Arzhvael (libro 7. La Argolla Mágica)

Cap. 7 Ese año

 

Evidentemente las niñas del problema con Lizzy, juzgaron poco creíble la amenaza de Elijah e igualmente habían denunciado a las señoritas McKenzie y Gailard, pero definitivamente no conocían bien a aquel peligroso personaje, porque en cuanto Eli se enteró de ello, puso en marcha la más cruel, sistemática y casi sanguinaria persecución que tal y como les advirtiese, no cesaría a lo largo de todo aquel año.

Elijah era habitualmente uno de los seres más dulces del universo, pero ir en contra de alguno de sus seres queridos era el camino más corto para procurarse los más horrorosos problemas, ya que en aquel chico confluía una peligrosa mezcla de sangres. Por un lado, la arrogante y vengativa de los Douglas, y por la otra, la crueldad propia de su raza sobre la que aun el pequeño berserker no tenía un absoluto control. De manera que aquellas niñas descubrieron por el camino difícil lo desacertado de su decisión, y en el caso de la que pensaba que Mael Berserker era el individuo más bello sobre la faz de la tierra, posiblemente a partir de entonces modificase su opinión.

Al final de aquella desastrosa semana cuando tenían su primera clase en las pistas, los chicos iban rodeados de su ya acostumbrado grupo de niñas cuando Lery los adelantó, pero aquel bocazas no podía guardar silencio.

  • Veamos niñas, me parece que sus padres no les advirtieron que hay ciertos individuos muy poco recomendables
  • Vete a paseo, Lery  --  dijo una de ellas y continuaron sin prestarle atención
  • Mi querida, Susy  --  siguió el muy necio  --  supongo que sabes lo que es él y lo que puede hacerte  --  dijo señalando a Vladimir  --  y si no es así, sugiero que corrijas esa lamentable falta de información
  • La falta de información es un mal menor, y como dijiste, de fácil arreglo, lo realmente lamentable, aunque no sé para quién, es que tú carezcas por completo de inteligencia, porque eso sí que no tiene arreglo

Vladimir era uno de los individuos más despreocupados del mundo, para él todo era un chiste, pero cuando decidía hacer a alguien víctima de su incisiva lengua, el sujeto en cuestión solía lamentarlo mucho. Lery enrojeció hasta la raíz de sus rubios cabellos, pero además de la a mencionada carencia, también era terco.

  • Escúchame engendro…

Pero mientras Vladimir solía hacer uso de las palabras para fastidiar, Dreo era otro asunto y no dejó finalizar a Lery haciéndolo aterrizar a varios metros con la boca rota, y sin molestarse en mirarlo siquiera habían continuado alegremente su camino.

  • Sabemos que eso es como esperar mucho de la vida, pero espero que aprendas a mantener tu estúpida boca cerrada, Lery, o es posible que en breve requieras ser ingresado en Edernez  --  dijo Lizzy cuando ellas pasaron a su lado

Entre tanto Fysisk al ver acercarse al grupo y reconocer a Douglas, su humor desmejoró muchísimo, pero recordando cómo le había ido en la primera clase con el padre de la criatura, sujetó su lengua. Después de las largas explicaciones teóricas y de soportar la mirada burlona de Dreo, miró a todo el grupo.

  • Bien, ahora si alguien desea intentar una primera vuelta, pueden escoger una mini Glide para comenzar
  • ¿En alguna parte está establecido que tengamos que usar una de esas?  --  preguntó Dreo mientras varios de sus compañeros se adelantaban a tomar una
  • No, señor Douglas
  • De acuerdo, entonces si no le importa preferimos usar las nuestras

Aunque Fysisk no era tan necio como para creer que los padres de aquellos portentos de arrogancia permitirían que sus hijos fuesen sin unas Glides propias, ciertamente no se esperaba lo que vio, porque acto seguido aparecieron cuatro relucientes Steel Falcon. Este era un modelo exclusivo de la Snelheid y cuya fabricación se llevó a cabo en forma exclusiva y limitada para un muy reducido grupo de personas. Las chicas ahogaron una exclamación y rodearon a los chicos para admirar las Glides. Eran de brillante acero, no se rayaban, obviamente no se partían y el fabricante garantizaba que no sufrirían ningún daño con el correr de los años. Llevaban grabado el nombre de su poseedor en letras doradas, un número serial como las de los jugadores profesionales, y un sistema anti robo, de modo que, si alguien tenía la mala idea sustraer una de aquellas joyas, inmediatamente quedaría registrado en un archivo de datos aparte de ser localizado en cuanto la Glide se pusiese en vuelo.

Si Eved Lery no hubiese sido solo un niño, posiblemente hubiese sufrido un infarto por efectos de la rabia. En el último diciembre cuando habían leído en la revista deportiva que editaba la Snelheid, entre otras cosas para promocionar sus productos, que acaban de sacar el modelo más veloz de la historia y con características únicas que no podrían repetir, Eved atormentó a su padre hasta que éste aceptó ir a la sede de la Snelheid para averiguar que se necesitaba para tener una de aquellas Glides. Sin embargo, Frieg fue informado que aquello no sería posible, porque tal y como decían en el artículo, aquella era una edición limitada que había sido fabricada por encargo de sus creadores y con una cláusula de exclusividad. Frieg entendió eso y les propuso que fabricasen otra con características similares y que él estaba dispuesto a pagar lo que fuese necesario, pero los ejecutivos le aclararon que la cláusula de exclusividad cubría esa parte también y no podían fabricar nada parecido bajo pena de incumplimiento de contrato, de modo que todo lo que podían hacer era lo mismo que ofrecían a los demás clientes con el consentimiento de los diseñadores de las Steel Falcon, es decir, sus otros modelos de Glides podían incluir alguna característica de las Steel, pero nada más. De manera que Eved tuvo que conformarse con el modelo Thunder que era el más costoso de la última línea de la Snelheid, razón por la cual ahora estaba a punto de sufrir el mencionado ataque.




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