Cuando Amy entró a la habitación de su hija, Sam estaba sentada en la cama y miraba hacia el vacío.
Sin embargo, cuando se acercó a la cama, tuvo el súbito presentimiento de que algo iba muy mal.
Pero si de algo estaba segura Amy, era de que su hija no estaba bien, pero hablar con Samantha nunca le había resultado sencillo y era simplemente imposible ver más allá de lo que ella quisiese decir. Por un momento consideró buscar a Iván, pero luego se dijo a sí misma que lo más probable era que estuviese nerviosa, después de todo era el día de su boda. De modo que decidió dejarla un momento mientras la chica salía de la cama y se bañaba.
Sam se levantó una vez que su madre abandonó la habitación y luego de asearse, fue directamente a la habitación de los niños. Los chicos corrieron a sus brazos apenas la vieron entrar, pero después de un momento, Brendan sujetó el rostro de Sam entre sus manos.
Brendan se dio por satisfecho y volvió a sus juguetes, pero Elijah se acercó y sin decir nada abrazó a su madre. Sam estaba acostumbrada a la expresión de seriedad de Elijah, pero por primera vez le vio una de inmensa tristeza. Sam se reprochó a sí misma pensando que estaba transmitiendo su extraño estado de ánimo a su hijo e intentó sonreír, pero al cabo de un rato, Elijah seguía con la misma expresión.
Aunque Sam no estaba al tanto de las visitas nocturnas de Mael, él seguía efectuándolas, solo que llevaba dos días sin aparecer y esto era lo que tenía a Elijah en aquel estado. Sin embargo, no pudo quedarse más tiempo, porque a los pocos minutos entró Aderyn que era la que se encargaría de los niños ese día y la envió a desayunar, porque en breve tenía que comenzar a alistarse.
En otra área de la casa, Iván y Dan intentaban hacer que Giulian despertase, algo que estaba resultando casi imposible.
Fue hacia el baño y después que estuvo listo volvió. Le quitaron las sábanas y las almohadas que se había puesto en la cabeza y él soltó una maldición, pero ellos lo ignoraron y lo arrastraron hacia el baño, le sacaron las ropas y lo lanzaron a la bañera sin ninguna compasión. La sarta de insultos e improperios estaban seguros que se habían escuchado en todo el castillo, pero ellos se limitaron a reír.
Pero ciertamente él estaba muy lejos que querer agradecerles nada y todo lo que quería era arrancarles sus estúpidas cabezas. Con toda seguridad Sam estaría furiosa y dudaba mucho que la explicación de todo aquello, contribuyera a mejorar el asunto.
Cerca de las diez de la mañana, habían logrado que Giulian presentara un aspecto aceptable y luego de un tardío desayuno, agarró una camisa se la puso y sin abrochársela siquiera y aun descalzo, se dirigió a la puerta de la habitación.