Arzhvael (libro 6. Los Cinco Elementos)

Cap. 40 Broceliande

 

Al salir de Averdeen, se concentraron en el lugar a dónde querían llegar y unos minutos después se encontraban a la orilla de lo que parecía un espeso bosque. Acordaron que mientras la mayoría iría atenta de seguir las señales que los conducirían a la entrada de la cueva, Armel, Iván, Danny y Jonathan permanecerían alerta para percibir cualquier peligro que se acercase. Giulian y Mael marcharían al frente, porque dada la oscuridad reinante, su nictalopía les confería la ventaja de guiarlos. Y en el caso de Iván, era su condición la que le confería aquella ventaja, pero, como también tenía un fino oído, y una percepción que le gustaba poco, pues era relativa a los seres procedentes de la oscuridad, él se dedicaría a estar más atento a aquella eventualidad.

  • Iwerd, envía nuestra localización a Eowaz y espera aquí. Una vez que se presenten, comiencen a avanzar con precaución, pues no sabemos cuánto tiempo nos tome hallar el lugar donde los tienen ni si podremos enviar mensajes -- le ordenó al arzhaelí

Iwerd asintió y ellos entraron con rapidez, pero apenas habían dado unos pasos, Mael y Giulian se detuvieron bruscamente y una gran sonrisa se dibujo en sus labios.

  • Salimos de la Cueva  

La voz de Sam fue escuchada con toda claridad por todos y se produjo una reacción en cadena. Muy emocionados todos querían preguntar algo.

  • Hable uno solo, no entiendo si todos hablan a la vez.

Se pusieron de acuerdo y Danny fue el que preguntó.

  • ¿Están bien? ¿Pueden aparecerse donde estamos nosotros?  

Esperaron sin moverse, pero no había respuesta.

  • ¿Sam? ¿Kenny?
  • Están en peligro  --  dijo Mael con absoluta seguridad

Esa afirmación hizo que el breve momento de alegría se esfumase, pero antes de comenzar a moverse les llegó un nuevo mensaje.

  • Tenemos problemas  --  escucharon que decía Kenny
  • ¿Qué clase de problemas?  --  preguntó Danny
  • De la clase que echa fuego
  • ¡Demonios!  --  exclamó Danny  -- ¡Vamos!

Danny no se explicaba cómo habían podido pensar que sería tan fácil.

************************************

Una vez que Equus y Alseides decidieron quedarse con ellos, Sam se disponía a avisar a su familia que ya habían salido cuando recibió los mensajes de Danny y Mael. Ella a su vez les avisó que habían salido de la cueva y que iban a reunirse con ellos cuando un rugido conocido los hizo ponerse alerta. Sam apenas tuvo tiempo de apartar a Kenny cuando una llamarada llegó justo donde estaban. Si bien ella podía soportar el fuego, él no. Con el impulso de la caída rodaron varios metros, pero Kenny se puso rápidamente de pie y tiró de Sam. No sabían dónde estaban Alseides y Equus, pero no tenían tiempo para averiguarlo, no con un Dragón furioso queriendo matarlos.

  • Debemos atacarlo con el conjuro más potente que conozcamos  --  dijo Kenny
  • Dudo que podamos hacerle mucho daño, su piel es demasiado resistente.
  • Probemos --  sugirió Kenny
  • Pero prepárate a correr  -- le contestó ella
  • A la de tres, uno… dos… tres
  • ¡ABZAPFEN LASSEN!   --  gritaron los dos

Pero la advertencia de Sam fue acertada, porque el animal emitió un rugido feroz y lanzó sus potentes llamas hacia ellos.

  • No hubo mucha suerte ¿no?  -- dijo Sam 
  • Apúntale al estómago, es su parte más débil  --  dijo Kenny
  • Creí que eran los ojos.
  • En el estómago casi no tiene escamas  --  le contestó él  --  uno… dos… tres
  • ¡ABZAPFEN LASSEN!

Otra vez el rugido de furia, pero en esta ocasión se tambaleó un poco.

  • ¡No tenemos tiempo para esto!  --  dijo Sam  --  Subamos al árbol, hagamos el conjuro de Aire y luego lo encerramos.
  • De acuerdo  -- le contestó Kenny, y tomándola por la cintura se elevaron.
  • Eso no era necesario  --  le dijo Sam y el chico enrojeció, pero no se detuvieron  --  ¿Preparado?  --  preguntó ella y él asintió
  • ¡STAERK VIND!  --  dijeron ambos

El rayo salió con tanta potencia que casi de inmediato se formó un huracán, lo dirigieron hacia el Dragón que fue absorbido por éste, Sam dejó que Kenny se ocupara de mantenerlo mientras ella comenzó a levantar los muros.

  • ¡TERENURI JÖRN!  --  cuando vio que tenía una altura segura  --  Suéltalo ahora

Kenny rompió el contacto, el Dragón cayó y una vez dentro, Sam terminó de tapiarlo. Bajaron del árbol y empezaron a buscar a los otros.

  • ¡Alseides!  --  gritó Sam  --  ¡Equus!

Tardaron unos minutos, pero al fin aparecieron.

  • ¿Están bien?  --  les preguntó
  • Sí, mi señora  -- contestó Equus
  • Bueno, tengo que reunirme con mi familia, pero no puedo llevarlos a todos.
  • No te preocupes  --  dijo Alseides  --  Nosotros podemos ir por nuestra cuenta.




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