Arzhvael (libro 6. Los Cinco Elementos)

Cap. 28 Un mal día

 

Cuando los Arzhaelíes llegaron a Velalaika ubicaron a toda prisa el improvisado hospital y corrieron hacia allá. El cuadro era desolador, Elar sostenía a Aderyn y hacía gala de su entereza, aunque sentía una profunda pena. Amy lloraba con desconsuelo. Gail se negaba creer lo que estaba sucediendo. Danny parecía haber sido alcanzado por un rayo y por sus mejillas corrían abundantes lágrimas. Dan, aunque tenía el corazón hecho pedazos, seguía en su desesperado intento de hacer reaccionar a su hija.

  • Reacciona Samantha, por favor.

Mael se acercó a ella apartando a Dan, la sujetó por los hombros y Sam pareció regresar de muy lejos, los miró a todos y se negó a aceptar esa realidad. Las ropas manchadas de sangre de su padre, y la desesperación en la mirada de Mael, le estaban gritando lo que había sucedido, pero ella tomó una decisión.

  • Nena…  --  pero ante la mirada de ella, él se apartó
  • Hija no sabemos si…  --  había empezado a decir Dan cuando notó que Sam comenzaba a moverse bloqueándole el paso
  • No, esto no está pasando y no va a pasar  --  dijo ella, y empujando a su padre apartó con decisión la improvisada barrera que impedía el acceso a donde tenían a Giulian

Pero ninguno de ellos quería dejarla pasar para eviatrle un dolor mayor, con lo que no contaron, fue con la súbita aparición de Elijah que, sin darles tiempo a notar su presencia, había saltado hacia Dan.

  • Deja a mi madre en paz

Todos se habían quedado estupefactos, pero por fortuna para Dan, Mael estaba allí y sujetó con rapidez a Elijah. Samantha por su parte, no se había detenido mientras que los demás la miraban con asombro aun, porque hacía tan solo un momento parecía que nunca más podría decir una palabra y ahora reaccionaba de esa forma. Dan todavía intentó detenerla, pero una mano de hierro lo detuvo a él y cuando se volvió se encontró con dos pares de ojos esmeralda que le hacían una advertencia silenciosa. Todos miraron con pena a Sam, pero nadie la detuvo. Mael, Dan y Danny la siguieron, porque temían su reacción cuando lo viera.  Amy secó sus lágrimas y los siguió. Los demás hicieron acopio de fuerza y lo hicieron también. Aunque Danny y Dan tenían deseos de gritar para dejar salir el dolor y la rabia, permanecieron en silencio al igual que los demás.  Tuvieron un momento de pánico cuando vieron a Sam cerrar los ojos, pero como se mantenía de pie, no se movieron.

Cuando Sam atravesó la barrera, sintió que las piernas le fallaban. Verlo ahí, cubierto por una sábana blanca que solo acentuaba la palidez de su rostro, la hizo vacilar, pero se obligó a seguir. Aún tuvo un momento de vacilación, pero él era su vida y no podía permitir que esto sucediera.

  • Samantha, sal de aquí por favor  --  pidió Iván mientras Daira se movía hacia Sam

Pero ella ignoró a Iván e hizo a un lado a Daira con tanta violencia que la arzhaelí aterrizó a varios metros de distancia, y luego miró en forma amenazante a los Läkares.

  • ¡Apártense todos!  --  ordenó

Ellos miraron a Iván, pero ese solo segundo de vacilación les supuso el mismo destino que a Daira y salieron despedidos en todas direcciones. Mael se movió con rapidez y apartó al aun sorprendido Iván.

Una vez despejado su camino, Sam se acercó a la camilla y al llegar a su lado cerró los ojos. Se obligó a serenarse, a vaciar su mente de toda emoción y pensamiento para poder conectar su energía con la conciencia superior. Desdobló materia y energía, y mientras su cuerpo permanecía en reposo, su energía pudo ascender al plano cósmico de la luz y la energía pura. Después de mucho rato volvió a su cuerpo, extendió sus manos sobre el cuerpo de su esposo, y recitó:

  • Wraig Fy Eyra, trwy ras yr ydych wedi rhoi i mi, gofynnwch ar eich rhan, bydd yn cael ei dychwelyd y anadl einioes i'r dyn hwn[1]

Los que estaban mirando, instintivamente dieron un paso atrás al ver que de las manos de Sam comenzó a salir una luz brillante que hería los ojos y que envolvió los cuerpos de ambos creando una especie de cúpula que, aunque transparente, parecía emitir destellos. Mael había cerrado los ojos y había colocado una mano sobre los de su hijo, pero unos segundos después, Elijah se la retiró.

  • Ya podemos mirar, papi --  y aunque el resplandor continuaba, efectivamente pudieron mirar

 

Transcurridos varios minutos, los destellos dejaron de verse y la luz comenzó a extinguirse.

 

Dan fue el primero en reaccionar, con precaución se acercó a la cama, le tomó una mano a su hija y para su sorpresa ella lo miró y le sonrió con una expresión de paz en su rostro.

  • Él estará bien papá, ya no tienes que preocuparte.

Pero lejos de tranquilizarse, esas palabras le produjeron una preocupación mayor. Por duro que fuera, Samantha debía volver a la realidad.

  • Hija  --  comenzó, pero el nudo que tenía en la garganta le dificultaba hablar  --  Iván y los Läkares dijeron que era muy improbable que…
  • Ya te he dicho que estará bien  --  repitió

Dan se desesperó pensando que no podía perderlos a los dos al mismo tiempo. De modo que, en un intento desesperado por hacerla entender, la tomó por los hombros y la sacudió, lo que pudo haber sido su último error.

  • ¡Samantha, es probable que no sobreviva a esta noche!  --  le gritó y al segundo siguiente fue levantado y apartado con violencia




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