La primera semana de clases había sido terrorífica. Los profesores estaban siendo muy duros, especialmente Armel, que aquel semestre les estaba impartiendo la materia de Control de Energía.
En Animales y Criaturas Mitológicas estudiarían a los Elementales y cómo tener una buena comunicación con ellos, estos son los espíritus correspondientes a cada elemento de la naturaleza. Por lo pronto les mandaron investigar sobre los Silfos, los Duendes, los Sealkies y las Salamandras. En Mas Allá de la Energía Negativa, estudiarían peligrosos conjuros de ocultamiento y cómo romperlos. Las demás materias seguían más o menos de la misma forma y sin muchas variantes.
Diandra y Aderyn, estaban combinando sus estudios con las obligaciones de ser madres, y aunque estaban felices con sus bebés, Diandra estaba al borde de la locura, porque Dreo era en verdad incontrolable. Ya ni siquiera Anne se mostraba tan complacida de tener al niño en casa mientras Di estaba en el Instituto, y eso que apenas era algo más que un recién nacido.
El comentario había venido a propósito de que mientras el bebe estaba en su cuna y ellos charlaban en el Salón, escucharon un estrépito y todos corrieron pensando que Elijah y Brendan habían derribado algo, pero los dos chicos estaban sentados jugando con unos tacos y reían mirando a un rincón. Ellos siguieron la dirección de la mirada y vieron una estantería llena de juguetes tirada.
Siendo que los adultos pensaban que había sido alguno de ellos dos, se sorprendieron mucho de que mintiesen, porque normalmente y a pesar de las posibles consecuencias, siempre decían la verdad, de modo que Sam se acercó a ellos y los miró con duda.
Y no teniendo elementos de juicio para poner en duda el asunto, decidieron dejarlo así y fue cuando Dan hizo su sarcástico comentario mientras Diandra se juraba que bajo ningún concepto tendría más niños.
Comenzaron a planificar el cumpleaños de Elijah, ya a Sam comenzaba a pasársele la molestia con Mael, y era que, aunque hubiese tenido razón, era imposible estar molesta con aquella dulzura de hombre.
Las cosas entre Sam y Giulian marchaban más o menos igual, aunque él se había vuelto más posesivo, si es que esto era concebible, pero Sam se lo tomaba bastante bien. Eventualmente había alguna explosión, pero no de grandes proporciones.
Dan e Iván seguían trabajando nadie sabía en qué, pero se encerraban largas horas en la habitación de Iván que se había convertido en una especie de estudio, ya que estaba abarrotada de libros antiguos. Aunque seguían sin saber de qué se trataba, todos estaban demasiado ocupados como para embarcarse en una cruzada por averiguarlo, pero Sam había notado que en más de una oportunidad su padre detenía al profesor de Antigua Magia Arzhvael, que por cierto era un anciano casi tan antiguo como la materia que impartía, y hablaba durante largo rato con él.
El sábado Dan estaba con ánimo de celebración, aunque nadie sabía por qué, pero Amy y Sam habían quedado con Aderyn para hacer el primer trabajo de Animales y Criaturas Mitológicas, Danny todo el tiempo quería correr a casa para estar con su mujer y su hijo, y Gail ya tenía claro que aquellos lugares no le eran gratos. De modo que Dan y Giulian decidieron salir solos. Por supuesto antes de eso, Amy le había largado un extenso discurso a Dan en cuanto a que no se repitiese lo de la última vez, porque los haría dormir en el jardín. Por su parte Giulian tomó nota mental de la mirada de Sam, y se dijo a sí mismo que si apreciaba su cabeza, mejor sería controlar la ingesta de alcohol.
Las chicas estaban en la casa de Aderyn y Gail haciendo el trabajo acerca de los elementales cuando Sam levantó la vista de la extensa redacción, estaba cansada. Se levantó para ir por un vaso con agua y miró por la ventana. Se distrajo mirando una pequeña esfera de luz muy parecida a la que ella había conjurado cuando las tenían secuestradas en la Mansión de los Lery. La esfera flotaba a unos pocos centímetros del suelo. No supo por qué, pero se sintió atraída por ella, así que se dirigió a la puerta y la abrió. Lo pensó por un momento y decidió que aquello no entrañaba ningún peligro y esa casa estaba fuertemente protegida al igual que Averdeen.
Sam agarró una bufanda que estaba en el perchero, se puso los guantes y salió. La esfera seguía flotando en el mismo sitio. Se acercó, pero cuando ya estaba a pocos pasos, desapareció. La chica frunció la frente con disgusto y decidió volver sobre sus pasos, pero entonces la vio de nuevo y se preguntó que sería aquello. Se acercó más despacio, pero la pequeña esfera volvió a desaparecer. Se quedó parada un momento y la esfera volvió a aparecer. No fastidies, dijo mentalmente. Extendió la mano y sorprendida vio que la esfera se acercaba. Miró en todas direcciones y no vio nada, la pequeña fuente de luz seguía acercándose. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Sam notó que emitía una especie de suave murmullo. Pero se dijo a sí misma que debía estar alucinando, porque las luces no hablan.