Arzhvael (libro 4. Nueva Vida)

Cap. 24 Tiempo fuera

 

Sam se había levantado temprano. Casi no había podido dormir, después de tanto llorar había logrado conciliar un sueño agitado. Despertó inquieta y deprimida, de modo que se levantó, se dio una ducha y llamó a Crappy.

  • Por favor Crappy, cuando mi padre baje, dile que venga a verme.

No quería arriesgarse a encontrar a Giulian, así que esperó pacientemente a que su padre fuera a verla.

Giulian por su parte no había logrado pegar ojo. Durante toda la noche estuvo repasando su desastroso encuentro con Sam, se reprochaba una y otra vez su decisión de haber ido a la boda. Lo único de lo que no se culpaba era de haber puesto en su lugar a aquel individuo. Lo que no lograba entender en su caótico cerebro, era por qué Sam se había enfurecido tanto, ya que él solo había evitado que aquel hombre la siguiera obligando a unas caricias que evidentemente no deseaba. ¿O sí? Bajó temprano al desayunador con la intención de verla, de explicarle, de tener una conversación civilizada. Cuando Dan llegó lo encontró tan ensimismado que tuvo que agitar la mano frente a su rostro para que reaccionara.

  • ¡Eh! ¿Dónde andas? –   preguntó a modo de saludo
  • Buenos días, Dan

En ese momento apareció Crappy para cumplir el encargo de su ama. Giulian casi se levanta para ir tras Dan, pero recordó que Sam lo había echado de su habitación. Cuando Dan entró a la habitación de su hija, la encontró de pie al lado de la ventana y con una expresión ausente. La saludó abrazándola y la chica se quedó un rato en sus brazos.

  • Papá, voy a salir por unos días – le dijo pensando en el plan que se había trazado
  • ¿Salir? ¿A qué te refieres con salir?
  • Me iré, voy a tomarme unos días de descanso
  • Pero… ¿A dónde? ¿Con quién? No habías dicho nada al respecto ¿Qué sucederá con los niños?
  • Es que con todos los preparativos de la boda olvidé mencionarlo – le mintió – En cuanto a los niños, espero que mamá pueda encargarse por unos días y sé que Mael está en perfecta capacidad para hacerlo, pero… de veras necesito tomarme unos días
  • Aún no me has dicho dónde y con quién irás – insistió él olvidándose de los niños – Tu hermano y tus amigas no…
  • Iré con Casander – mintió audazmente
  • Con Casander – repitió Dan mirándola y tuvo la certeza de que su hija por algún motivo que desconocía le estaba mintiendo –   Samantha, tenía la impresión de que las cosas con Casander no marchaban del todo bien, casi estaba seguro de que terminarías esa relación en cualquier momento.
  • Bueno papá, de eso se trata, quiero estar un tiempo a solas con él para ver si podemos solucionarlo.

En el improbable caso de que aquello fuera cierto, Dan estaba seguro de dos cosas. La primera, que su hija perdía su tiempo, porque era muy evidente que sus sentimientos por Casander no eran para nada firmes. Y la segunda, una decisión como aquella, no contribuiría en nada a resolver el asunto. De pronto recordó lo que había estado pensando la noche anterior y decidió probar por ese camino.

  • Hija, quiero que me digas algo – dijo acercándose a ella y tomándola en sus brazos nuevamente – ¿Tiene algo que ver la llegada de tu padrino en todo esto?

Sam se tensó al momento. ¿Qué sabía su padre? De hecho, no era posible que supiera nada. Sólo Danny y Aderyn lo sabían y ninguno de los dos se habría atrevido a traicionarla. No se había dado cuenta de que unas lágrimas habían comenzado a escapar de sus ojos y cuando contestó su voz era sollozante y se maldijo por eso.

  • No papá.

Ahora Dan sí estaba seguro de que su hija se había peleado con su padrino. El llanto de la noche anterior y la cara de Giulian al salir de la habitación de Sam eran clara señal, pero la reacción de este momento era la confirmación. Sin embargo, también estaba seguro que ella no le diría por qué. De modo que decidió no insistir, pero luego hablaría con su amigo, estaba seguro de que Giulian sí le diría el motivo.

  • ¿Cuándo piensas irte? – le preguntó cambiando el tema
  • Apenas me despida de mamá y hable con Mael – le contestó
  • Muy bien, bajemos a desayunar y…
  • No, no tengo hambre – lo interrumpió ella

A pesar de la enorme preocupación que sentía por su hija, Dan se sentía atado de manos, impotente, ella no le dejaba ni el más mínimo espacio por dónde meterse para ayudarla. De modo que acompañó a Sam a despedirse de su madre. Amy no se lo tomaría muy bien y era mejor evitar en lo posible una confrontación entre ambas.

Efectivamente Amy se lo tomó muy mal. No estaba de acuerdo en que una jovencita se fuera sola de vacaciones con su novio. Y para sorpresa de Amy, su marido apoyaba la decisión de su hija, cosa que le extrañaba sobremanera, ya que aparte de ser muy celoso con Samantha, siempre había mostrado solo ante su esposa, que no estaba muy contento con aquella relación. Lo que Amy ignoraba, era que Dan estaba convencido de que su hija se iba sola.  Sam salió del cuarto de sus padres y llamó a Mael que estuvo allí enseguida.

  • ¿Qué sucede, Nena?
  • Necesito pedirte algo, Mael
  • Lo que sea
  • Mael, necesito tomarme unos días de… descanso, y quiero pedirte que cuides a los niños en mi ausencia
  • De acuerdo, Nena, no te preocupes, yo me haré cargo de que no te echen tanto de menos – pero en sus ojos había una profunda tristeza
  • Mael…
  • No tienes que darme explicaciones, pero no olvides que yo siempre voy a estar si me necesitas




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