Arzhvael (libro 4. Nueva Vida)

Cap. 28 La felicidad lleva tu nombre

 

Danny se incorporó sobresaltado. Se acababa de meter en la cama y estaba acariciando el vientre de Diandra que ya se veía un poco abultado cuando…

  •  ¿Danny?
  • ¿Qué sucede? – le preguntó su esposa
  • Es Sam.
  • ¿Sam? ¿Cómo que Sam? No entiendo
  • Yo tampoco, espera – y le envió un urgente mensaje a Giulian

Entre tanto Mael que estaba en la habitación de los niños y miraba con desolación a su hijo, repentinamente se puso alerta cuando el niño abrió los ojos, porque ya llevaba varios días inconsciente.

  • ¡Hola! – le dijo
  • Mami – dijo el chico y el rostro de Mael se ensombreció
  • Mami está… – pero no sabía qué agregar a eso

Sin embargo, y a pesar de que Elijah no dijo nada, un pequeño rayo de esperanza se instaló en el corazón de Mael al ver que su hijo le sonreía, algo que no había hecho en las dos últimas semanas.

Entre tanto en Edernez, Giulian hacía vanos intentos para contener las lágrimas y disimular la emoción.

  • Hola princesa – le dijo sobreponiéndose al nudo que tenía en la garganta
  • ¿Qué haces aquí? ¿Dónde estoy? 

La chica hablaba en un susurro, su voz parecía cansada y se veía desorientada. Giulian acarició su cabello y le dijo que se tranquilizara que todo estaba bien, pero Sam tenía una sensación de irrealidad. Su mente estaba tratando no solo de ubicarse, sino de recordar. A su memoria llegaban fragmentos de conversaciones, sus padres contándole cosas, Danny… ¿pidiéndole perdón? Giulian diciéndole que… ¿la amaba? Pero su mente era un caos y le producía dolor de cabeza. De pronto pensó en su hermano y la última imagen que tenía era de Danny apuntando con su Athame a Giulian y fue la voz de Danny precisamente lo que la hizo volver a abrir los ojos, porque en la habitación acababa de materializarse la figura de su hermano.

  • ¿Giulian, Sam está bien?

Y el aludido a su vez le envió un mensaje de respuesta a su pregunta.

  • ¿Qué paso? –  preguntó Sam con la voz un poco más firme.
  • Todo va a estar bien, princesa, descansa.
  • No puedo, quiero saber qué sucedió – dijo con su proverbial terquedad

Giulian supo que no llegaría a ningún lado tratando de que se quedara tranquila, de modo que, de la forma más suave y sucinta, le narró los acontecimientos de las últimas dos semanas.

  • ¿Dos semanas? – preguntó Sam sin poder creerle – ¿He permanecido inconsciente… dos semanas?
  • Tranquilízate o los Läkares me echaran de aquí, y no me he pasado todo este tiempo peleando para que me dejaran quedarme, para que ahora me echen por agitarte – dijo con una media sonrisa.

 

Danny y Diandra vieron aparecer la figura de Giulian y se tensaron.

  • Danny, Sam recuperó el conocimiento.  Todo aparentemente bien

Se sintieron enormemente felices y Danny salió, apresuradamente,  corrió a la habitación de sus padres y ni siquiera se molestó en llamar, pero cuando entró se sintió terriblemente avergonzado, porque sus padres estaban en medio de un apasionado beso.

  • Lo siento, yo…  – no sabía qué decir
  • ¿Qué sucede Danny? – preguntó Dan
  • ¿Le pasa algo a Diandra? –  preguntó Amy alarmada
  • No, en realidad… solo quería avisarles que Sam despertó.
  • ¿Cómo? – Dan había saltado de la cama con su agilidad característica
  • ¿Cómo lo sabes? –  preguntó su madre.
  • Giulian me acaba de enviar un mensaje avisándome –  dijo todavía avergonzado por la interrupción.

Dan abrazó a su esposa y mirando a su hijo que insistía en mirar a otro lado, le dijo:

  • Gracias Danny, es la mejor noticia que hemos recibido en los últimos días.

Danny sonrió, les dio las buenas noches y salió de allí dirigiéndose directamente a la habitación de los niños donde sabía que estaba Mael.

  • ¡Cachorro, Sam despertó!

Mael respiró aliviado y entendió lo que acababa de suceder con su hijo, después de lo cual estaba seguro que todo iría bien.

Giulian quería ir a buscar al Läkare de guardia, pero Sam no quería quedarse sola, aunque después de argumentar que si no lo hacía tendría problemas y prometiendo darse prisa, la chica cedió y lo dejó marchar. Al cabo de unos minutos regresó con el Läkare que resultó ser el mismo que había ingresado a Samantha cuando llegó al hospital. Le hizo una rápida revisión y le dijo a Giulian que todo parecía estar en orden, que tratara de descansar y al día siguiente la revisaría de nuevo.

  • ¿Descansar? – preguntó Sam – Hasta donde sé, llevo dos semanas descansando, quiero levantarme.
  • Eso no sería aconsejable, señorita – dijo el Läkare – está usted débil, después de todo estuvo bastante delicada.




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