Arzhvael (libro 6. Los Cinco Elementos)

Cap. 42 Broceliande (II)

 

Algunas horas después Mael se puso alerta al escuchar que Sam despertaba. Se puso de pie y entró en el momento que ella abría los ojos. Giulian se había quedado dormido con la cabeza apoyada en la pared, así que Sam lo primero que vio fueron los ojos esmeralda, pero antes de que pudiese hablar, Mael se llevó un dedo a los labios y con la otra mamo señaló hacia donde estaba Giulian. Sam giró la cabeza, lo vio y después de un rápido examen visual volvió a mirar a Mael.

  • ¿Cómo están los demás?  --  preguntó la recordar que lo último que había visto era que todos estaban heridos
  • Todos bien  --  la tranquilizó Mael
  • ¿Dónde estamos?
  • En un refugio natural al que nos condujo Equus

Sam miró más allá de donde se encontraba la figura de Mael y vio claridad, lo que le indicó que ya había amanecido, pero teniendo en cuenta su reciente experiencia, se alarmó pensando que hubiese pasado más tiempo del conveniente. Se incorporó, pero ya Mael la estaba sujetando.

  • ¿Cuánto tiempo llevamos aquí? No podemos…
  • Tranquila Nena, solo llevamos unas horas en este lugar
  • Pero debemos continuar
  • Lo sé, pero primero nos aseguraremos que estás bien
  • Lo estoy

Pero ya Mael había llamado a Iván y él hacía su entrada en ese momento. Después de asegurarse que ella estaba bien, despertaron a Giulian y posteriormente salieron.

Se reunieron en torno a una mesa de piedra, todos estaban muy aliviados de ver a Sam recuperada y le explicaban todo lo ocurrido.

  • Mi señora  --  decía Equus  --  Fuiste herida por un Nébiro. Los Nébiros son las huestes de los guardianes de la oscuridad, se complacen torturando y matando para llevar nuevas víctimas a sus señores.

A pesar de lo serio de la situación, Giulian sonrió para sus adentros. Él por principio no creía ni en el Valhalla ni en el Helheim, ni en el cielo ni en el infierno, ni en los Campos Eliseos ni el Hades, ni en cualquier otra morada final después de la muerte; eso de que al morir irías a alguno de los mencionados, le parecía absurdo y sostenía que ambos estaban aquí, y había tenido ocasión de comprobarlo. Por lo tanto, lo mencionado por Equus, debía ser algún lugar donde torturaban a la gente, pero estando muy viva y hasta matarla.

  • Hay que buscar una manera de llevarte a salvo hasta la Cueva de La Magia  --  continuó Equus  -- Por lo que vi, no se darán por vencidos tan fácilmente, estaban muy interesados en darte caza.
  • Estoy segura de que WREEDHEID los envió. En todo caso, creo que lo mejor es marcharnos ya, porque si lo único que los detiene es la luz solar, hemos perdido mucho tiempo.
  • Era necesario atender a sus heridas primero  --  dijo el unicornio
  • Lo sé y te lo agradezco mucho, pero ahora debemos marcharnos.

Le habían contado que todos habían resultado heridos, y que Equus los había ayudado con el sencillo método de colocar su cuerno sobre las heridas. Sam volvió a agradecerle y antes de partir, les sirvieron una gran variedad de frutas. Comieron y se dispusieron a seguir su camino.

Apenas llevaban alrededor de una hora caminando, cuando una manada de unos animales sumamente extraños, les cerraba el paso. Era algo parecido a un antílope, pero con mandíbula y colmillos de jabalí, cola de elefante y una especie de barba como la de un chivo. Sin embargo, su rasgo más destacado eran unos enormes cuernos curvos.  Todos prepararon sus Gwialens y Athames para abrirse paso, pero Equus intervino.

  • No les hagan daño, son Yales  -- informó el unicornio
  • ¿Nos dejaran pasar? -- preguntó Danny con creciente desconfianza.
  • No, pero yo me encargaré de ahuyentarlos  --  contestó

La verdad aquellas criaturas se veían lo bastante amenazadoras como para que el unicornio pudiera dispersarlos sin sufrir daños.

  • ¿No son peligrosos?  --  preguntó Sam
  • No te preocupes, mi señora. Si yo no regreso, alguien me reemplazará 

Aquello lejos de tranquilizarlos, solo aumentó su preocupación, pero antes de que nadie se diese cuenta, ya Mael se había transformado y había comenzado a caminar al lado de Equus.

  • Enano  --  dijo Giulian y Dan le hizo un gesto de asentimiento
  • ¡Giulian Alexander!  --  exclamó Amy

Sin embargo, fuese cual fuere la intención de Amy al gritarle a Giulian, éste no le hizo caso, y cuando los demás se volvieron a mirarlo, tanto él como Dan habían desaparecido y en sus lugares estaban un hermoso Pegaso y un enorme Halcón de ojos azules y cuya mirada amenazante haría retroceder a cualquiera, pero por si aquello no hubiese sido suficiente, en el lugar donde hasta hacía un momento estaba Jonathan, apareció un Grifo. Las tres criaturas siguieron a los otros dos que se dirigían hacia los Yales, éstos se pusieron en guardia y comenzaron a atacar. Sam sintió un nudo en el estómago mientras que Amy estaba furiosa.

  • ¡Voy a…!
  • Espera, espera  --  la interrumpió Danny  --  ¿Cómo se supone que hicieron eso?
  • Vamos Danny  --  dijo Aderyn  --  Intenta hacer memoria, Vlad nos habló de ello muchas veces




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