Arzhvael (libro 5. La Heredera)

Cap. 15 Disgustos y sorpresas

 

A la mañana siguiente Iván y Giulian, se habían llevado a Dan al  estudio después del desayuno, mientras Amy se quedaba acompañando a Sam. Pero unos minutos después, escucharon a Dan vociferar.

  • ¡Amy Douglas!  --  y la aludida cerró los ojos con resignación
  • Tranquila mamá  --  dijo Sam, aunque eso era más fácil decirlo que lograrlo
  • ¡Bajo ninguna circunstancia saldrás de este Castillo en los próximos días!  --  gritó cuando entró al comedor
  • Dan…
  • ¡Nada, no quiero escuchar peros, y si es necesario te encerraré en una de las torres!  --  seguía gritando él

A Sam se le hacía muy injusto que él la estuviese gritando de aquella forma, porque después de todo, su madre no había hecho nada ni tenía la culpa de que Donald Klausen estuviese de regreso. Pero habría sido mucho esperar que Amy reaccionase en forma pacífica.

  • Daniel, no puedes…
  • ¿No puedo?  --  preguntó él en forma peligrosa  --  No me obligues Amy, porque te aseguro que en primer lugar, no tengo intenciones de permitir que ese bastardo se acerque a ti ni a ningún miembro de mi familia, y si para su desgracia lo hace, entonces haré lo que él ha estado intentando hacer desde que puedo recordar.

Dicho esto, se volvió y abandonó el comedor y el Castillo dejando a todos muy preocupados, porque sabían que Dan no era de los que sentaba tranquilamente a esperar que las cosas sucediesen. De modo que Sam miró  tanto a Iván como a Giulian con una súplica silenciosa en sus ojos.

  • No te angusties princesa, iré con él
  • Giulian, no podemos permitir que papá…
  • Ya dije que no debes preocuparte, mi amor, si tengo que servirle de escudo a ese desgraciado para evitar que Dan cometa una barbaridad, lo haré  --  le aseguró
  • Gracias  --  dijo ella mientras él le daba un tierno beso, saliendo luego junto con Iván

 

Entre tanto en Arx, Danny caminaba de la mano de Diandra, porque tanto ellos como Gail y Aderyn, quedaron en ir a hablar con Jonathan que se negaba neciamente a abandonar el hospital, pero cuando la pareja entró al Hospital riendo por la terquedad de Jonathan, fueron sorprendidos por un grito salvaje.

  • ¡Douglas!  --  exclamó un sujeto que caminaba hacia ellos con expresión amenazante  --  ¡Eres un bastardo desgraciado!

Si bien Danny no podía estar más sorprendido, tampoco era de los que se aguantaban pacíficamente que alguien no solo lo insultara, sino que lo apuntara con una Gwialen y reaccionó con la velocidad y precisión propias de su carácter y su entrenamiento.

  • ¡RWYGO I LAWR!  --  lanzó el chico y el hombre cayó al piso varios metros más allá

Danny y Diandra se acercaron y lo miraron, la una con extrañeza y el otro, con decidido disgusto.

  • ¿Qué demonios te sucede? ¿Acaso te he hecho algo? Ni siquiera creo conocerte  --  dijo Danny muy molesto
  • Nunca tuviste mucho juicio, pero aparte de eso, ahora estás demostrando ser el bastardo miserable que siempre dije que eras  --  dijo con supremo desprecio  --  Ya te cansaste de ella ¿verdad? Y ahora andas con esta…

Danny no se distinguía por su paciencia y aquel sujeto ya había colmado la poca que tenía, de modo que lo sujetó por la chaqueta y lo pegó contra la pared.

  • ¡Escúchame infeliz…!

Pero varias cosas sucedieron al mismo tiempo. Primero el hombre extrajo con suma rapidez una filosa daga que estuvo a punto de calvarle a Danny, y segundo, tres diferentes rayos dieron en la humanidad del sujeto. Uno lanzado por Diandra, el otro proveniente del Athame de Gail que se acercaba a toda velocidad por el pasillo, y un tercero lanzado por un colérico Dan que venía entrando al Hospital. Pero mientras los dos primeros estaban destinados a desarmar al sujeto, el de Dan iba con toda la intención de hacer el mayor daño posible.

La conmoción había atraído la atención de las personas, y un Hospital lleno de krigers y arzhaelíes, ciertamente no era el mejor lugar para atacar a uno, porque éstos cuando habían visto avanzar a Donald en actitud amenazante hacia un Douglas, todos se pusieron en estado de alerta, y aunque Gail, Diandra y Dan, no hubiesen atacado al sujeto, cualquiera podía haberlo hecho, porque si Donald se hubiese tomado la molestia de mirar, habría notado que por lo menos un par de docenas de Gwialens y Athames lo estaban apuntando.

  • ¡Sabía que tu presencia solo traería desgracias, Klausen!  --  exclamó Dan cuando llegó hasta ellos

La expresión de odio de Donald fue sustituida brevemente por una de sorpresa, al ver a dos Daniels frente a él y le tomó solo unos segundos entender su error, aunque esto no disminuía ni un poco el odio visceral que sentía por aquel individuo. Mientras que los chicos estaban confundidos, no solo por lo que acababa de ocurrir, sino al escuchar a Dan llamar Klausen al sujeto que Danny aun sujetaba.

  • Escúchame bien, cretino  --  dijo Dan apartando a Danny y sujetándolo él  --  Si vuelvo a verte cerca de cualquiera de mis hijos, y muy especialmente, cerca de mi  mujer, te juro que te enviaré directo al  Helheim
  • ¡Dan!  --  exclamó Iván que venía llegando junto con Giulian y lo separaron de Donald




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