Arzhvael (libro 6. Los Cinco Elementos)

Cap. 39 ¡Por los tesoros del gran druida!

 

Kenny trató de abrir los ojos, pero sentía los parpados pesados, con gran esfuerzo logró abrirlos, miró a su alrededor, pero no reconocía nada. Intentó ubicarse a través de su último recuerdo y entonces se incorporó violentamente. Recordó el extraño ruido, la vibración, el haber salido al patio y después…

  • ¿Samantha?  --  dijo en voz alta

Miró a su alrededor, la localizó unos metros más allá, y se precipitó a donde estaba ella que parecía dormida. Después de comprobar que respiraba, se dedicó a examinar el lugar donde estaban. Era una habitación de considerables dimensiones, pero no podía identificarlo con ningún lugar conocido. Volvió junto a Samantha e intentó despertarla, pero no pudo y comenzó a preocuparse. Buscó su Gwialen y le apuntó al pecho.

  • ¡REINVIA!  --  dijo

Pero no sucedió nada. Pensó que su Gwialen debía haber sufrido algún daño, de modo que sacó su Athame de un pequeño espacio en la bota donde solían llevarlo todos los arzhaelíes y lo intentó de nuevo, pero nada, de modo que comenzó a preocuparse de veras e intentó canalizar su energía a través de las manos. Sin embargo, todos sus esfuerzos fueron en vano. Le pasó un mensaje a Dan, pero este no le contestó. Dudó que, dada la naturaleza del mensaje, Dan lo pasara por alto. Intentó con Danny. Luego con Jonathan y así fue pasando por todos, hasta llegar al último con el que se habría comunicado en condiciones normales, Giulian.  Pero al ver que tampoco le contestaba, llegó a la conclusión de que sus mensajes no estaban llegando. Ninguno de ellos lo habría ignorado, y menos Giulian. Aquí sucedía algo muy extraño.

**************************************

Mikael O’Neill se había caracterizado por la paciencia con la que ejecutaba sus planes, no actuaba hasta no estar seguro de que tendría éxito, se había equivocado un par de veces, pero eso no contaba. Ahora se sentía molesto, pensaba que lo tenía todo para comenzar su conquista del mundo, pero WREEDHEID parecía opinar diferente. Era en realidad muy molesto tener que estar sujeto a sus planes. Tendría que idear la forma de librarse de él una vez que alcanzara su objetivo. Dejó su mente en blanco para poder hablar con él.

  • ¿Y bien?  Ya está aquí   -- dijo 
  • No gracias a ti. Si yo no hubiese intervenido, no habrías sido capaz de traerla.
  • Lo importante es que está aquí  -- insistió controlando su ira  --  ¿Acabarás con ella de una vez?
  • Creí que una de tus virtudes era la paciencia, pero ya veo que como en muchas otras cosas, también me equivoque en eso contigo.
  • No se trata de eso -- dijo Mikael que hacía considerables esfuerzos por controlarse.
  • ¿Ah no?  ¿Y entonces, de qué se trata?
  • Tenía entendido que querías acabar con La Heredera ¿no?
  • Así es, pero todo a su debido tiempo.
  • ¿A su debido tiempo?
  • Mi venganza no estaría completa solo matándola. No solo pretendo acabar con ella, sino con su legado también. Pretendo que su poder no pueda ser transferido a nadie. Y eso requiere de ciertas condiciones especiales.
  • ¿Qué condiciones?  -- se le había pasado el enojo y solo sentía curiosidad
  • Debe morir en un momento y lugar determinados. El lugar es este, eso ya está resuelto. Pero para el momento, aún falta tiempo.
  • Si aún no es el momento, ¿Para qué la querías ahora?
  • Para asegurarme de que estuviera aquí en el momento oportuno.
  • ¿Y cuándo será eso?
  • El día en que tendrán lugar dos eventos importantes. El día del solsticio de invierno, ya falta poco.

Después que Mikael asimiló lo que le había dicho, se le ocurrió algo y sonrió.

  • Si no la necesitas hasta ese día…
  • No te le acerques. No voy a correr el riesgo de que la mates con tu bestialidad. Ya dejé claro que seré yo quien la mate y cuándo.

Le dio la espalda a WREEDHEID, y se marchó furioso. Tanto que no se fijó por donde iba, aquella era una parte de ese lugar que evitaba con mucha diligencia.

  • ¿Vienes a cumplir tu promesa?

Se sobresaltó al ver a Alseides, porque en medio de su enfado no se había dado cuenta por donde caminaba.

  • ¡Déjame en paz!  -- le dijo y volvió sobre sus pasos mientras la ninfa lo veía alejarse
  • Pronto tu traición se volverá en tu contra.

*************************************

Kenny comenzó a desesperarse, no tenía modo de comunicarse con nadie, no podía emplear su energía y no podía despertar a Samantha. Tampoco sabía cuánto tiempo llevaban allí. Aunque los estuvieran buscando, dudaba que tuvieran más idea que él de dónde estaban. Le parecía que habían pasado muchas horas desde que había despertado y se preguntaba por qué Samantha no lo hacía. Se acercaba a ella cada cierto tiempo a comprobar que seguía respirando, la llamaba, pero seguía igual.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.