Arzhvael (libro 6. Los Cinco Elementos)

Cap. 29 Recuperación

 

Mael fiel a su palabra, en cuanto Giulian estuvo en su habitación y habían dicho que estaba fuera de peligro, preguntó dónde estaba Enid y fue a verla. Cuando entró había una pareja al lado de la cama que asumió correctamente que eran los padres. Ambos eran elfos y ambos tenían el cabello rubio platino como la hija, y los ojos tan azules como Enid, aunque los ojos de la madre tenían un tinte verdoso que los hacía lucir como als aguas del océano.

  • Buenas noches  --  saludó Mael acercándose a ellos  --  Mi nombre es…
  • Mael Berserker  --  dijo el elfo y extendió su mano  --  Yo soy Gwier Llyn y ella es mi esposa Elerig  --  la elfa le dedicó una sonrisa triste
  • Lamento conocerlos en estas circunstancias  --  les dijo y miró a Enid  --  ¿Cómo está ella?
  • Los Läkares nos dijeron que el veneno demorará un poco en abandonar su sistema, y que tuvo severos daños internos que aun no sabemos cuánto tarden en sanar  --  le explicó Gwier

Unos minutos después Enid abrió los ojos y Mael le sonrió.

  • Hola
  • ¿Mael?
  • Hasta donde sé, sigo siendo yo  --  le dijo mientras acariciaba su mejilla
  • ¿Cuándo llegaste?
  • Hace un momento 
  • ¿Cómo está Elijah? Ya… debe estar… grande
  • Sí, pronto cumplirá seis años
  • Casi… la misma edad… que teníamos… cuando nos conocimos  --  en ese momento hizo un gesto que les indicaba claramente que tenía un dolor
  • No te esfuerces, Enid  --  le dijo Mael
  • Él tiene razón, hija  --  dijo la madre acercándose
  • No lo veo… nunca… no voy a dormir cuando…
  • Vendré a verte luego, pero ahora debes descansar
  • ¿Lo prometes?
  • Te lo prometo  --  ella sonrió y cerró los ojos

Mael se despidió de los padres de la chica y se marchó. Una vez solos, Elerig miró a su esposo con tristeza.

  • Sabes que el amor no se obliga Elerig, y él no la ama
  • Lo sé, se le ve en los ojos que le tiene aprecio, pero nada más

En cuanto Mael dejó la habitación de Enid, tenía intenciones de pasar por la de Giulian a ver cómo estaba Sam, pero en ese momento un mensaje lo detuvo.

  • Cachorro necesitamos que regreses a Averdeen de inmediato.

La voz de Danny aun estaba resonando en su cabeza cuando él ya estaba a las puertas del castillo. Entró como una exhalación y subió directo a la habitación de los niños, porque un llamado de aquella naturaleza tenía que estar relacionado con Elijah, de modo que no se sorprendió de encontrarlo despierto.

  • ¿Qué sucede?
  • ¿Papá, qué estás haciendo aquí?

Sin embargo, Danny no le dio oportunidad de responder, sino que lo agarró por un brazo y salieron de la habitación.

  • Danny…
  • Escucha, aunque está bien, porque Diara ya lo revisó, Elijah se cayó de un árbol esta tarde  --  y Mael lo miró con extrañeza

Aquello no encajaba para nada con las habilidades de Elijah, y por otra parte, todos lo habían visto esa tarde en Velalaika y estaba perfectamente bien, de modo que esperó por una mejor explicación.

  • Como dije no tiene nada roto ni parece haberse lastimado, pero Freddy me dijo que perdió el conocimiento durante mucho tiempo, por eso llamé a Daira y ella dijo que era mejor que se quedase en la cama, el asunto es que él no parece estar de acuerdo con eso ni siquiera porque es medianoche
  • De acuerdo, déjame…
  • Espera, aparte de eso, Freddy también me dijo que…
  • ¡Mael!  --  escucharon que gritaba Diandra y casi chocan, porque él ya se dirigía a la habitación  --  ¡Desapareció!  --  dijo Diandra

En ese momento la luz se hizo en el cerebro de Mael y supo sin ninguna duda dónde estaba su hijo, y sin dar explicaciones desapareció también. En efecto, en el momento que entró a la habitación de Giulian, Elijah estaba sentado en las piernas de su madre.

  • ¿Segura estás bien?  --  le estaba preguntando en ese momento a Sam mientras le sujetaba el rostro y Mael sonrió
  • Sí cielo, estoy bien, y tú deberías estar durmiendo
  • Y G se va a poner bien ¿no?  -- siguió él ignorando el comentario de ella
  • Sí, va a estar bien  -- contestó ella acariciando los rizos de su hijo mientras él la miraba

Como de costumbre, Sam sintió que quien la miraba era Mael, y aunque así era también, ella lo estaba viendo en los ojos de su hijo. Después de un momento más, Sam insistió en que debía volver a casa y el chico obedeció, se despidieron de ella y salieron. Pero una vez que estuvieron afuera, Mael se agachó hasta quedar a la altura de Elijah.

  • ¿Me quieres contar lo que sucedió hoy?




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