Arzhvael (libro 5. La Heredera)

Cap. 23 Problemas en el paraíso

 

El tiempo parecía haberse echado a correr, ya estaban a finales de octubre y todo parecía marchar de maravilla. Anastasia había dado a luz a otra niña y la habían llamado Eurielle Natasha.

Las clases este semestre  habían cambiado un poco. Ya no veían algunas asignaturas que habían sido sustituidas por otras, en este semestre estaban viendo, por ejemplo, Historia y Orígenes de los Arzhvaels y Ciencias de la Salud. Cuando les anunciaron las nuevas materias que verían, los chicos no se sintieron muy contentos con la primera, porque pensaron que sería terriblemente aburrido, pero no estaba resultando tan malo como habían pensado.

  • Los orígenes de los arzhvaels  --  les había dicho el profesor en la primera clase  --  se remontan a muchísimos siglos atrás. En un principio, arzhvaels y firbolgs vivían en armonía. Era comúnmente aceptada la existencia de una fuerza superior a la que ellos manejaban. Los elementales de la naturaleza, se mostraban de forma más confiada a los humanos y prestaban sus servicios a los arzhvaels e incluso a los magos. Pero cuando la humanidad comenzó a volverse ambiciosa, egoísta y peligrosa, incluso para sí misma, los primeros en alejarse fueron los elementales. Posteriormente los arzhvaels nos vimos obligados a apartarnos del mundo, y finalmente los magos que convivieron por un período mayor entre los firbolgs, también se vieron obligados a ocultar su existencia, especialmente cuando comenzaron a ser víctimas de persecuciones y crueles matanzas. Pero entre arzhvaels y magos, también hubo cambios importantes, muchos se volvieron ambiciosos y se creyeron superiores por el poder con  el que habían sido dotados, causando graves perjuicios a sus iguales y a los firbolgs. De ese comportamiento deshonroso,  es que nace la maldición de Myrddhin.

Los Douglas y sus amigos se miraron y prestaron mayor atención a las palabras del profesor.

  • Myrddhin, nuestro Gran Druida y uno de los arzhvaels más poderosos que ha dado nuestra raza, maldijo a sus congéneres, argumentando que se habían vuelto arrogantes y vanidosos, y que el poder que les había sido conferido, lo estaban malgastando en beneficio personal y en perjuicio de la humanidad. Por tanto, a partir de ese momento de la historia, ningún otro arzhvael ostentaría tanto poder como para someter a los pueblos a sus caprichos. De ahí también nace una antigua profecía, donde se señala que de la línea de sangre de Myrddhin, nacería una mujer a quien le serían transferidos esos poderes, pero como no hay constancia ni evidencia física de esto, no es algo que se pueda asegurar. Muchos han cuestionado la veracidad de las palabras de Myrddhin en cuanto a que no habría ningún otro arzhvael con suficiente poder para someter a los pueblos, sobre todo en la época de Nurión, pero las protestas fueron acalladas al comprobarse que hubo quienes pudieron vencerlo.

En este punto miró significativamente a Danny y a Samantha. Al final de la clase, les  dejó un trabajo acerca de personajes famosos de su raza, y las razones por las cuales habían alcanzado notoriedad.

En las clases de Ciencias de la Salud, les dijeron que debían tener un conocimiento básico en curar heridas, debido a que la profesión que habían escogido se prestaba a tener accidentes, algo que ya ellos habían tenido oportunidad de comprobar de manera personal, y no siempre tendrían posibilidades de acceder de forma inmediata a atención especializada.  A Sam no le gustaban mucho esas clases, tenía problemas para recordar los conjuros para curar  heridas, o los ingredientes necesarios para preparar brebajes  medicinales, y como ella solía curar las heridas utilizando su energía, le fastidiaba enormemente tener que memorizar todo aquello.

  • No sé, Aderyn, no lo recuerdo  --  estaba diciendo en su primera clase
  • Vamos Sam, la hemos utilizado muchas veces cuando Danny y Gail se han caído de sus Glides  --  decía Aderyn

Al ver que no había forma de que Sam recordase el nombre de lo que estaban utilizando, puso cara de resignación.

  • Es Aliaria, Sam
  • ¿Puedo ayudarlas?  --  escucharon una voz a sus espaldas, y al volverse vieron a Paul Wilson
  • Hola Paul  --  saludó Sam
  • Si tienen problemas solo díganmelo
  • ¡Oh bueno, gracias!  --  dijo Aderyn  --  Pero estamos bien.
  • Habla por ti  -- protestó Sam que aún estaba irritada por no poder recordar  --  esta clase es un asco  --  el chico rio y la miró con curiosidad  --  ¿Qué?  --  preguntó ella
  • Nada, solo que sé que eres una excelente alumna y me extraña oírte decir eso, además lamento que consideres esta clase un asco, ya que es mi especialidad.

Sam enrojeció intensamente y recordó algo tarde el reconocimiento que había recibido Paul por su destreza en el manejo de la energía curativa. Pero como no encontró nada  que decir que fuese suficientemente apropiado, lo miró y le sonrió.

  • Lo  siento, Paul  --  dijo sin dejar de sonreír  --  pero no se me da muy bien esto.

Aderyn que observaba como siempre con sus atentos ojos, pensó que por la forma en que la estaba mirando Paul desde que Sam desplegó su sonrisa, se metería en muchos problemas.

  • Te ofrezco mi ayuda si la necesitas  --  ofreció sin dejar de mirar a Sam  --  solo tienes que solicitarla.
  • Gracias, eres muy amable 




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