Arzhvael (libro 4. Nueva Vida)

Cap. 20 La lección que se saltaron

 

Sam salió de la habitación de los niños muy extrañada, porque Mael no había ido a darles las buenas noches, y eso suponía o bien que había tenido que salir en forma inesperada, o que le sucedía algo. Después de la cena, ella se había retirado a su habitación en principio porque tenía que estudiar, y segundo porque se había estado sintiendo preocupada por Danny. Tenía un desasosiego desde hacía varios días y estaba segura que tenía que ver con su hermano, pero respetando el acuerdo al que habían llegado, intentaba no invadir su privacidad del mismo modo que él fingía hacer lo mismo.  Estando tan preocupada como estaba con eso, no había prestado mayor atención a Mael, pero estaba segura que no había dicho nada de salir, de modo que se fue derecha a su habitación, pero no estaba allí tampoco, así que intentó comunicarse con él y tampoco pudo. Salió de allí muy mortificada y no vio a Iván, chocando contra él.

  • Me gustaría pensar que querías abrazarme, pero sé que no es así – dijo él con una sonrisa que se borró de inmediato al ver la preocupación en sus ojos
  • Lo siento Iván, estaba distraída. ¿Has visto a Mael? No fue a la habitación de los niños y ya se durmieron.
  • No, no lo he visto desde la hora de la cena
  • Algo sucede
  • Veamos linda – dijo sujetándola por los hombros – ¿Por qué habría de ocurrir algo?
  • Ya te lo dije, no fue a despedirse de los niños y…
  • Quizá lo haga más tarde
  • ¡No! Él nunca hace eso a menos que no esté en casa y no me dijo que iría a ninguna parte
  • ¿Y debería hacerlo? – preguntó él elevando una ceja
  • ¿Cómo?
  • Si Mael decide salir no tiene por qué decírselo a nadie. Tiene derecho a salir y divertirse también ¿no?

Sam se quedó mirando a Iván con extrañeza, pero no dijo nada más al respecto, sino que se limitó a darle las buenas noches. Iván a su vez se quedó observándola hasta que sintió a Dan tras él.

  • ¿Qué crees que haces?
  • Nada, solo le hago ver que Mael es libre de hacer lo que quiera sin dar explicaciones.
  • Dime una cosa Iván – le dijo Dan parándose frente a él – ¿Fue Mael?

Iván lo miró de forma extraña hasta que entendió a que se estaba refiriendo, pero no entendía cómo era posible que Dan se plantease algo como aquello. Él sabía lo que su amigo había estado pensando con relación a Sam, pero pensar que Mael pudiese ser responsable de un hipotético desengaño, equivalía a ser decididamente ciego, ya que a todas luces ese chico habría dado su vida por Samantha, pero Dan al igual que su hija, parecían ser los únicos que no lo notaban.

  • Sé lo que estás pensando, pero no puedes estar más equivocado.
  • ¿Entonces quién fue el que le arruinó la vida de esta forma?
  • No lo sé Dan, pero te puedo asegurar que Mael se haría matar antes de hacer algo así.

Iván le dio la espalda y se marchó de nuevo al estudio. A él más que a nadie le habría encantado que Sam pusiese sus ojos en Mael, pero las cosas nunca suceden como uno las desea, sino como deben ser, y le dolía mucho que si eran como Vlad se las había imaginado y cómo él mismo comenzaba a convencerse, aun pasaría mucho tiempo antes de que las cosas se encausaran, si es que alguna vez lo hacían.

Sam por su parte se había retirado a su habitación muy pensativa, lo dicho por Iván había abierto otra línea de pensamiento hasta el momento ignorada ¿Estaría Mael en medio de alguna relación y no les había dicho nada? Lo pensó por un momento y se dijo que era muy posible, después de todo era joven, libre y extremadamente guapo. Pero a pesar de ello, se sintió molesta porque no se lo hubiese dicho, aunque luego se reprendió, porque después de todo ella tampoco le había dicho por lo que había estado pasando. Después de pensar todo eso se instaló un enorme pesar en su corazón al darse cuenta que habían crecido, y aunque seguían juntos, ya no se contaban todo.

