Cuando Mael y Jonathan habían regresado, Jonathan lógicamente se fue derecho a ver a sus padres y a Lizzy. La niña ya tenía año y medio, pero a pesar de que llevaba cerca de ocho meses sin verla, la pequeña corrió a sus brazos.
Jonathan sintió que el corazón iba a salírsele del pecho al escucharla, cayó de rodillas y la recibió en sus brazos. Había crecido mucho y estaba hermosa, tenía las mejillas sonrosadas y unos rizos rubios que le caían en desorden como una cascada dorada alrededor del rostro. Descubrió también que hablaba mucho y muy de prisa. En unos minutos había sacado una gran cantidad de juguetes y los había esparcido a su alrededor.
A pesar de que Jonathan hacía su mejor esfuerzo, Lizzy aparte de hablar a una velocidad endemoniada, cambiaba de tema a la misma velocidad. De pronto la niña corrió hacia su cama, tomó un muñeco de peluche que, si la memoria no le fallaba Jonathan, creía recordar había sido el primer regalo que le había dado Mael a la niña.
Después de un rato más con Lizzy, se despidió de la niña prometiéndole volver más tarde y se fue a su habitación, se bañó, se cambió y salió a toda prisa.
Cuando llegó a Arx se fue derecho al Hospital, pero cuando preguntó por Daira, le dijeron que no estaba. De modo que se fue a la casa de la arzhaelí y sin la más mínima delicadeza y sin anunciarse entró en ella. Sin embargo, Daira tampoco estaba allí. Jonathan maldijo por lo bajo, pensó un momento y salió hacia la Sede.
Evidentemente ocho meses no habían sido suficientes para que Jonathan olvidase que Armel había besado a Daira, y al arzhaelí esto le quedó muy claro.
A Jonathan le fastidió mucho enterarse de aquello, pero juzgó innecesario preguntar pensando que no se lo iban a decir, lo cual fue un error, porque si bien era cierto que dada la usual naturaleza de sus propias misiones, nunca les eran reveladas a nadie, no sucedía lo mismo en este caso. Pero sin decir nada más, se dio vuelta y se marchó.
Pero una vez dicho esto se marchó él también, dejando a los otros dos mirándose con desconcierto.
Durante las próximas dos semanas y después de haber hablado con Eowaz, Jonathan se hizo nuevamente cargo de su grupo y se integró al trabajo que venían realizando los demás arzhaelíes, y al menos en el caso de Garlan, Alaric y Armel, pudieron notar por qué razón Eowaz tenía a Jonathan en el mismo concepto que a Giulian y a Dan, ya que se desenvolvía en el mundo firbolg como si hubiese nacido en él.
Con la llegada de Jonathan el trabajo se aceleró, porque como les había dicho Eowaz, él había adelantado mucho en ese terreno y tenía contactos muy útiles, lo que les permitió desactivar en tiempo récord muchos de los subgrupos de aquellos sujetos. El problema ahora, era que habían crecido de una manera demencial y estaban regados por todas partes, de manera que debían averiguar dónde y cuándo se reunían, y quién los dirigía.
A mediados de marzo, cuando ya Jonathan tenía casi un mes de haber vuelto, un sábado en la tarde salió con Mael y los niños. Estaban en la heladería y Jonathan intentaba en vano que Lizzy se comiera su helado en lugar de echárselo a Elijah encima, y estaba por alabar la paciencia del niño cuando su expresión mudó de forma drástica.