Mael Berserker era un individuo que no había tenido una vida fácil. Fue hijo único de Elouen Berserker y Milenka Arzurig, pero a la edad de cuatro años quedó huérfano de madre a raíz de un ataque Uzky. A los once perdió a su padre a manos de los hombres de Bastian y él mismo casi resultó muerto ese día. A partir de entonces Iván se había convertido en su tutor y Mael lo veía y lo amaba como si fuese su progenitor natural. Había amado a Eve como a la madre que apenas si había conocido, y a las McKenzie, Gail y Danny como a sus propios hermanos. Sin embargo, Mael había empeñado su corazón a Samantha entre los ocho y los nueve años, y había pasado la siguiente mitad de su vida amándola en silencio y siempre supo que su amor no era correspondido, porque Samantha lo amaba, pero como a un hermano.
La cosa más insólita había sucedido cuando a la edad de dieciséis años, ambos habían sido padres de un niño de la forma más antinatural posible, ya que habían sido partícipes involuntarios de uno de los atroces, desquiciados y crueles experimentos de Bastian. Sin embargo, cuando ese caótico período fue superado y pudo rescatar a su hijo, Mael no pudo haberse sentido más feliz, ya que, si bien nunca tendría a Samantha, sí tenía un hijo de la mujer que había amado desde que era un niño.
No obstante, si bien había aceptado el hecho de que Sam nunca sería para él, igual quiso morir y de hecho casi lo consigue cuando ella contrajo matrimonio con Giulian. A Mael lo hacía feliz que ella lo fuese, pero seguía siendo un ser humano y no podía evitar el atroz dolor que al mismo tiempo eso le producía, porque también era un berserker y había entrado en páncio por lo que podía hacerles tanto a ella como a Giulian y al hijo que esperaban. De modo que tomó la decisión de someterse a un cruel tratamiento de desintoxicación, mismo que marcó no solo su espíritu sino su cuerpo, dejándolo irreconocible y que no habría dado ningún resultado de no ser por la intervención divina de las diosas y la posterior ayuda de Jonathan McKenzie.
Después de casi diez años adorando a Samantha, Mael había logrado superarlo, la seguía y la seguiría amando siempre según le fue explicado, pero ya ese amor no le hacía daño. Seguía inexplicablemente unido a ella, pero logró continuar con su vida.
Desde antes de ingresar formalmente al cuerpo de arzhaelíes, ya Mael ostentaba el título de ser uno de los individuos más peligrosos del mundo, pero también uno de los más ecuánimes e inteligentes, lo que le había valido su extremadamente rápido ascenso llegando a ser el miembro del Concejo Arzhaelí, más joven de la historia.
En los años posteriores a la desaparición de Bastian y de la liberación de WHREEDHEID, la fama de individuo peligroso que se había labrado había crecido debido sus osados enfrentamientos con peligrosas hordas de Uzkys y la creación de un grupo especializado en darles cacería, de modo que muchos de los krigers que ingresaban al cuerpo, tenían como una de sus mayores aspiraciones formar parte de ese selecto grupo de cazadores, pero pocos lo habían conseguido hasta la fecha.
A sus veintiséis años, Mael no era ni la sombra de lo que había sido a los siete cuando había ingresado a la escuela, para aquel entonces era un niño delgado, pálido de cabello rubio claro, ojos verde esmeralda y un rostro que parecía el de un ángel triste, pero hoy, lo único que se conservaba intacto desde aquellos lejanos días eran sus ojos, porque si bien el cabello seguía siendo rubio, éste se había oscurecido un poco lo mismo que su piel que ya no era pálida como antaño, tal vez por las muchas horas de ejercicio al aire libre; su complexión era decididamente atlética y había alcanzado la impresionante estatura de 2,10. Si bien la raza Arzvhael estaba compuesta por individuos muy altos cuyas estaturas solían estar por encima del 1.85, considerándose ésta más bien escasa, ninguno alcanzaba a Mael. Pero sin duda lo que más dolores de cabeza le había traído, era su groserísimo atractivo, mismo que era atribuido a su ascendencia casi directa de Thor.
Las krigers y muchas arzahelíes lo perseguían con insistencia, afortunadamente para ellas Mael tenía una extraordinaria paciencia, y por suerte para él, la naturaleza de su trabajo lo mantenía alejado y en zonas inhóspitas por mucho tiempo.
Sin embargo, que se mantuviese a distancia de sus compañeras de trabajo no significaba que llevase una vida monástica, lo que sucedía era que, a diferencia de sus amigos, él era mucho más discreto. Hacía años que había comprado un departamento en Kelten cuya existencia era conocida por muy pocos, entre los que se contaban Iván, Danny y Gail por supuesto, y Jonathan, Alaric y Garlan, pero solo Jonathan y Garlan habían estado en él, Jonathan porque había ido con él cuando fue a comprarlo, y Garlan porque había ido a buscarlo en una oportunidad en la que se había presentado una emergencia.
No obstante, y a pesar de su probada discreción, nunca falta alguna persona con escasez de cerebro y por lo visto Mael no iba a librarse de rifarse una de aquellas. Faltando dos días para los cumpleaños de Sam, Danny y las trillizas, y encontrándose Mael en su departamento después de que su acompañante había desaparecido, mientras se preparaba un café, la voz de Jonathan penetró en su cabeza.
Después de ese extraño mensaje, Mael decidió que ya que no estaba en Averdeen de donde Jonathan lo había mandado a salir con tanta urgencia, no había necesidad de apresurarse, de modo que le respondió con un lacónico De acuerdo. Luego se bañó y estaba vistiéndose con la mayor de las calmas cuando otra voz penetró con igual urgencia, en esta oportunidad la de Gail.
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Editado: 22.03.2023