Intentó deshacerse de aquellos tristes pensamientos y se dedicó al trabajo que tenía pendiente de ¿Cómo manejar la energía negativa? Mael y ella iban muy adelantados en esa materia, de modo que se le hizo sencillo aquello y no se dio cuenta de cuánto tiempo llevaba en ello hasta que sintió que la puerta se abría violentamente.

  • ¡Les dije que estaba despierta! – dijo Danny entrando como un vendaval, seguido de Gail y Mael
  • ¿Qué sucede? –  preguntó ella alarmada
  • Lo siento, Nena, no quisimos asustarte – se disculpó Mael

Y ciertamente ella no estaba asustada sino alarmada, y mucho más al ver que su hermano se había sentado en la cama y se sostenía la cabeza con las manos.

  • Estoy en problemas Sam, en grandes problemas – dijo con abatimiento

Ella miró a los otros dos, pero llegó a la rápida conclusión de que el problema era solo de Danny, de modo que intentó ver de qué se trataba, pero la mente de su hermano era un caos absoluto donde las imágenes de sus padres, los McKenzie y Diandra se mezclaban unas con otras. Danny había comenzado a pasear de un lado a otro de la habitación hasta que ella se cansó de aquello.

  • ¡Basta Danny, trata de pensar con orden!
  • ¿Orden? – preguntó con una nota de pánico en su voz – Sam mis padres van a matarme, eso si los McKenzie no lo hacen primero – y de pronto Sam comprendió
  • ¡Por todos los cielos, Danny! Tenemos una madre que tiene como pasatiempo pasar las horas en el Laboratorio de Alquimia, por lo tanto, tienes a tu disposición una alacena llena de brebajes para esto ¿En qué demonios estabas pensando?
  • No me hagas sentir peor ¿quieres? El día que te suceda…
  • Ese comentario es algo tardío, por si no lo has notado ya ella tiene un hijo – dijo Gail
  • No digas estupideces, Gail – lo reprendió Mael – eso fue diferente
  • ¿Cómo está Diandra? – preguntó ella ignorando el pleito de los otros dos
  • ¿Cómo crees? –  preguntó con cierto sarcasmo – Aparte de querer matarme también, aterrada
  • Danny ¡Danny detente!  Me estás mareando…
  • ¡Oh por favor, no hables de mareos en mi presencia! – exclamó sentándose en la cama
  • Danny, tienes que hablar con papá y mamá, primero que nada
  • ¿Lo ves? – preguntó Mael – Te lo dije
  • Saben que van a matarme ¿verdad?
  • Por supuesto que no van a hacer tal cosa, no seas necio
  • Bueno, la verdad no estoy muy seguro con respecto a Amy –  dijo Gail
  • No estás ayudando, Gail – dijo Mael
  • Escuchen, soy un imbécil y eso no tiene discusión, ya que no pude esperar, al menos debí tomar precauciones. Si Anne no estaba muy de acuerdo con el matrimonio de Gail y Aderyn ¿Cómo suponen que se van a tomar todos que yo haya dejado embarazada a Di si ni siquiera hemos hablado de boda?
  • Por suponer puedo suponer muchas cosas, pero eso no hace menos necesario que hables con nuestros padres, y desde luego tendrás que hacerlo con los McKenzie.
  • Ya lo sé, Sam, el asunto es que no sé cómo hacerlo.
  • Tal vez debamos hablar primero con Iván – aventuró ella
  • También te lo dije – volvió a decir Mael
  • Ya deja de repetir eso, y sí, ya sabemos que tú y Sam son una misma cosa, pero necesito soluciones – dijo de malos modos
  • No seas necio Danny, estamos tratando de ayudarte – lo riñó ella molesta – Vamos, levántate de allí y vamos a hablar con Iván.
  • No voy a molestarlo a estas horas…
  • Sigues siendo un necio – intervino Mael – sabes perfectamente que Iván no duerme, así que calla y obedece a la Nena o te llevó yo mismo.
  • ¿Y a ti qué te sucede? – le preguntó Sam a Gail al ver su cara
  • Que seguramente papá encontrará la forma de quitarnos la cabeza a ambos
  • Hay que ver – dijo ella enfadada – ¿Es que comen la misma cosa ustedes dos para ser igual de imbéciles?




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