijo identificándose y confirmando de ese modo lo que habían pensado – Señor Douglas, nos gustaría saber ¿Dónde estuvo durante los últimos dieciséis años y por qué se le dijo a la comunidad que usted y su esposa estaban muertos?
  • Mi esposa y yo permanecimos durante ese lapso de tiempo como prisioneros de Bastian O’Neill – contestó Dan – Dígame algo señor Dziennikarz ¿Qué habría dicho usted si alguien desaparece por un período de tiempo similar? – le preguntó traspasándolo con la mirada
  • ¿Ustedes también piensan que Bastian O’Neill y Nurión eran la misma persona? – intervino otro reportero sin identificarse
  • No señor – dijo Amy – no lo pensamos, es algo de lo que estamos absolutamente seguros.
  • Mi nombre es Albert Johnson – se presentó un individuo con acento norteamericano – ¿Tienen pruebas que sustenten lo que dicen?
  • Todas las que quiera, pero básicamente yo era su nieta, de modo que puedo asegurárselo.
  • No es nuestra intención dudar de su palabra, señora Douglas, pero como comprenderá ella por sí sola no constituye una prueba concluyente – insistió el sujeto
  • Es posible, pero por el momento tendrán que conformarse con ella – dijo Amy
  • Buenas tardes, mi nombre es Ingrid Schorder – dijo una rubia poniéndose de pie y en seguida fue reconocida por Sam

Giulian también la identificó de inmediato y sintió una desagradable opresión en el estómago. Era la chica con la que había estado bailando la noche anterior.

  • Puede decirnos al menos – seguía diciendo la chica – ¿Con qué fin los mantuvieron cautivos por todo ese tiempo?
  • No, es algo que no podemos decir de momento – contestó Dan
  • Por lo visto es mucho lo que no quieren decir – insistió ella – ¿No creen que la comunidad tiene derecho a saberlo? Después de todo están acusando a alguien que fue un ciudadano respetable de la comunidad Arzhvael e incluso Presidente del Consejo de Estado.
  • En primer lugar, no es que no queramos decirlo, señorita, y en principio estoy de acuerdo con usted, pero solo cumplimos con las leyes. Y, en segundo lugar, ese ciudadano respetable, no era más que un asesino inmisericorde y un megalómano.

Una vez dicho aquello, se elevó un murmullo generalizado, pero guardaron silencio cuando otro periodista se puso de pie.

  • Mi nombre es Ettiene Dubois. Están haciendo acusaciones muy graves, y siendo que no están dispuestos a presentar pruebas ¿Cómo esperan que la comunidad acepte todo eso como cierto?
  • En realidad gran parte de las pruebas son de dominio público – y  ahora fue Iván el que intervino – Si se toman el trabajo de revisar las leyes que fueron promulgadas y las muchas otras que fueron derogadas y sustituidas por unas muy aberrantes y que suprimían muchos de los derechos de los ciudadanos; si revisan las estadísticas de la cantidad de personas que se vieron obligadas a abandonar sus países y a pedir refugio para salvar sus vidas; si realmente se toman su trabajo en serio y realizan esa investigación, no necesitaran pedir más pruebas.




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