Arzhvael (libro 5. La Heredera)

Cap. 3 Habilidades y sorpresas

 

Sam estaba terriblemente cansada. Desde que llegó del Instituto estaba encerrada trabajando en sus deberes, hizo una breve pausa para bajar a cenar a pesar de que había considerado saltársela debido a la cantidad de tarea que tenía, pero en realidad moría de hambre. Últimamente comía casi tanto como los chicos, lo que tenía a su madre muy contenta, y gracias a eso ya no tenía que oír sus peroratas acerca de que no se alimentaba como era debido.

Después de cenar, volvió a enfrascarse en sus deberes.  Ya era cerca de la una de mañana cuando decidió cambiarse y se meterse en la cama. Pensó en Giulian y tuvo deseos de ir con él, pero luego se reprendió diciéndose que seguía molesta. En realidad, ya no lo estaba, pero lo estaba castigando para que aprendiera a no tratar de controlarla. En el fondo sentía cierta pena por él, en verdad parecía que estaba resintiendo su alejamiento, porque en los últimos días parecía enfermo. Decidida, se dijo que estaba recibiendo justo lo que se había buscado. Se giró, abrazó la almohada y a los pocos minutos estaba dormida.

*********************************

Dan ya iba camino al desayunador, cuando escucho a su hija maldecir. Se detuvo y asomó la cabeza dentro de su habitación.

  • ¿Está todo bien?  -- le preguntó
  • Hola papá, sí, es solo que tendré que cambiarme.

Su padre le sonrió y le dijo que la esperaba abajo. Sam buscó otro pantalón y se lo puso, se miró al espejo y pensó que su madre ahora estaría satisfecha. De tanto que había comido últimamente, parece que había ganado algunos kilos. Terminó de arreglarse y salió. En el mismo instante iba saliendo Giulian de su habitación.

  • Buenos días, princesa  --  se acercó y le dio un beso  --  ¿Vamos a desayunar?
  • Sí, me muero de hambre.

Giulian había notado que mientras él perdía el apetito, ella lo ganaba. Pero eso no lo preocupaba, lo que lo mantenía en constante agitación era el hecho de que, aunque ya no peleaban a gritos, Sam había establecido una fría distancia. Desde el incidente del jardín, no había vuelto a compartir su cama ni nada más íntimo que un ocasional beso, y ya él comenzaba a estar realmente alarmado.

Sam lo observó durante todo el camino al desayunador, y había podido ver casi todo lo que estaba pensando. Se sintió mal, y antes de entrar se detuvo.

  • No he dejado de amarte, Giulian, solo quise castigarte por lo que pasó hace unos días. Lo siento, sé que me he comportado como una…

Pero no pudo continuar. Se sintió aprisionada en sus brazos y su boca fue hecha presa de la de él. Unos segundos después fueron interrumpidos por Dan que salía en ese momento.

  • Por favor, acabo de desayunar.
  • No fastidies, Dan  --  le contestó el otro y siguió en lo suyo.

Al final tuvieron que separarse cuando una Amy muy enfadada, le gritó a Giulian que Sam necesitaba comer antes de irse al Instituto.

  • ¿Es realmente necesario que vayas?  -- preguntó poniendo su mejor cara de cachorrito apaleado mientras ella terminaba de comer
  • Créeme amor, es muy necesario, tengo muchos trabajos que entregar y no quiero perderme las clases.
  • ¿Estás consciente de las muchas noches de soledad que me debes?

Sam sonrió. Ya había terminado con su desayuno y sus padres le metían prisa para irse. Abrazó a Giulian y le dio un beso de esos capaces de provocar incendios, y un segundo antes de entrar al Dver, le susurró al oído: Esta noche. El pobre hombre quedó peor de lo que estaba antes y tendría un día muy largo.

El ambiente en el Instituto había mejorado mucho desde que Lery y su grupo fueron hechos presos por los sucesos de navidad. Lo único que los preocupaba realmente, era la desaparición de Jared.

  • No vale la pena preocuparnos por adelantado -- decía razonablemente Danny -- como te dije antes, sí aparece nos encargaremos de él.

Al ver que su gemela seguía inusualmente preocupada, agrego:

  • No te preocupes, Sam. Ahora somos más contra él. ¿Crees que papá, Giulian o yo, dejaríamos que te hiciera daño? Eso sin contar con Gail y el cachorro

 

Sam sintió la dolorosa punzada que sentía cada vez que mencionaban a Mael, casi no se veían y seguía extrañándolo mucho.

 

  • No estoy preocupada por mí, Danny. Presiento que su venganza contra nosotros, no es sino algo secundario. Creo que va tras de algo más importante.
  • Explícate, porque no te estoy entendiendo.
  • No puedo, es solo un presentimiento. Mi instinto me dice que hay algo más. Cuando lo vi por última vez, tuve la certeza de que tiene planes que podrían ser catastróficos. No puedo explicarte cómo, solo lo sé.

Mientras hablaba, su angustia se iba haciendo más evidente.

  • Cálmate Sam. Como ya te dije, cuando regrese, si es que regresa, estaremos preparados.
  • Regresará. Puedes estar seguro.

En la clase con Iván tanto su padre como su madre, habían entrado con éxito en las mentes de sus oponentes y de la misma forma habían logrado bloquear los intentos de éstos de entrar en las suyas. Gail pudo entrar con facilidad y sus compañeros lo atribuyeron naturalmente a su sangre vampírica, pero tuvo dificultades a la hora de bloquear. Aderyn consiguió ambas cosas mientras que Diandra pudo bloquear, pero no entrar. Danny también había logrado penetrar en la de su oponente y éste enfurecido por lo que Danny había visto, casi lo alcanza con una maldición, solo que Danny era muy rápido, cosa que había quedado demostrado en el Club de Duelo. A Sam le tocó comenzar con bloquear y lo consiguió sin problemas, la chica con la que le había tocado no consiguió ni el más mínimo asomo a sus pensamientos, y cuando le tocó penetrar, lo hizo con una facilidad ridícula, casi pensó que la chica no estaba oponiendo ninguna resistencia. Vio un recuerdo de la chica llorando por una decisión que debía tomar y después de finalizado el ejercicio Sam pensó, no deberías hacer algo así, niña tonta, pero la sorpresa vino a la salida. La chica con la que había estado practicando se le acercó.

  • ¿Douglas, puedo hablar un momento contigo?
  • Claro. ¿Qué sucede? Si es por lo que vi no te preocupes, no voy a decirlo a nadie, pero debiste hacer lo indicado para bloquearme ¿por qué no lo hiciste?
  • Ya sé que no dirás nada, eres una persona decente. Y sí lo hice, solo que parece que no funcionó, pero no es de eso de lo que quería hablarte  --  hizo una pequeña pausa y agregó  -- Solo quería darte las gracias por lo que me dijiste. Ahora estoy segura de que no debo hacerlo. Gracias.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.